domingo, 29 de enero de 2012
Analisis de la crisis económica
6 Análisis
Estudios, 2011, nº 1-1, pp 06-34.
Resumen:
La actual crisis económica se ha ido profundizando en el territorio español desde que comenzara la crisis fi nanciera mundial en verano
de 2007. Las características que ha ido tomando han sido cada vez más complejas a la vez que se ha ido profundizando, una vez que
las instituciones han dejado de lado que era una situación excepcional y de corta duración. Este artículo hace un repaso general a los
orígenes de la crisis (tanto a nivel mundial como en el estado español) sin olvidar que hay una gran cantidad de factores detrás de
la misma. Las otras tres cuestiones que se desarrollan son, por un lado, las claves para entender mejor la situación actual (haciendo
hincapié en el modelo sindical), por otro, el papel del Estado y, por último, un breve análisis de las medidas llevadas a cabo estos
últimos años de crisis. Con todo esto se pretende poder clarifi car qué está ocurriendo actualmente desde un punto de vista económico
de base libertario, en un momento en el que las políticas de claro corte neoliberal se están generalizando y agudizando aún más.
Palabras Clave:
Crecimiento económico, crisis económica y fi nanciera, défi cit y deuda pública, economía española, sistemas económicos, reformas
estructurales.
Abstract:
Th e current economic crisis has deepened in Spanish territory since the fi nancial crisis began in the summer of 2007. Its characteristics
have become more and more complex as it has deepened once the institutions have given up treating it like a short-lasting and exceptional
situation. Th is article runs a general overview of the origins of the crisis (at the international and Spanish state levels) without glossing over
the multitude of factors at play. Th e other three issues developed are the keys to arriving at a better understanding of the current situation
(stressing on the union model), the role of the State and a brief analysis of the measures taken in the last few years of crisis. Th e aim is
to clarify that what is happening right now from a libertarian economic point of view, at a time when the clearly neoliberal policies are
becoming more widespread and intensifying.
Resumo:
La nuna ekonomia krizo akriĝis en la hispania teritorio ekde kiam komencis la modfi nanca krizo somere de 2007. La karakteroj
kiuj markis ĝin komplikiĝis kaj profundiĝis, post kiam la institucioj alfl ankigis, ke temas pri escepta situacio kaj mallongdaŭra. Tiu
artikolo ĝenerale revizias la devenon de la krizo (kaj tutmonde kaj hispanie), sen forgesi, ke estas granda kvanto de faktoroj malantaŭ
tiu. La aliaj tri temoj klarigitaj estas la ŝlosiloj por plibone kompreni la nunan situacion (emfaze sur la sindikata sistemo), la rolon
de la ŝtato kaj mallongan analizon de la politiko farita dum tiuj lastaj krizjaroj. Per ĉio tio oni klopodas klarigi kio okazas nune el
ekonomia vidpunkto liberecana, en tempo kiam la politikoj novliberalaj ĝeneraliĝas kaj akriĝas pli kaj pli.
La crisis económica
en el estado español:
análisis desde una perspectiva
libertaria
José Luis Carretero, Gaspar Fuster, Lluís Rodríguez, Endika Alabort y José Manuel Ortiz.
Coordinador: Endika Alabort
Miembros del Instituto de Ciencias Económicas y de la Autogestión. info@iceautogestion.org
Fecha de recepción-aceptación: 10/10/2011
Análisis
Análisis 7
La crisis económica en el estado español: análisis desde una perspectiva libertaria
Introducción
Las crisis son un factor intrínseco al sistema capitalista, un
elemento necesario para su evolución. Existen diferentes tipologías
de crisis económicas, si bien algunas son producidas por
la propia lógica del sistema económico, otras tienen sus causas
en factores externos a la propia dinámica capitalista afectando
fi nalmente a la actividad económica. Evidentemente dichos
análisis dependen de la perspectiva de pensamiento económico
de donde se parta. Economistas críticos parten principalmente
de la primera argumentación básicamente o incluso
únicamente. Por otro lado las corrientes liberales y monetaristas
argumentan que las crisis en un sistema capitalista son externas
al mismo, afi rmando por tanto la necesidad de que el mismo
sistema económico no padezca “injerencias” externas.
A pesar de ello, desde una perspectiva anarquista y anarcosindicalista
la explicación de las crisis no son observadas exclusivamente
desde una perspectiva economicista, sino que es necesario
observar aspectos más allá de la propia lógica de reproducción
del capital. Factores como la propia cultura empresarial, la
estructura productiva de un territorio, las instituciones y el
papel que juegan las mismas, la organización y cultura obrera,
la legislación, los costes energéticos y muchos otros son factores
que muchas veces son necesarios tener en cuenta para poder
comprender una crisis y cómo es que la misma afecta de forma
diversa a territorios distintos.
Adoptar un análisis con perspectiva de clase, junto a la introducción
de la crítica al modelo sindical mayoritario (representación
unitaria) tanto a nivel de empresa como de negociación
macrosocial, se hace más que necesario para poder comprender
cómo ante la tasa ofi cial de paro más elevada de toda la UE y
una precariedad y temporalidad laboral creciente, la respuesta
de nuestra clase es relativamente baja si la comparamos con
otros territorios u otros tiempos históricos del sindicalismo
hispano. Dicho análisis se puede observar en el tercer capítulo
del artículo. Como ya afi rmaba Faustino Miguélez en 1999 “la
verdadera cuestión social es la crisis del empleo”… “y no está
claro que los sindicatos sean capaces de imaginar, desarrollar y
llevar a término, una estrategia que garantice a todos el empleo”
(MIGUELEZ et alli, 1999 196-197). El elevado desempleo,
la precariedad y temporalidad creciente no cabe olvidar que
retroalimentan de esta forma la disminución de la fuerza obrera
organizada en el territorio.
Crisis y sistema capitalista
Nos guste o no, vivimos en un territorio donde la actividad
económica actúa bajo la lógica capitalista. La misma parte de la
necesidad de la obtención de benefi cios. Es decir, es necesario
que el dinero invertido por los capitalistas sea incrementado
mediante las unidades económicas de producción (entiéndase
normalmente empresas). Cuando las empresas realizan las
ventas e ingresan fi nalmente el dinero, se recupera la inversión
realizada. Evidentemente, el objetivo es que este dinero obtenido
por la venta de mercancías ha de ser superior al invertido.
Dentro de este circuito del capital, donde partiendo del dinero
se adquieren materias primas, fuerza de trabajo, maquinaria y
tecnología para producir mediante el proceso productivo una
serie de mercancías para la venta. Cuando analizamos los fallos
dentro del proceso relacionado con este circuito de reproducción,
podemos observar que son en estos momentos cuando
sucede una crisis debido a causas endógenas del propio sistema.
Cuando el capital, entendido como proceso o circuito, se
estanca, puede suceder que lo haga en alguna de las diferentes
fases del circuito explicado con anterioridad. Dicho circuito
puede paralizarse cuando el capital, ante una mala perspectiva
para recuperar la inversión realizada, decide no invertir, no
entrando por tanto dinero en el circuito. Esta paralización en
la entrada de dinero se puede producir también cuando no existen
los factores productivos necesarios para realizar el proceso
productivo: materias primas, fuerza de trabajo adecuada,
maquinaria, etc.
Otra fase donde se puede paralizar dicho circuito es en la fase
existente entre la transformación de mercancías en dinero.
Al fi n y al cabo esta tipología de crisis (tan recurrentes en el
sistema capitalista) son crisis de sobreproducción, debido a un
exceso de oferta en relación a la demanda solvente. Las mismas
tienen como consecuencia que multitud de factores productivos
queden ociosos: materias primas, maquinaria o fuerza de trabajo.
A pesar de esta explicación basada en la génesis de la reproducción
del propio capital, es necesario tener en cuenta aspectos
Adoptar un análisis con perspectiva de
clase, se hace más que necesario para poder
comprender como ante una precariedad laboral
creciente, nuestra respuesta es relativamente
baja si la comparamos con otros tiempos
históricos del sindicalismo hispano.
8 Análisis
José Luis Carretero, Gaspar Fuster, Lluís Rodríguez, Endika Alabort y José Manuel Ortiz
relacionados con aspectos sucedidos en los últimos años, que
se detallan con más rigor en los siguientes apartados. Aspectos
como el subconsumo que hemos padecido como clase trabajadora
en estos últimos años, donde la proporción de la renta
nacional que iba dirigido a las clases trabajadoras en relación
a las capitalistas ha ido disminuyendo drásticamente, a pesar
de haberse dado períodos de crecimiento económico, como
bien refl eja la evolución del salario real. Por si no fuera poco,
en estos años de crisis económica y bajo la excusa de la misma,
se han producido disminuciones en el salario nominal “por
decreto” para quienes trabajan en el sector público o fomentado
la disminución de los salarios en el sector privado mediante las
reformas laborales, también mediante la reducción salarial de
aquellos que perciben parte del sueldo variable, horas extras
no pagadas, etc.
Con ello, es difícil de comprender un incremento del consumo
familiar unido a una disminución en la capacidad adquisitiva de
la clase trabajadora de forma generalizada. No hay que olvidar
que el consumo fue uno de los motores de generación de benefi
cios empresariales en estos últimos años en territorios como
el español. La cuadratura del círculo se consiguió mediante el
endeudamiento y apalancamiento tanto familiar como empresarial.
Este proceso de endeudamiento desarrolló a la vez un
sector ya de por sí que constaba un peso estratégico en una
economía como la española: el sector fi nanciero. El desarrollo
de sectores como este, junto a otros como el inmobiliario y la
construcción, en detrimento de otros que aportaban un mayor
valor añadido a largo plazo, junto con un demanda más estable
(servicios sociales, educación, sanidad, industria y sector
primario) ha provocado que la economía española sufra en sus
carnes unas consecuencias aún más agudas.
Estas consecuencias, como no podría ser de otra manera en
un sistema capitalista, son pagadas principalmente por nuestra
clase, la trabajadora. Una de las principales características de
este sistema económico y político consiste en que las decisiones
de inversión son privadas o en su defecto llevadas a cabo por
parte del Estado, al mismo tiempo que la política económica a
desarrollar la llevan a cabo las distintas Administraciones Públicas.
No existe por tanto a día de hoy, una inversión realizada
y gestionada colectivamente por las propias clases populares.
La propia lógica empresarial, junto a la evolución del ciclo del
producto y de un mismo sector económico, como consecuencia
provocan una disminución de las tasas de benefi cio. Existen
multitud de teorías económicas al respecto entre las que cabe
destacar la teoría relacionada con la tasa decreciente de ganancia
(Marx), la propia vida de un producto o los ciclos económicos
(Kondratiev y Schumpeter).
Si alzamos la vista, tenemos que tener en cuenta aspectos fundamentales,
como el papel que juegan en la actividad económica
la Administración Pública, las organizaciones patronales,
sindicales, culturales y sociales. Las mismas participan en la
propia actividad económica múltiples veces de forma directa
(empresas públicas, en el caso de la Administración Pública) o
de forma indirecta, infl uyendo en decisiones de política económica
(patronales, sindicatos, lobbies, etc). La conjunción de esta
serie de agentes generan la Estructura Social de Acumulación.
Es decir aquella serie de estructuras y dinámicas de cambio
basados en aspectos de actividad económica, administrativos,
culturales o sociales que determinan el proceso de reproducción
capitalista junto con el basado en el reforzamiento del Estado y
por ende de las diferentes Administraciones Públicas.
El Estado como eje analítico
del análisis anarquista y anarcosindicalista
El Estado es la estructura básica y fundamental de la dictadura
de corte liberal. El mismo dicta y aplica las leyes sobre el
común de los habitantes que habitan el territorio, las fronteras
que el mismo ha delimitado. El núcleo de la estructura son la
función legislativa (Parlamento, Senado), ejecutiva (Gobierno),
represiva (Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado y Ejércitos),
judicial y propagandística (medios de comunicación
públicos). Desde los propios cimientos del Estado se ve necesario
fortalecer la lógica de un sistema económico que, en
mayor o menor medida, tienen una relación directa con los
intereses del Estado.
En la cuarta parte de este artículo se detalla con precisión las
respuestas ejercidas por parte de las diferentes administraciones
públicas en defensa del sector fi nanciero, así como numerosas
medidas de política económica destinada a reestructurar
la actividad económica, los mercados de trabajo o el sistema
de pensiones perjudicando de nuevo a las clases trabajadoras
y populares.
Más allá de una crisis económica
A pesar de que la actual crisis económica es con creces la más
analizada y la que mayores consecuencias parece que esté
teniendo para el conjunto de la población, existen –como bien
afi rmó Ramón Fernández Durán en uno de sus últimos libros
(La Quiebra del Capitalismo Global: 2000-2030)– crisis que
llevan años gestándose y que tendrán nefastas consecuencias
para el conjunto de la humanidad.
Análisis 9
La crisis económica en el estado español: análisis desde una perspectiva libertaria
Crisis como la energética o la relacionada con la biodiversidad
tendrán unas consecuencias aún más nefastas que la actual crisis
económica (aunque no parece que sean visibles a día de hoy por
gran parte de la población). Una actividad económica como
la actual, donde los fl ujos comerciales y energéticos, junto con
la producción masiva de bienes y servicios, son de vital importancia
para el mantenimiento de la propia lógica empresarial
y la estructura estatal. Sólo pensar en las consecuencias de una
reducción progresiva de la extracción de petróleo y gas natural a
nivel internacional, hidrocarburos fundamentales para el sostenimiento
del sistema económico y político, hace por tanto que
la actual crisis económica pueda ser considerada una pequeñez
de consecuencias infi nitamente menores que lo que pueda venir
con la futurible crisis energética provocada por causas geológicas
(cantidad limitada de fuentes de hidrocarburos).
Orígenes y causas
en el estado español
El origen de la crisis desde una perspectiva estrictamente económica,
se encuentra en el mismo funcionamiento del capitalismo,
ya que éste origina crisis periódicas debido al mecanismo
cíclico que sigue. Entender la crisis económica y su impacto en
el Estado español, supone partir de un análisis amplio de tipo
multicausal, es decir, de múltiples factores que han provocado
la situación actual.
Si nos centramos en la actual crisis, la dinámica del capitalismo
desde los años 70, ha generado una caída de la rentabilidad
del capital productivo, lo que empuja al capital a buscar otros
ámbitos de rentabilidad, con el fi n de recuperar esa rentabilidad
perdida. La forma como el capitalismo del último tercio
de siglo XX ha conseguido sostener las tasas de benefi cio a
nivel mundial, es lo que algunos autores han venido a denominar
fi nanciarización, es decir, el traslado de un grueso de las
inversiones del ámbito estrictamente productivo al fi nanciero
mediante diferentes productos y fondos de inversión que han
permitido suculentos benefi cios.
Orígenes a nivel internacional
Tras la explosión de la burbuja tecnológica a comienzos de
2001 y la consiguiente caída de las bolsas hacía parecer que
tampoco se iba a encontrar una solución a la caída de la rentabilidad
en el mundo fi nanciero. Hasta que se generalizó la ingeniería
fi nanciera (Galitz: 1994a) que permitía la aparición de las
hipotecas subprime o hipotecas basura. Estas terminaron siendo
el desencadenante de esta crisis en Estados Unidos. Se conceden
a personas en condiciones económicas bastante complicadas
como para poder devolverlas, y son productos fi nancieros de
alto riesgo. En cinco años (2001-2006) pasaron a conformar
una quinta parte de todas las hipotecas (ver gráfi co 1), y es
después de ese brutal crecimiento cuando se empieza dudar de
la capacidad de pago de los hipotecados. Y es precisamente lo
que ocurrió al subir los tipos de interés o al bajar el precio de
las viviendas, que eran la garantía del pago.
Una cuestión clave en la generalización de ese tipo de hipotecas
y sus productos derivados los encontramos en la nueva
ingeniería fi nanciera y el cambio regulatorio que se dió en el
ámbito fi nanciero a partir de la década de los '70. Todo esto
permitía a la banca transformar esas hipotecas en productos
derivados en los que el riesgo de esos productos disminuía. Los
unían a otros productos fi nancieros de menor riesgo, creando
un nuevo producto, que luego ponían a la venta en los mercados
internacionales. Los bancos ganaban al trasladar parte del
riesgo de impago, además de la diferencia entre lo que pagaban
a los compradores del producto y lo que recibían de parte de los
hipotecados. Esto, situado en un contexto donde la rentabilidad
de otros mercados es menor, hace que el capital opte por este tipo
de productos, más arriesgados y por ello, con mayores benefi cios.
Pese a que este tipo de comportamientos ponen en peligro la
economía mundial (como ya se está demostrando), se pudo llevar
a cabo debido a la situación de vacío legal que se dio después de
las desregulaciones en el sector fi nanciero. Estas actividades no
solo han sido legales, sino que han sido estimuladas mediante
diferentes medidas como la derogación de la Ley Glass-Steagal
(ley que EE.UU. adoptó en los años '30 para hacer frente a
la situación bancaria que propició el crack del '29 y la Gran
Depresión), entre otras. La cuestión es que si el capital no podía
encontrar la sufi ciente rentabilidad en la economía real, lo buscaría
en la economía fi nanciera, cambiando las reglas del juego si
fuese necesario. Las nuevas reglas permitieron a las empresas
manipular sus balances contables, maquillando la realidad (más
aún). Al exagerar benefi cios y esconder pérdidas, atraían nuevas
inversiones que se volvían a utilizar en inversiones meramente
especulativas sin base real que explicase la alta rentabilidad.
%100
%90
%80
%70
%60
%50
%40
%30
%20
%10
%0
2001 2002 2003 2004 2005 2006:1 2006:2 2006:3 2006:4 2007:1 2007:2 2007:3 2007:4
% de tipo de hipotecas concedidas
Prime Total Subprime Other Non-Prime
Gráfi co 1. Evolución de los tipos de hipotecas concedidas en EE.UU.
(2001-2007)
Fuente: Joint Center for Housing Studies of Harvard University
10 Análisis
José Luis Carretero, Gaspar Fuster, Lluís Rodríguez, Endika Alabort y José Manuel Ortiz
La cara b de este juego de casino es que son personas reales las
que llevan sus sueldos y ahorros a las entidades fi nancieras; esto
es, han estado haciendo este juego con el dinero de millones
de personas. Por otro lado, también son personas reales las que
se han tenido que hipotecar en condiciones de esclavitud para
simplemente obtener un sitio donde vivir. A estos últimos, en
los Estados Unidos se les llama NINJA (No Income, No Job,
(No) Asset, sin ingresos, sin trabajo, sin bienes), y se les concedieron
préstamos hipotecarios con un tipo de interés variable,
en los que durante los primeros años el interés es bajo, pero
más tarde sube muy rápidamente.
Este tipo de productos fi nancieros se expandieron rápidamente
por los mercados, debido a su alta rentabilidad. Pero, ¿cómo
han logrado incrementar la inestabilidad económica internacional?
Pues básicamente porque lograr conocer la composición
total de los derivados fi nancieros se hace difícil, ya que se da una
notable falta de transparencia en este ámbito. Al subir los tipos
de interés y bajar los precios de la vivienda hizo que las personas
que habían contratado hipotecas basura dejaran de pagarlas. Así
entre 1998 y 2007 las deudas incobrables en EE.UU. pasaron
de 211.000 a 920.000 millones de dólares, y el número de
propietarios de inmuebles con patrimonio negativo se situó en
los 8,8 millones de personas. (Kornblihtt: 2008)
Al disminuir la confi anza, se endurecieron las condiciones
para conseguir dinero, y los impagos hicieron que estos
productos derivados perdieran valor (hasta no valer nada),
por lo que algunas entidades fi nancieras entraron en bancarrota.
Se extendió el pánico a la hora de conceder préstamos
e hipotecas, debido al riesgo de impago, por lo que la fi nanciación
a personas, empresas y otros bancos disminuyó de
manera brutal.
Algunas fracciones del capital fi nanciero, en la búsqueda de
nuevas inversiones rentables, optaron por buscar nuevos espacios.
Debido al estallido de las burbujas inmobiliarias (en
Estados Unidos, pero también en Reino Unido o España),
llegó el momento de asaltar el mercado de las materias primas,
subiendo los precios del petróleo o de los alimentos en todo el
mundo. De nuevo simplemente por una cuestión de maximizar
la rentabilidad de los capitalistas. Si bien es verdad que hay
más razones que explican la subida de los precios (como un
estancamiento en la producción del petróleo al haber alcanzado
su cenit y el aumento de la demanda de otros países), lo cierto
es que este factor de la búsqueda de nuevos espacios donde la
rentabilidad seguía o podía ser mayor tuvo un peso fundamental
en dicho proceso.
Ligando con lo anterior, también hay que tener en consideración
la crisis medioambiental que ha ido agudizándose durante
las últimas décadas, aunque esto sea algo inherente a la expansión
del capitalismo1. El caso del mercado energético quizás
sea el más evidente. El consumo cada vez mayor de recursos
energéticos no renovables está llegando a su límite natural.
Según CORES2 el ratio de reservas probadas de crudo a nivel
mundial, es decir, las económicamente explotables respecto a
la producción se situaba a fi nales de 2008 en 50 años, siendo
esta una predicción bastante optimista, cuando otras organizaciones
y empresas estiman que esas reservas probadas tendrán
una duración menor3. Los efectos del agotamiento del petróleo
(uno de los muchos problemas medioambientales que se están
dando hoy día) impactan de manera directa sobre la economía,
al ser presumible que aumente el precio de este último debido
a la disminución de la oferta, suponiendo un coste económico
creciente debido a la dependencia que tienen las actuales economías
del mismo. Este es uno de los muchos efectos de la crisis
medioambiental que ligan con las causas de la crisis actual.
Causas en el estado español
Para entender la crisis en el Estado español es necesario ver
cómo los factores internacionales se articulan para impactar en
la economía española, que ya tiene sus propios condicionantes.
Entender la composición de la economía española se convierte
en la clave a la hora de encontrar las causas internas, conocer
el patrón productivo.
La especialización productiva se ha caracterizado por tener una
productividad muy baja, debido a que los bajos sueldos hacía
que las empresas prefi rieran utilizar mano de obra barata antes
que invertir en maquinaria y tecnología. El sector de la construcción
aumentó su rentabilidad frente a otros sectores más
intensivos en tecnología debido a la burbuja inmobiliaria; cuestión
que vino bien a la administración pública ya que se podía
permitir medidas populistas de reducción de impuestos (sobre
la renta) y de grandes obras públicas, gracias a los ingresos
derivados de la actividad inmobiliaria. Se incentivó el modelo
con ventajas fi scales y liberalización del suelo.
1 La relación más clara entre el desarrollo del capitalismo y la agudización de
la crisis ambiental se encuentra en el aumento exponencial de las emisiones y
concentraciones en la atmósfera de gases de efecto invernadero (GEI), principales
responsables del actual proceso de cambio climático a nivel global, que
tiene su origen principal en el consumo de combustibles fósiles, principal
motor de desarrollo de la economía capitalista.
2 Corporación de Reservas Estratégicas de Productos Petroleros, dependiente
del Ministerio de Industria del Estado Español.
3 La petrolera Bristish Petroleum estima que serán 42 años. BP Statistical
Reviewof World Energy. Junio de 2009.
Análisis 11
La crisis económica en el estado español: análisis desde una perspectiva libertaria
La otra actividad de gran peso en el producto interior bruto
es el turismo, sector en el que también se dan condiciones de
precariedad laboral y un uso intensivo de mano de obra. Ha
estado ligado al sector de la construcción mediante la extensión
de apartamentos y complejos turísticos, formando y fomentando
la especulación inmobiliaria.
Por otro lado, como se puede observar en la tabla 1, tanto
el peso de la agricultura como de la industria se situaron por
debajo del 3% y 16% respectivamente. El peso de estos disminuía
mientras el de la construcción y el turismo (encuadrado
en servicios) aumentaba, hasta comenzar la crisis. La primera
conclusión es que esta evolución supuso debilidad en muchos
sectores estratégicos de la economía, poniendo en entredicho el
incremento de la productividad en estos sectores, y por consiguiente,
el crecimiento económico. Debido a esta debilidad se
da una mayor dependencia de las importaciones y un ejemplo
de esto lo encontramos en la balanza de pagos, donde el
saldo de la cuenta de bienes y el saldo corriente vienen siendo
tradicionalmente negativo. Tampoco se puede olvidar que la
entrada en la Unión Europea implicó una reducción del peso
de la agricultura y la industria, debido a la reestructuración de
la actividad económica a nivel europeo.
En el caso del turismo, la situación ha cambiado durante las
últimas décadas. El panorama en el que nos encontramos es el
de un mercado cada vez más competitivo. El abaratamiento de
medios de transporte como el avión han hecho que haya nuevos
competidores a nivel regional y mundial con costes laborales
menores, como el Caribe, el Sudeste asiático o lugares más
cercanos como Turquía y países del Mediterráneo. Sin olvidar
otro factor como el de la moneda, ya que una moneda más
débil los hace más atractivos frente a España, que tiene el euro.
La evolución de las exportaciones ha seguido una especialización
similar: ventas de bienes y servicios de bajo precio; mientras
los productos de alto contenido tecnológico se importan.
Eso ha implicado el défi cit por cuenta corriente de la balanza
de pagos (Mejía Gómez: 2005), y la necesidad de fi nanciar ese
défi cit. Si bien antes de entrar en el euro existía la posibilidad
de aumentar la competitividad vía devaluación de la moneda
(la peseta), desde que se está en el euro es algo que no se puede
hacer. Ya que la inversión en tecnología es insufi ciente (según
el Eurostat, en 2009 la inversión en I+D+i supuso el 1,38% del
PIB, estando en el decimoséptimo puesto en la Unión Europea)
por no ser lo sufi cientemente rentable al capital (en comparación
con otras actividades especulativas), el único factor disponible
para ser competitivos en el exterior son los bajos salarios.
Con todos estos datos a la vista, podemos hacer un resumen
de las tres características más importantes del modelo económico
de los últimos años. La primera es la gran creación de
empleo que se dió desde 1997. La característica de éste es
que era sobre todo precario, y se impulsó sobre todo a partir
de la reforma laboral de 1997, debido al abaratamiento del
despido, entre otras razones (Ruiz: 2006). La segunda clave
está en la congelación de los salarios, mientras los benefi cios
seguían aumentando, cuestión que se refl eja en la evolución de
la participación salarial en la renta (gráfi co 2) y en la variación
anual de la remuneración real por empleado (gráfi co 3). En este
Año Agricultura y pesca Industria y energía Construcción Servicios
1970 11 34 8,8 46,3
1980 7 28,6 7,9 56,5
1990 5,5 25,1 8,8 60,6
2000 4,4 20,9 8,3 66,4
2005 3,1 18,4 11,6 66,8
2009 2,5 15,1 10,7 71,7
2010 2,7 15,6 10,1 71,6
Tabla 1. Estructura del PIB por sectores económicos en España (en %).
Fuente: I.N.E.
70
68
66
64
62
60
58
56
54
52
50
1978 1980 1982 1984 1986 1988 1990 1992 1994 1996 1998 2000 2002 2004 2006 2008 2010
1977 1979 1981 1983 1985 1987 1989 1991 1993 1995 1997 1999 2001 2003 2005 2007 2009
Gráfi co 2. Participación salarial en la renta.
Fuente: AMECO
Gráfi co 2. Variación anual de la remuneración real por empleado.
Fuente: AMECO
%4,50
%3,50
%2,50
%1,50
%0,50
-%0,50
-%1,50
1978 1980 1982 1984 1986 1988 1990 1992 1994 1996 1998 2000 2002 2004 2006 2008 2010
1977 1979 1981 1983 1985 1987 1989 1991 1993 1995 1997 1999 2001 2003 2005 2007 2009
12 Análisis
José Luis Carretero, Gaspar Fuster, Lluís Rodríguez, Endika Alabort y José Manuel Ortiz
último caso, se puede observar un aumento del mismo entre los
años 2007 y 2009, pero esto es debido a que la distribución de
los salarios es asimétrica, debido a la dualidad del mercado de
trabajo. Al comenzar la crisis, los primeros en ser despedidos
son los trabajadores precarios (debido a la facilidad de despido
de este colectivo), lo que hace que el salario medio aumente
estadísticamente. Pero en la siguiente fase, hay una presión
sobre los salarios de los que aún están trabajando, por parte
de las empresas, presionando en los procesos de negociación,
congelando o cayendo los salarios.
La tercera característica es que se dió un crecimiento económico
sin un aumento parejo de la productividad. Si nos centramos
en el período previo a la crisis, según Eurostat, España creció
entre 2003 y 2007 un 2,88% por encima de la media europea,
mientras la productividad cayó un 7% entre 1997 y 2007. Así
en un contexto de salarios reducidos, la salida que se le dio a la
débil demanda interior de bienes y servicios se buscó mediante
el endeudamiento; endeudamiento que fue catapultado debido
al alza de los precios de la vivienda y una situación de tipos de
interés relativamente bajos.
La crisis fi nanciera internacional que comenzó en 2007 llevó
a las entidades fi nancieras a restringir el crédito, lo que supuso
difi cultar la fi nanciación. A esto hay que sumar la subida de
tipos de interés llevada a cabo por el Banco Central Europeo,
difi cultando aún más la fi nanciación. Si tenemos en cuenta
que la deuda de las familias había pasado del 79% de su renta
disponible en 2002, y creció hasta el 2007 al 128%4, se puede
entender la reducción del consumo que se dió (al margen de
los problemas económicos de las familias mismas). Sumado a
4 Encuesta Financiera de las Familias. Banco de España.
la difi cultad de acceso a fi nanciación y el alto nivel de deuda
que soportaban las familias, la dependencia del sector de la
construcción, se puede entender porqué la crisis está siendo tan
dura. Al difi cultar la fi nanciación, la construcción es incapaz de
seguir con su actividad, además que las familias ya no pueden
hipotecarse o lo hacen a un coste aún mayor. Además hay que
tener en consideración el vertiginoso aumento del precio de la
vivienda hasta 2007.
Así la demanda sobre vivienda cayó (al no poder hacer frente
a su adquisición). Esto complicaba la situación a empresas que
estaban inmersas en muchos proyectos de construcción, ya que
necesitaban vender para poder conseguir la fi nanciación de las
mismas, entrando en quiebra. Gran parte de los nuevos empleos
habían sido creados en el ámbito de la construcción, lo que
implica que muchos de ellos se destruyeran al caer la actividad
en el sector, cayendo aún más la demanda. Si el modelo
económico se basaba en la construcción, se había caído su pilar.
Además, la demanda se contrajo debido al endeudamiento de
las familias y a la mayor difi cultad de acceso al crédito.
Claves para poder entender
mejor la situación actual
¿Cómo puede ser que pese al ataque que ha recibido la clase trabajadora
durante las últimas décadas, desmontando el poco Estado
de bienestar existente y perdiendo los pocos derechos sociales
y laborales adquiridos, se haya mantenido pasiva y paralizada?
Para llegar a una mayor comprensión de la situación, habría que
entender cuál es el modelo sindical establecido (y qué implicaciones
tiene), a la vez que se observan los cambios dados en
la misma clase trabajadora (tanto laborales como sociales), sin
dejar de lado el papel de los medios de comunicación de masas
y la clase política. Aquí se presenta un breve resumen de las
cuestiones más importantes: modelo sindical, relación entre el
estado y el capital, medios de comunicación y clase trabajadora.
Estado y poder político en el capitalismo avanzado
Los diferentes ajustes en el actual contexto se han ido aplicando
en una dinámica de transformación del papel del Estado. Éste
siempre ha tenido unas funciones genéricas y una fi nalidad
fundamental de defender los intereses empresariales facilitando
la acumulación y el benefi cio, sostener la estructura de clases y
el control social, y reproducir el capitalismo legitimándose ante
la población (Leval, 1978; Gough, 1982; O’Connor, 1994;
Barchfi eld, 2003). En su fase neoliberal, sin embargo, se está
desarrollando un cambio desde un Estado de bienestar protector
Carlos Martín Hommer.
Análisis 13
La crisis económica en el estado español: análisis desde una perspectiva libertaria
a un Estado posibilitador, inversor, activador o productivista
(Jessop, 1994, citado en Adelantado 2010), explotador muy
probablemente. La perspectiva competitiva del Estado se acentúa
a la par que la economía se abre a los mercados mundiales,
preocupándose para ofrecer las condiciones de plena empleabilidad
en contraposición del objetivo de pleno empleo keynesiano.
Así mismo, el papel del Estado en lo que se refi ere a la provisión
de bienestar colectivo se transforma del llamado “welfare” al
“workfare”: se pasa de una provisión basada en la ciudadanía y
la cobertura universal, a otra basada en el consumo individual,
las privatizaciones y los derechos limitados ligados a la responsabilidad
individual (Jessop, 2008). En este contexto podemos
apreciar cómo el papel del Estado está cambiando en la economía
y la sociedad españolas, teniendo en cuenta que, aún con
matices, los diferentes gobiernos están aplicando recetas muy
parecidas que favorecen a los empresarios. Estos cambios en el
papel del Estado en el capitalismo del siglo XXI apuntan hacia
un retorno al funcionamiento de los Estados pre-keynesianos
en el sentido de replegar y reestructurar su faceta de protección
social aún manteniendo una fuerte intervención económica y
represiva para favorecer los intereses empresariales.
“Sistema de puertas giratorias”:
relación entre el Estado y el Capital
La relación entre el Estado y Capital siempre ha sido muy estrecho,
el sistema político como continuidad del económico. Si
bien se ha escrito y debatido largo y tendido sobre la cuestión, la
idea de las siguientes líneas es dejar claro que existe una relación
muy fuerte entre ambos.
El ejemplo de los dos últimos ex-presidentes del Gobierno es
más que conocido. Felipe González entró como consejero de Gas
Natural Fenosa en diciembre de 2010 y José María Aznar hizo
lo mismo en Endesa. Son sólo dos casos (seguramente sean los
más notorios), pero es algo generalizado, ya que un 10% de los
consejeros de empresas del IBEX-35 han desempeñado cargos
políticos relevantes5. De la política a la empresa privada. Esto
siembra dudas respecto al papel que cumple la clase política, de
qué manera sirve al electorado o a intereses de ciertas empresas.
Otro ejemplo de estas relaciones se puede encontrar en David
Taguas, que tras haber presidido la Ofi cina Económica de la
Presidencia del Gobierno con Rodríguez Zapatero entre 2006
y 2008, pasa a dirigir la patronal de la construcción SEOPAN.
Una de las primeras medidas elaboradas por el Gobierno para
salir de la crisis fue el Plan Español para el Estímulo de la Economía
y el Empleo (más comúnmente denominado Plan E), del
5 Público, 17 de abril de 2011.
que las grandes empresas constructoras fueron adjudicatarias
de gran parte de los fondos del mismo.6 Por otro lado, Cristina
Garmendia, Ministra de Ciencia e Innovación de España
desde 2008 era, hasta entrar en el Gobierno, presidenta de la
Asociación Española de Bioempresas (ASEBIO), que congrega a
buena parte de la industria farmacéutica biotecnológica: Bayer,
Merck, Roche, Schering Plough o Gilead Sciencies, entre otras.
Teniendo en cuenta lo anterior se puede entender la razón de
ser de numerosas medidas aplicadas durante la actual crisis
económica. Pese a que muchas veces se da una explicación
económica, se olvidan que la economía también tiene un
sesgo, dependiendo en qué escuela económica hayan basado
la justifi cación. El apoyo indiscutible a la banca (una de las
grandes responsables de la crisis) viene desde el comienzo del
mismo, con la creación de un fondo de 30.000 millones de
euros (ampliable a 50.000) para ayudar a la misma, la posterior
privatización de las cajas de ahorro, la reforma del sistema de
pensiones (Navarro et ali: 2010), el anteriormente citado Plan
E (que seguía fi nanciando a otro de los sectores responsables
de la crisis, la construcción), son sólo unos pocos ejemplos que
hacen dudar del papel del Estado a la hora de tomar medidas
para salir de la crisis.
Modelo sindical
Actualmente la economía española tiene la mayor tasa de paro
(20,89%7) de la UE , una precariedad laboral en constante
expansión y una mercado laboral que ha sido reformado múltiples
veces en los últimos 30 años. A esto hay que sumar que la
capacidad adquisitiva de la clase obrera ha caído a niveles de
fi nales de los ‘90 en la última década. ¿Cómo se ha llegado a
esta situación cuando la clase obrera del estado español era de
las más combativas de Europa a mediados de los ‘70?
Una de las claves que ayudan a entender tal evolución es
el modelo sindical establecido después de los Pactos de la
Moncloa. El régimen político tenía la exigencia de amoldarse
6 Público, 27 de julio de 2009.
7 Encuesta de Población Activa, tercer trimestre de 2011, I.N.E.
La relación entre el Estado y Capital siempre ha
sido muy estrecho, esto siembra dudas respecto al
papel que cumple la clase política, de que manera
sirve al electorado o a intereses de ciertas empresas.
14 Análisis
José Luis Carretero, Gaspar Fuster, Lluís Rodríguez, Endika Alabort y José Manuel Ortiz
a una nueva situación, ya que para poder entrar en el mercado
común de la CEE necesitaba hacer reformas tanto políticas
(como implantar una democracia representativa al estilo de
las que había en Europa Occidental) como económicas, entre
otras. Para poder entrar en una dinámica de diálogo y negociación
entre los llamados interlocutores sociales8, algo necesario
para dar estabilidad y legitimidad en el plano laboral al nuevo
régimen, hacía falta un cambio en las relaciones laborales. Se
parte de una situación en la que la clase obrera es combativa y
se organiza de manera mayoritariamente asamblearia, cosa que
hace difícil controlarla. Por ello, el gobierno, y los principales
partidos políticos con representación parlamentaria, fi rmaron
el 25 de octubre de 1977 los Pactos de la Moncloa. Estos
pactos estaban divididos en dos grandes bloques: el económico
(Programa de Saneamiento y Reforma de la economía) y el político.
(Programa de Actuación Jurídica y Política).
Pese a no tratarse de una regulación del movimiento sindical,
sentó las bases de la futura Constitución de 1978, con las
nuevas reglas del juego político, donde el pacto social tendría
un peso específi co, reconstruyendo la paz social y la disciplina
en el plano laboral. La concertación social se aplicó siguiendo
el modelo de la socialdemocracia alemana y posteriormente,
CC.OO. y U.G.T. llegaron a un acuerdo con el gobierno sobre
la negociación colectiva y la representación sindical. De esta
manera, con la Ley de Elecciones Sindicales de 1977 se reformó
el sistema sindical anterior, naciendo los comités de empresa
actuales, en los que también se implanta la democracia representativa
y se les da poder negociador a los mismos.
Así el modelo sindical establecido y fomentado por el poder
desde fi nales de los años setenta ha cumplido el papel que le
había sido otorgado, ser el interlocutor válido con el resto de
actores sociales dentro de un contexto de concertación social.
Las centrales sindicales que no siguieron este modelo fueron
marginadas, lo que indujo a muchas de ellas a entrar en el
mismo. De esta manera se va implantando y extendiendo este
tipo de sindicalismo, a la vez que se desactivaba la autogestión
y asamblearismo de la clase trabajadora. Esto le ha ido restando
combatividad, ya que la nueva manera de hacer sindicalismo
ha alejado a la clase obrera de los sindicatos, al entender que
el sindicalismo es sinónimo de este modelo sindical. Un ejemplo
de esto se encuentra en la fuente de la legitimidad de este
sindicalismo, cuestión que se aborda en los siguientes párrafos.
8 Es un término muy extendido en Europa para defi nir los representantes
de la administración y los trabajadores (organizaciones de los trabajadores
y patronales).
A lo que se suma la fi nanciación de los mismos y al papel que
han jugado durante los últimos 30 años.
La nueva situación sienta las bases de la legitimidad de los sindicatos,
centrados en tres posibles fuentes: la afi liación, la representación
mediante elecciones sindicales y, por último, el poder
que le otorga el Estado como institución laboral legítima para
poder negociar. En este último, el Estado los considera como
instituciones de la administración, debido a la consideración
legal que ostentan los sindicatos como órganos constitucionales
(Ortiz Vargas: 2011).
Habría que analizar cual de estas tres fuentes es el preponderante.
Según Ortiz Vargas (op. cit, 5-9), la afi liación no se
puede considerar, ya que desde que se estableció el modelo
sindical actual, la tasa de afi liación siempre ha estado por debajo
del 20% de la población activa, como se puede observar en la
tabla 2. Con estos datos, la legitimación de los sindicatos por la
vía de la afi liación, grosso modo, queda en entredicho, al ser una
minoría de los trabajadores afi liados a alguna central sindical.
La siguiente fuente sería la representación sindical mediante las
elecciones sindicales. La cuestión que aquí se plantea es que desde
1986 no se publican los resultados globales (sólo se hacen públicos
los resultados a nivel de empresa), lo que difi culta la medición
de la representatividad de los sindicatos participantes. A esto hay
que sumar que sólo el 52,8%9 de los asalariados trabaja en una
empresa donde existen delegados o comités de empresa.
Por último tenemos la legitimidad de los sindicatos como institución
laboral de negociación a diferentes niveles. Como se ha
dicho antes, esta viene dada por la Constitución, ya que las
9 Encuesta de Calidad de Vida en el Trabajo de 2009. Ministerio de Trabajo
y Asuntos Sociales.
Año Afi liación en %
1980 8,30%
1986 13,00%
1988 16,00%
1989 14,00%
1990 14,70%
1995 16,30%
2000 16,90%
2007 15,80%
2009 17,20%
Tabla 2. Afi liación sindical respecto a la población activa (1980-2009).
Fuente: Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales
Análisis 15
La crisis económica en el estado español: análisis desde una perspectiva libertaria
dos anteriores resultan insufi cientes (en el primer caso, menos
del 20% de la población activa se encontraría afi liada; en el
segundo, casi la mitad de los asalariados trabajan en empresas
sin representación mediante delegados o comités), lo que hace
que las centrales sindicales que fi rman el 80% de los convenios
colectivos no cuenten ni con la afi liación ni con la representación
de los trabajadores, ya que no les es necesario contar con las
tres fuentes de legitimidad (con la última parece que les basta).
En el caso de la fi nanciación, las posibles fuentes son las siguientes:
• Cotizaciones de la afi liación.
• Subvenciones por:
- Representatividad.
- Por participación institucional.
- Dirigidas a la formación de trabajadores.
- Subvenciones a la realización de proyectos sociales.
• Prestación de servicios.
• Ingresos extraordinarios: de empresas de propiedad de los
sindicatos o de otras donde tienen acciones.
• Otras fuentes: aquí se encuentra la participación en la gestión
de planes de pensiones (junto a la banca), entre otros.
Poder analizar las fuentes de fi nanciación de las diferentes
centrales sindicales se convierte en una ardua tarea debido a la
opacidad de muchas de las fuentes. Un breve ejemplo son los
ingresos por cotizaciones de la afi liación, ya que no se conoce
con precisión el número de afi liados de las mismas centrales
sindicales. Visto esto, se puede observar que la gran mayoría de
las fuentes de fi nanciación provienen del exterior de las centrales
sindicales, en las que las subvenciones (del mismo Estado o de
fondos de la Unión Europea) juegan un papel clave. Así, este
modelo de fi nanciación convierte a las centrales sindicales en
dependientes del Estado10, si tenemos en cuenta lo dicho antes
respecto a la afi liación y a la representatividad.
10 Un breve ejemplo de esto se puede observar al analizar cuánto dinero han
recibido por representatividad (lograda mediante elecciones sindicales).
Una vez dicho esto, se puede comprender la razón del posicionamiento
de las grandes centrales sindicales a la hora de
negociar reformas del mercado laboral y cuestiones que atañen
a la clase trabajadora como el sistema de pensiones, entre otras.
El sistema los necesita como fuente de legitimación en el plano
laboral, y ellas lo necesitan para mantener su estatus de representantes
de la clase obrera.
Medios de comunicación
Los medios de comunicación han jugado un papel clave a la
hora de moldear e infl uir en la creación de una opinión pública
determinada. En los últimos 40 años han sido numerosas investigaciones
las que han analizado las relaciones entre los temas que
han sido enfatizados como destacados por los medios y los temas
que se instalan como signifi cativos para la opinión pública.
Hay múltiples teorías que dan una explicación a las cuestiones
que se están planteando aquí encuadradas muchas de ellas
en el ámbito de la comunicación. Un breve ejemplo de ello
lo podemos encontrar en la “agenda setting” o teoría de la
construcción de agenda. Dicha teoría considera que existe una
relación directa y causal entre el contenido de los medios y
la percepción por parte del público respecto a qué temas son
más importantes entre todos los acontecimientos sociales. B.
Page (Universidad de Texas), R. Y. Shapiro (Universidad de
Columbia) y G. Dempsey (Universidad de Chicago) analizaron
ochenta temas políticos durante los años 70 y 80, y concluyeron
que la televisión tenía un gran poder para fi jar las cuestiones
que eran relevantes en ese momento para la sociedad, para la
opinión pública. Averiguaron que la cobertura que las noticias
de televisión habían dado a los principales temas de política
exterior en Estados Unidos durante un período de quince años
hacía mucho más que infl uir en el relieve de estos temas. Esta
cobertura era un predictor importante de los cambios en la
opinión pública, cambios a una mayor o menor posición favorable
hacia estos temas” (PAGE et alii: 1987). Mauro Wolf, uno
de los más importantes teóricos de la comunicación, resaltaba
que el modelo de agenda setting describe la infl uencia de los
medios en el modo en que el destinatario organiza su propio
conocimiento y la imagen que tiene de la realidad social.
Una vez entendido el papel que tienen los medios de comunicación
sobre la sociedad, donde la anteriormente citada “agenda
setting” es una explicación de las muchas que hay sobre cómo
infl uyen los medios de comunicación en la sociedad, habría que
analizar cómo se estructura el sector. Una breve mirada deja
clara la situación: el sector de la comunicación está formado
por múltiples empresas de las cuales un gran número están
Se puede comprender la razón del
posicionamiento de las grandes centrales
sindicales: el sistema los necesita como
fuente de legitimación en el plano laboral,
y ellas lo necesitan para mantener su
estatus de representantes de la clase obrera.
16 Análisis
José Luis Carretero, Gaspar Fuster, Lluís Rodríguez, Endika Alabort y José Manuel Ortiz
relacionadas bien comercialmente o bien accionarialmente. P.
Serrano, tras analizar a los 9 grupos empresariales del sector de
la comunicación más importantes del país, llega a la conclusión
de que la concentración de los medios en los últimos 35 años
ha ido agudizándose11. En 1975, 20 diarios concentraban el
55% de la difusión total de la prensa en el país12. Si observamos
la situación actual, y desde el punto de vista de concentración
empresarial, la situación ha empeorado. Mediaset (propiedad
de Silvio Berlusconi), participa en Telecinco, Cuatro, el diario
El País y El Mundo, entre otras. Grupos como Prisa y Godó,
que compiten en prensa escrita (El País y La Vanguardia), son
socios en Unión Radio. Además habría que aclarar el papel de la
banca, otra de las claves para entender la poca o nula crítica que
ha recibido de parte de los medios de comunicación. En una
situación de crisis, el endeudamiento13 de los medios de comunicación
ha hecho que el poder de la banca sobre los grupos
empresariales de comunicación se haya acrecentado, pese a que
anteriormente ya era más que importante. El ejemplo clásico de
la relación entre banca y prensa es el grupo Vocento, donde la
relación accionarial es directa, siendo la familia Ybarra el ejemplo
más claro. Sólo hace falta echar un vistazo a la composición
del consejo de dirección del grupo14.
Esta concentración es comprensible si encuadramos a los
medios de comunicación dentro del contexto empresarial del
país, donde la estructura de la élite del poder económico la
forma una minoría, 1.400 personas –el 0,035% de la población
española– que controlan las organizaciones esenciales
de la economía, y una capitalización de 789.759 millones de
euros (equivalente al 80,5% del PIB), sobre el 28% del capital
productivo de España (Santos Castroviejo: 2008). Los medios
de comunicación no son ajenos a eso.
Clase trabajadora
Otra de las claves para entender la situación es la estructura de
clases en España y qué cambios signifi cativos se han dado en
la estructura de la clase trabajadora, que desarrollamos en los
siguientes párrafos.
La estructura de clases dentro del capitalismo se ha mantenido
más o menos estable a lo largo de la historia: el 5% de la pobla-
11 En el anexo del citado trabajo se puede encontrar un listado de 70 periódicos,
59 revistas y suplementos, 33 cadenas de radios, 47 canales de televisión
y 8 agencias de información y sus propietarios principales, sin entrar en la
relación accionarial que hay entre ellas.
12 P. Serrano, op.cit.
13 Un ejemplo lo podemos encontrar en el ABC del 25 de junio de 2011
sobre PRISA.
14 http://www.vocento.com/gobierno_consejos_comisiones.php
ción pertenece a las clases dominantes, entre el 15% y 20% a las
clases medias y el resto (entre el 75-80%) a las clases dominadas.
Hay que subrayar que las transformaciones y cambios que se
han dado han sido en el interior de las mismas (Lacalle: 2006).
Si bien también se han dado cambios en la clase dominante, la
siguiente descripción se va a referir a los asalariados.
Teniendo en cuenta las transformaciones y fragmentación
que se han dado, se puede dividir a la misma en tres grandes
bloques: la clase obrera tradicional, asalariados de alta califi cación
y asalariados que se encuentran en situación de precariedad
o marginación. El primer bloque tuvo su máximo en los años
1950-1960, disminuyendo a partir de entonces, pero manteniendo
un núcleo básico. Trabajadores manuales, hombres, de
la industria, construcción, minería, algunos servicios, empleados
en grandes empresas y con contrato fi jo son sus características.
En España ha ido disminuyendo, hasta situarse entre el 11 y
el 14% de la población activa. El segundo bloque lo conforman
los asalariados de alta califi cación, que pueden alcanzar el 20%
de los totales. Estos no forman una sola clase, sino que se van
insertando en diferentes clases sociales. Los profesionales de
elite (sus estamentos más altos) corresponden al 40-50% de
los grupos hegemónicos de la sociedad. Estos son los que más
probabilidades tienen de ascender socialmente. El grupo en
conjunto se puede considerar como privilegiado al acceder a
puestos de mayor salario, sufrir menor paro y precariedad y
poder acceder a un nivel educativo mayor, entre otras cuestiones.
Aún así entre los más jóvenes se está dando un proceso
de precarización que les puede hacer caer al tercer bloque, que
representa el 50% del total de los asalariados. Este último ha
crecido espectacularmente en lo últimos años, donde se dan
situaciones de marginación y precariedad.
Si queremos entender por qué se fragmenta la clase trabajadora,
podemos dividir las explicaciones en los cambios que se han
dado en las bases objetivas y subjetivas de la misma. Las objetivas
se encuentran en el origen social, los centros de relaciones
sociales (los ateneos, la familia...) y los de relaciones laborales,
La estructura de clases dentro del capitalismo se
ha mantenido más o menos estable a lo largo de
la historia: el 5% de la población pertenece a
las clases dominantes, entre el 15% y 20% a las
clases medias y el resto a las clases dominadas.
Análisis 17
La crisis económica en el estado español: análisis desde una perspectiva libertaria
donde se situaban la fábrica/centro de trabajo y el sindicato. Los
cambios sociales de las últimas décadas han transformado todo
esto: en el caso de las relaciones laborales, debido a la descentralización
e internacionalización productiva, entre otros factores
que han difuminado el papel de la fábrica. Si atendemos al sindicalismo
revolucionario, fue diezmado y casi aniquilado por el
fascismo; a esto hay que sumar el papel que ha jugado el modelo
sindical establecido en la transición española: abaratamiento
del despido, legalización de las empresas de trabajo temporal...
Si acudimos a las bases subjetivas, hay que tener en cuenta cómo
el poder, mediante la familia, escuela y medios de comunicación
de masas, estructuras autoritarias de poder, ha transmitido y
canalizado la ideología de la clase dominante, extendiéndose
el individualismo y el consumismo. De esta manera se han
intentado eliminar los mecanismos de defensa que ha tenido
la clase obrera.
Segmentación en el ámbito laboral
La segmentación laboral es la división de la clase trabajadora
en segmentos del mercado laboral. El papel de las constantes
reformas laborales, acordadas por la patronal (CEOE) y las
centrales sindicales mayoritarias (CC.OO. y UGT), ha sido
crucial, al fragmentar el mercado laboral en dos: trabajo fi jo y
regulado, y trabajo precario y desregulado.
Los cambios dados en la economía durante las últimas décadas
han dado mayor peso específi co al sector terciario, implicando
una ruptura con las profesiones y actividades que daban homogeneidad
a la clase trabajadora. La internacionalización de la
producción (dentro del contexto de globalización fi nanciera y
productiva) y la aparición de nuevas tecnologías ayudaron a la
patronal a romper con el anterior sistema de mercados internos
de trabajo. Eso supuso la extensión y generalización de empresas
de servicios y subcontratas, lo que implica que pese a estar
trabajando todas las personas en el mismo centro de trabajo,
lo hacen para diferentes empresas bajo (también) diferentes
condiciones. A esto también habría que sumar la generalización
de los mercados laborales cerrados o semicerrados según califi -
caciones o títulos (de formación profesional o universitarios),
que ahonda esta segmentación.
La discriminación por sexo, origen y edad es otra de las características
en las que ha incidido esta división. Las políticas de empleo
específi cas para jóvenes y mujeres inciden negativamente en la
posibilidad de acción sindical de éstos, y en el caso de los inmigrantes
sin documentación, la misma ley hace que no sean propensos
a luchas sindicales (amenaza de repatriación, entre otras).
Concluyendo, la segmentación laboral implica que en una
misma empresa o centro de trabajo puedan darse diferencias
en cuanto al nivel de ingresos, estabilidad de empleo, jornada
laboral u otras condiciones sociales, lo que complica encontrar
puntos de unión para hacer frente a los ataques de los
empresarios. Pero aún así, la segmentación laboral no impide
que la clase trabajadora tenga unas características comunes:
dependencia del empleo asalariado, no posesión de los medios
de producción y ausencia de poder real para cambiar el sistema
económico, social y político.
Conclusión
Como se puede deducir de las cuestiones aquí abordadas, el
ataque contra la clase trabajadora y su capacidad de defensa han
sido múltiples, desde diferentes ámbitos (el político, sindical,
cultural....) y algo constante. Se podría llegar a decir que desde
la transición española se han activado diferentes frentes para
neutralizar esa capacidad combativa, asamblearia y autogestionaria
que la caracterizaban en la década de los ‘70, para llevarla a
la situación actual, donde en general estas características brillan
por su ausencia. Estas cuestiones arrojan luz sobre cómo se ha
llegado a esta situación.
Cronología
y ataque del capital
Primeras medidas
Si bien la crisis actual estalló en el verano del 2007, las medidas
del gobierno español para hacerle frente sólo comenzaron a
tomarse a partir de mayo de 2008. Como anécdota, el mismo
presidente del gobierno no dijo la palabra crisis hasta julio del
mismo año15. Las medidas que se fueron tomando durante el
2008 y 2009 (cuando aún no se había agudizado) se centraron
sobre todo en ayudar al sector de la construcción, la automoción
y la banca. El Plan Español para el Estímulo de la Economía y
el Empleo (Plan E) volvía a incidir con medidas similares. Las
tablas 3, 4 y 5 resumen las medidas más signifi cativas tomadas
por el gobierno desde agosto de 2008 (cuando se empezaron
a tomar las primeras) hasta mayo de 2010, cuando se aprobó
el Plan de medidas extraordinarias para la reducción del gasto
público (Boletín Ofi cial del Estado nº 126/2010).
La ayuda al sector fi nanciero quedó patente con la aprobación
del fondo para la adquisición de activos fi nancieros en octubre
de 2008, al dejar en manos de la banca 50.000 millones de
15 http://www.fi nanzas.com/noticias/economia/2008-07-09/23777_fi nal-zapatero-
dijo-palabra-maldita.html
18 Análisis
José Luis Carretero, Gaspar Fuster, Lluís Rodríguez, Endika Alabort y José Manuel Ortiz
euros. A esto hay que sumar que el Real Decreto-ley 7/2008
permitía que el Estado avalase a las entidades fi nancieras, con
un importe máximo de 100.000 millones de euros.
Si lo comparamos con la cantidad destinada al Plan Español
para el Estímulo de la Economía y el Empleo (Plan E)16 nos
encontramos con una cantidad muy inferior, ya que a la creación
del fondo estatal de inversión local y a la dinamización de
la economía no llegaban a los 11.000 millones de euros; a la
línea ICO-Liquidez, para mejorar la liquidez de las pequeñas y
medianas empresas sólo se destinaron 10.000 millones de euros.
Si bien el siguiente año se ampliaron las ayudas a los desempleados,
el sector bancario, el de la automoción (con las ayudas
a la hora de comprar automóviles nuevos) y la construcción
siguieron siendo los principales benefi ciados. En el caso de la
construcción vino de la mano del Plan E, que al conceder fi nan-
16 La información se encuentra en la página web del Ministerio de Economía y
Hacienda: http://www.meh.es/es-ES/Areas%20Tematicas/Presupuestos%20
Generales%20del%20Estado/Paginas/FondoparaelEstimulodelaEconomiayelEmpleo.
aspx
ciación a los gobiernos locales, gran parte de ellos se dedicaron
a obra pública. Es de suma importancia la creación del FROB,
un elemento clave en el proceso de privatización de las cajas
de ahorros.
Entre las medidas que se prorrogaron estaban las dirigidas a
empresas con problemas económicos, sobre todo las relacionadas
con inversiones inmobiliarias. En las dirigidas a impulsar la
recuperación económica y el empleo se volvían a centrar en el
sector inmobiliario (con deducciones por obras de mejora de
vivienda habitual y reducción del IVA, entre otras), además de
reducir la carga fi scal sobre las empresas. Y el proceso de privatización
de las cajas de ahorro siguió su curso, denominándolo
modernización del sector fi nanciero.
El punto de infl exión (y cambio de rumbo) lo supuso el Plan
de medidas extraordinarias para la reducción del gasto público
Año Mes Medida Título
2008
Agosto Orden PRE/2424/2008
Medidas de reforma estructural y
de impulso de la fi nanciación de las
pequeñas y medianas empresas
Octubre
Real Decreto 1642/2008
Modifi cación del Fondo de
Garantía de Depósitos
Real Decreto-ley 6/2008
Fondo para la Adquisición de
Activos Financieros
Real Decreto-ley 7/2008
Medidas Urgentes en Materia
Económico-Financiera en relación
con el Plan de Acción Concertada
de los Países de la Zona Euro
Resolución de 20/10/2008
Acuerdo de convalidación del Real
Decreto-Ley 6/2008 (y posterior
desarrollo del mismo en Noviembre)
Diciembre
Real Decreto-ley 9/2008
Creación de un Fondo Estatal de
Inversión Local y un Fondo
Especial del Estado para la
dinamización de la economía
Real Decreto 1975/2008
Medidas complementarias de
carácter laboral, fi nanciero y fi scal
ORDEN EHA/3566/2008
Destino del Fondo especial del
Estado para la dinamización de la
economía y el empleo
Real Decreto-ley 10/2008
Línea de fi nanciación para mejorar
la liquidez de las pequeñas y
medianas empresas
Resolución de 23/12/2008
Convocatoria de subasta del Fondo
de Adquisición de Activos
Financieros
Tabla 3. Resumen de las medidas más importantes llevadas
a cabo por el Gobierno en 2008.
Fuente: B.O.E.
Año Mes Medida Título
2009
Febrero Real Decreto 97/2009
El Real Decreto modifi ca el artículo
4 relativo a la moratoria en el pago
de los préstamos hipotecarios
Marzo
Real Decreto-ley 2/2009
Medidas urgentes para el
mantenimiento y el fomento del
empleo y la protección de las
personas desempleadas
Resolución de 28/3/2009
Autorización de la intervención
Banco de España en la Caja de
Ahorros de Castilla-La Mancha
Real Decreto-ley 3/2009
Nuevas medidas económicas,
fi nancieras y concursales de apoyo a
las empresas, entre las que se
encuentran la reforma de la ley
concursal
Abril
Resolución de 26/03/2009
Publicación del Acuerdo de
convalidación del Real Decreto-ley
2/2009, de medias urgentes para el
mantenimiento y el fomento del
empleo y la protección de las
personas desempleadas
Real Decreto-ley 5/2009
Medidas extraordinarias y urgentes
para facilitar a las Entidades
Locales el saneamiento de deudas
pendientes de pago con empresas y
autónomos
Mayo Real Decreto-ley 7/2009
Concesión de un crédito extraordinario
para ayuda a la adquisición de
vehículos y renovación del parque de
vehículos (Plan 2000 E)
Junio
Real Decreto-ley 8/2009
Paquete de medidas presupuestarias
de carácter social y subida de
impuestos sobre tabaco e
hidrocarburos
Real Decreto-ley 9/2009
Creación del Fondo de
Reestructuración Ordenada
Bancaria (FROB)
Tabla 4. Resumen de las medidas más importantes llevadas
a cabo por el Gobierno en 2009.
Fuente: B.O.E.
Análisis 19
La crisis económica en el estado español: análisis desde una perspectiva libertaria
aprobada en mayo de 2010 (Real Decreto Ley 8/2010). Con
este paquete de medidas se pretendía reducir el défi cit público
mediante recortes en gasto público. Todo esto se hizo en un
contexto en el que los ataques especulativos en los mercados
de deuda pública se acrecentaron, profundizando aún más la
crisis de la deuda soberana europea. El paquete de medidas se
justifi caba diciendo que era necesario un ajuste de este tipo
para evitar llegar a la situación que estaba pasando el estado
griego en ese momento, intervenido por los países de la zona
euro y el F.M.I.
En el paquete no se hace mención alguna a vías alternativas
para la obtención de ingresos, ni tampoco se plantea llevar
a cabo políticas impositivas más efi caces y justas que luchen
contra el fraude y evasión fi scal. Además, según Juan Torres
López, para reducir la deuda lo mejor es reactivar la actividad,
no frenarla y limitarla, que es lo que se consigue con este tipo
de medidas17.
El paquete de medidas trata los siguientes puntos:
• Reducción de sueldo de los funcionarios. La previsión de
ahorro en esta partida se estimó en 2.250 millones de euros
en 2010.
• Reducción en inversión. Aquí se centraba el 40% del ajuste
de 15.000 millones de euros que suponía la aplicación de los
recortes, centrándose en infraestructuras.
• Congelación de las pensiones, suponiendo un ahorro de
1.500 millones de euros, y endurecimiento de las condiciones
para acceder a la jubilación.
• Finalización de la retroactividad en las ayudas económicas
de la Ley de Dependencia.
• Rebaja del precio de los medicamentos bajo patente (ahorro
de 1.050 millones de euros) y dosifi cación de los mismos
(ahorro de 300 millones).
17 http://www.juantorreslopez.com/impertinencias/98-impertinencias-de-mayode-
2010/1082-zapatero-hinca-la-rodilla
• Recorte en la Ayuda Ofi cial al Desarrollo, alejándose del
objetivo de que suponga en 0,7% del P.I.B.
• El 8% del ajuste se redirige a las Comunidades Autónomas
y municipios.
• Cancelación del cheque bebé (Ley 35/2007, de 15 de
Noviembre), dirigido a apoyar económicamente los nuevos
nacimientos.
A partir de este momento se empezaron a aplicar las reformas
(laborales, del sistema de pensiones, de la ordenación de las cajas
de ahorro...), cuestiones que se tratan en los siguientes puntos.
El Pacto del Euro
El Pacto del Euro consiste básicamente en un paquete de medidas
acordadas por los diecisiete países que forman la zona euro,
destinadas fundamentalmente a combatir la crisis y la crisis
de la deuda. El contexto del acuerdo es el de Grecia e Irlanda
rescatadas; Portugal al borde de pedir ayudas a los socios de la
Unión Europea; ataques especulativos contra la deuda soberana
de varios miembros de la Eurozona, volviendo a hacer tambalear
la estabilidad de la zona en un contexto de crisis económica.
Básicamente el pacto es un paso adelante del Pacto de Estabilidad
y Crecimiento, en el que se imponía que el défi cit público
no rebasase el 3% del P.I.B. y que la deuda pública no superase
el 60% del mismo.
Este conjunto global de medidas tienen como objetivo “responder
a la crisis, preservar la estabilidad fi nanciera y establecer los
fundamentos de un crecimiento inteligente, sostenible, socialmente
integrador y creador de empleo”18, con la intención de
reforzar la gobernanza económica y la competitividad de la
Eurozona y de la Unión Europea. Se establecen una serie de
obligaciones comunes y el compromiso de que los diferentes
gobiernos aplicarán las medidas económicas oportunas para
hacerlas efectivas. La Comisión Europea actúa como principal
supervisor y evaluador de la aplicación y desarrollo e implica
que todas las medidas que se lleven adelante deberán seguir las
recomendaciones que establezca la misma Comisión.
Para conseguir ese objetivo se establecen cuatro pilares19 que
marcan la política económica de los gobiernos firmantes:
impulso de la competitividad, del empleo, incremento de la
sostenibilidad de las fi nanzas públicas, y el refuerzo de la estabilidad
fi nanciera.
18 Comisión Europea, EUCO 10/1/11 REV 1, pág.. 2. Disponible en http://
www.consilium.europa.eu/uedocs/cms_data/docs/pressdata/es/ec/120310.pdf
19 http://www.altereconomia.org/?p=626
Año Mes Medida Título
2010
Marzo Resolución de 9/03/2010
Modifi cación parcial de las
Directrices de diversifi cación del
Fondo para la Adquisición de
Activos Financieros
Abril
Real Decreto-ley 5/2010
Prórroga la vigencia de algunas
medidas económicas de carácter
temporal
Real Decreto-ley 6/2010
Medidas para el impulso de la recuperación
económica y el empleo
Tabla 5. Resumen de las medidas más importantes llevadas a cabo por
el Gobierno desde enero hasta mayo de 2010.
Fuente: B.O.E.
20 Análisis
José Luis Carretero, Gaspar Fuster, Lluís Rodríguez, Endika Alabort y José Manuel Ortiz
Cuando se habla de impulsar la competitividad, uno de los
mecanismos que se fomentan es la disminución de los salarios.
Para ello, se restringen los incrementos con la revisión de los
acuerdos de fi jación de salarios en los procesos de negociación.
En la mayoría de países europeos, los sistemas de relaciones
laborales con negociación sectorial centralizada actúan como
paraguas de aquellas empresas sin presencia sindical. El fomento
de la descentralización en la negociación colectiva es la estrategia
utilizada que supone una pérdida de poder negociador
por parte de los trabajadores. El hecho de que no exista una
implantación sindical generalizada en las empresas impide que
se puedan negociar en todas las empresas mejoras laborales en
general y salariales en particular. Paralelamente, la fi jación de
menores salarios en el sector público, que sirven también como
referencia en el sector privado, supone la generación de una
tendencia salarial a la baja.
El pacto del euro, como la mayoría de acuerdos de este tipo, se
centra en el supuesto mal funcionamiento del mercado laboral,
lo que implica según estos planteamientos que hay que aplicar
reformas para lograr un buen funcionamiento del mismo. Para
ello se promueve la idea de la “fl exiseguridad”, que no es más
que fl exibilizar los mercados de trabajo facilitando la salida –el
despido– y precarizando la entrada –la contratación–, compensándolo
a su vez con medidas de política social que faciliten
subsidios y la “seguridad” en la posibilidad de acceder a un
empleo. En este sentido toma mucha fuerza la idea de formación
continua y permanente.
El incremento de la sostenibilidad de las finanzas públicas
profundiza el Pacto de Estabilidad y Crecimiento, el
cual obliga a reducir los défi cits presupuestarios por debajo
del 3% del P.I.B. Para ello propone reformar el sistema de
pensiones, la atención sanitaria y las prestaciones sociales, los
apartados del gasto que tienen un impacto directo sobre el
bienestar social. Además se exige a los Estados incluir en la
legislación nacional las normas presupuestarias de la UE establecidas
en el Pacto de Estabilidad y Crecimiento, pero de
una manera en la que esa inclusión sea de carácter vinculante
(en la Constitución, por ejemplo), dejando en mano de los
Estados la formulación exacta, siempre que esa formulación
sea tanto a nivel nacional como subnacional. Un ejemplo en el
Estado español de este último ámbito serían las autonomías y
los municipios.
Por otro lado tenemos el refuerzo de la estabilidad fi nanciera.
Sobre regulación bancaria sólo se habla de efectuar periódicamente
“pruebas rigurosas de resistencia bancaria”, cuestión
que deja en evidencia el interés que tiene controlar y regular
el sistema bancario, ya que si atendemos al caso de Irlanda, la
banca irlandesa superó sin problemas las pruebas de resistencia,
pese a tener que inyectarles unas semanas más tarde 80.000
millones de euros. Y en lo que toca al Estado español, se recomienda
avanzar en el proceso de privatización de las cajas de
ahorro, pero permitiendo que antes de la privatización se dirijan
recursos públicos a sanearlas.
Si bien la coordinación de la política tributaria podría ser una
herramienta interesante, el hecho de que los Estados sólo se
comprometan a entablar debates sobre la política tributaria,
desactiva cualquier potencialidad de esta herramienta como una
fi gura impositiva potente dirigida a promover una economía
más productiva y sostenible, que podría tener la capacidad de
lograr un reparto más equitativo de la renta. Y además tampoco
se proponen medidas reales y contundentes contra la evasión
fi scal de los que más benefi cios obtienen, que son los grandes
responsables de la situación actual.
Por último se describe el Mecanismo Europeo de Estabilidad
(MEDE), que presta ayuda fi nanciera a los países que lo
necesiten. La ayuda está supeditada al cumplimiento de unas
condiciones estrictas. A esto hay que sumar que se propone
“conseguir y conservar la mayor califi cación de solvencia de
las principales agencias de califi cación crediticia”. Resumiendo,
si bien la crisis ha dejado en evidencia a las agencias de rating
por su incapacidad de hacer un análisis real de la situación
de muchos Estados y empresas, poniendo en duda su fi abilidad
y credibilidad, el MEDE hace caso omiso a esa evidencia.
Si hablamos de empresas privadas, el caso de la quiebra de
Lehman Brothers resulta un ejemplo paradigmático, sin olvidar
a Enron y Parmalat, ya que estas agencias respaldaron la
Carlos Martín Hommer.
Análisis 21
La crisis económica en el estado español: análisis desde una perspectiva libertaria
deuda de estas empresas con la máxima califi cación hasta el
día de su quiebra.
Como se puede deducir, el camino que se enfi la con este pacto,
estrangula la capacidad de los Estados, siendo el gasto social el
primer perjudicado y afectando de lleno a los trabajadores por
imposición a la voz de un sacrifi cio colectivo del que curiosamente
se escapan bancos y grandes empresas, los responsables
de la crisis.
El punto de partida, aumento de la competitividad vía reducción
de los salarios, para poder solventar el problema de la
deuda, es erróneo ya que esta crisis de la deuda no se debe a
que las economías no sean competitivas, sino a que los Estados
han tenido que hacer frente a la crisis fi nanciera internacional
comenzada por la banca. Esta vía de aumentar la competitividad
es errónea, ya que con la disminución de los salarios va
a reducirse la capacidad adquisitiva de la clase trabajadora (la
demanda de la economía), profundizando la crisis económica
al caer la demanda. Además, son unos buenos salarios los que
fomentan aumentos de la productividad, ya que en caso contrario,
las empresas puede que no se vean motivadas en invertir
en aumentos de la productividad debido a que les sale mejor
contratar mano de obra barata y viceversa.
Se habla de crear empleo mediante reformas en el mercado de
trabajo. Lo que el pacto no tiene en cuenta es que la situación
económica es la que señala el nivel de empleo, no tanto la
confi guración del mercado de trabajo. El caso de España es
claro: mediante reformas laborales y precarización del empleo,
en época de crecimiento económico (1998-2007) se crearon
5,5 millones de empleos. Pero nada más cambiar la coyuntura
económica, el ritmo de creación de empleo ha caído, pese a
seguir siendo desregulado el mercado laboral. Si tenemos en
cuenta el efecto negativo que va a tener la disminución de
salarios en la demanda (y en la economía en general), va a ser
muy difícil que el nivel de empleo mejore, pese a las reformas
del mercado labora que se hagan.
A la hora de hablar de la sostenibilidad de las fi nanzas públicas,
se habla de reducir gastos, hacer recortes y llevar a cabo
privatizaciones. Cuestión otra vez contradictoria, ya que no se
habla de aumentar los ingresos, sólo disminuir gastos. Además,
al privatizar empresas públicas el Estado está disminuyendo
ingresos futuros por unos puntuales a corto plazo, lo que pone
en duda la misma sostenibilidad fi nanciera del mismo.
El ajuste laboral y de pensiones
Los antecedentes
El mercado de trabajo y sus extensiones para con la política
social (educación y formación, gestión del desempleo, jubilación,
etc.) han sido y son objeto de ajuste permanente en la
era del capitalismo neoliberal. El confl icto de clases, la lucha
de poder entre empresarios, Estado y trabajadores, así como
el reparto del excedente entre salarios y benefi cios empresariales,
han sido y continúan siendo aspectos centrales para
entender las diferentes ofensivas contra el mundo laboral. No
es casualidad pues el interés de los poderes económicos en
focalizar todos los problemas, y consecuentemente las soluciones
que se quieren proponer, en el mundo laboral. Dejar los
benefi cios empresariales, las políticas industriales o el sistema
fi nanciero ajenos al debate de los ajustes, es decir, en manos
de las empresas y los lobbys patronales, signifi ca canalizar
por medio del Estado reformas que afecten negativamente
a los niveles salariales y al poder de los trabajadores, tanto
a nivel organizativo, como en el propio mercado de trabajo
(Silver, 2005). Existen pues dos grupos de objetivos fundamentales
a la hora de aplicar este tipo de ajustes: por un lado
los que se refi eren a alterar la distribución entre salarios (en
sentido amplio) y benefi cios empresariales en favor de estos
últimos, y por otro los que pretenden consolidar y acentuar
estos cambios por medio de la debilitación del poder obrero,
como iremos viendo.
Estos ajustes se han ido aplicando en un contexto de transformación
del papel del Estado. Éste siempre ha tenido unas
funciones genéricas y una fi nalidad fundamental de defender los
intereses empresariales facilitando la acumulación y el benefi cio,
sostener la estructura de clases y el control social, y reproducir
el capitalismo legitimándose ante la población (Leval, 1978;
Gough, 1982; O’Connor, 1994; Barchfi eld, 2003). En su fase
neoliberal, sin embargo, se está desarrollando un cambio desde
un Estado de bienestar protector a un Estado posibilitador,
inversor, activador o productivista (Jessop, 1994, citado en
Adelantado 2010), explotador muy probablemente. La perspectiva
competitiva del Estado se acentúa a la par que la economía
se abre a los mercados mundiales, preocupandose para ofrecer
Se habla de crear empleo mediante reformas
en el mercado de trabajo. Lo que el pacto no
tiene en cuenta es que la situación económica
es la que señala el nivel de empleo, no tanto
la confi guración del mercado de trabajo.
22 Análisis
José Luis Carretero, Gaspar Fuster, Lluís Rodríguez, Endika Alabort y José Manuel Ortiz
las condiciones de plena empleabilidad en contraposición del
objetivo de pleno empleo keynesiano.
Es pues relevante el hecho de que el Estado, cada vez más en
contra de los intereses de la población trabajadora y a costa de
su legitimación, está aplicando las directrices de los poderes
económicos asumiendo sus propuestas de política económica,
sus cambios en la legislación laboral y las transformaciones en
los sistemas de relaciones laborales y bienestar que benefi cian
a los empresarios y a los ricos.
Ya antes de la actual crisis, el vértigo neoliberal había llevado a los
think tanks del sistema a idear distintas maneras de operar sobre
el mercado de trabajo y sobre la legislación laboral para transformarlos
en la dirección deseada por los dirigentes empresariales.
Desde el mismo pistoletazo de salida de la Transición, al hilo del
colapso del 73, la historia del Derecho del Trabajo español, herramienta
central para regular el mercado de trabajo, no ha consistido
en otra cosa que en una retahíla inmisericorde de reformas
encaminadas a desestructurar la posición proletaria en el proceso
de producción y a debilitar toda forma de resistencia obrera.
Empezando por el Real Decreto 43/77, que inició el camino
de la contratación temporal, y pasando por la aprobación en
1980 del Estatuto de los Trabajadores, o por las reformas de
1994, centradas en la fl exibilización de la relación laboral, y
llegando hasta las modifi caciones de 2006, que potenciaron el
recurso al contrato indefi nido de fomento frente al indefi nido
tradicional, la narración de más de treinta años de mutaciones
legislativas no encuentra otro hilo conductor que no sea el del
debilitamiento de todas las garantías y la vulneración progresiva
de todos los derechos.
Todo ello al compás de una transformación esencial del proceso
productivo, denominada por algunos autores como postfordismo,
que ha dado lugar a la difusión de las técnicas de
descentralización y externalización del trabajo, y a sus concomitantes
determinaciones legislativas. Así, el proceso de trabajo, ya
antes de la crisis, venía siendo desestructurado y reformado para
potenciar la segmentación y aislamiento de los productores.
Podríamos empezar narrando la expansión de las técnicas
de outsourcing o subcontratación, así como la extensión y
legalización del funcionamiento de las Empresas de Trabajo
Temporal (ETTs), dedicadas a la cesión de trabajadores de
una empresa a otra y, por tanto, al enmarañamiento y ocultación
de las conexiones legales y organizativas de la cadena de
mando empresarial. Las subcontratas y las ETTs han venido
funcionando como estructuras que permiten eludir o minimizar
determinadas responsabilidades legales de aquellos que
realmente operan el mando de una determinada cadena de
valor, oscureciendo (junto a las confl uentes modifi caciones en la
anatomía de las estructuras empresariales mismas, generadas por
la expansión de las llamadas “empresas virtuales”, “empresasred”
o “grupos de empresas”) y difuminando la posición del
trabajador, que se ve incapaz de averiguar con solvencia ante
quién ha de reclamar, en el marco de unas condiciones laborales
que le empujan a la precariedad y la temporalidad.
Además, la utilización del trabajo supuestamente autónomo
como elemento de precarización y fl exibilización del proceso de
producción, ha invitado a cada vez más trabajadores a una falsa
percepción, en la que personas sometidas en toda su amplitud
al mando empresarial (que determina enteramente sus horarios,
emolumentos y condiciones de trabajo) se creen, sin embargo,
“pequeños empresarios” independientes.
Todo ello ha llevado a la aprobación, en el año 2007, del
Estatuto del Trabajo Autónomo, que legaliza la figura de
los llamados “trabajadores autónomos económicamente
dependientes”(TRADE), que tienen el 75% de su facturación
con un único cliente, y que no son otra cosa que un intento de
legalizar la existencia fraudulenta del “falso autónomo”, trabajador
realmente dependiente que se hace pasar por autónomo
para abaratar los costes del auténtico empresario.
Y, junto a la descentralización, el otro gran mantra repetido,
ya antes de la crisis, de manera machacona por los laboratorios
gerenciales, ha sido la llamada “fl exibilidad”. Es decir, el
incumplimiento puro y liso del pretérito ordenamiento laboral,
estimado como “demasiado rígido” por la patronal. Se trata de
modifi carlo, desmenuzarlo y rearticularlo, de tal manera que
la dictadura empresarial en el centro de trabajo sea absoluta:
La utilización del trabajo supuestamente
autónomo como elemento de precarización y
fl exibilización del proceso de producción, ha
invitado a cada vez más trabajadores a una falsa
percepción, en la que personas sometidas en toda
su amplitud al mando empresarial, se creen, sin
embargo, “pequeños empresarios” independientes.
Análisis 23
La crisis económica en el estado español: análisis desde una perspectiva libertaria
de manera que no haya límites a la modifi cación de horarios,
funciones, lugar de trabajo, ni tampoco al despido o contratación
de operarios.
Esta dinámica fl exibilizadora, adopta su más decidida fi sonomía
en el imaginario post-moderno al popularizarse el término
“fl exiseguridad” o “fl exiguridad”, un concepto defendido y
promovido por la Comisión Europea en su conocido “Libro
Verde, modernizar el Derecho del Trabajo para afrontar los
retos del siglo XXI”, publicado en 2006 (antes, por tanto, de
la crisis). En dicho documento, y en las Comunicaciones y
Resoluciones que generó, se defendía la profundización del
movimiento de fl exibilización del mercado de trabajo a cambio
de un supuesto, y nunca determinado del todo, aumento en la
“seguridad de empleo” (que no, “en el empleo”) de los trabajadores.
Básicamente, se trataba intercambiar nuevas vueltas
de tuerca en la descomposición de los derechos laborales, por
acciones formativas y de orientación de los desempleados, y
también quizás (ya que nunca se llegó a cumplir del todo) un
aumento en las prestaciones de desempleo.
Así pues, lo que se buscaba, en defi nitiva, era una individualización
cada vez mayor de las relaciones laborales, aboliendo
las “rigideces” constituidas por las normas legales de derecho
necesario e incluso (como luego veremos) por los convenios
colectivos de sector. Se trataba, realmente, de la transmutación
del Derecho del Trabajo en un renovado “Derecho Auxiliar
de la Empresa” (tal y como lo califi có Sagardoy), dedicado a
favorecer los benefi cios empresariales (aún especulativos y, por
tanto, no generadores de empleo) y no a defender a la parte
más débil de la relación laboral, es decir, el trabajador. Y en
estas llegó la crisis.
La reforma laboral de 2010
Y la crisis, arrasándolo todo, empujó mucho más lejos estas
dinámicas ya narradas.
Tras algunas vacilaciones y pequeños desencuentros, los llamados
interlocutores sociales, bajo la amenaza constante y antidemocrática
de los mercados fi nancieros internacionales, terminarían
por implantar una nueva reforma laboral que supondría
un enorme avance cualitativo en las direcciones antedichas:
fl exibilidad y descentralización productiva.
Sólo habría que leer el artículo “Propuestas para una reforma
laboral efi caz”, publicado en el periódico El País el 3 de marzo
de 2010 por Gerardo Díaz Ferrán (entonces presidente de la
patronal española) para ver por dónde iban a ir los tiros de la
nueva reforma, que se quería de gran calado: disminución de
las indemnizaciones por despido, promoción de los indefi nidos
“no estables” (es decir, de la nueva forma de contratación
que, pese a ser formalmente fi ja, incorpora menos derechos
que el contrato indefi nido ordinario), fl exiseguridad, fl exibilidad
interna, intermediación privada en el mercado de trabajo,
reducción de los costes por cotizaciones empresariales, nueva
regulación de los EREs…Todas las líneas maestras de la nueva
reforma quedaban ya determinadas en este “cuaderno de
quejas” empresarial.
Tras la aprobación del documento llamado “Diálogo social
sobre actuaciones en el mercado de trabajo”, que el Gobierno
pondría a disposición de empresarios y sindicatos el 12 de
abril de 2010, en el que se indicaban los elementos básicos
de la reforma en ciernes, fi nalmente, y ante la amenaza de
Carlos Martín Hommer.
24 Análisis
José Luis Carretero, Gaspar Fuster, Lluís Rodríguez, Endika Alabort y José Manuel Ortiz
intervención del Reino de España en el marco de la crisis fi scal
europea, el Ejecutivo aprobaría las modifi caciones mediante
Real Decreto-Ley 10/2010, de 16 de junio. Este Real Decreto
sería enviado a las cortes para su convalidación y para su tramitación
como Proyecto de Ley, lo que daría lugar a su aprobación
fi nal, tras diversos cambios, como Ley 35/2010, de 17 de
septiembre, de medidas urgentes para la reforma del mercado
de trabajo.
La reforma recién aprobada representaba una agresión contundente
contra la clase trabajadora, incorporando modifi caciones
legislativas de enorme profundidad, centradas principalmente
en la llamada “fl exibilidad de salida” de la relación laboral.
Pasemos a narrarlas.
En cuanto a la llamada “fl exibilidad de entrada a la relación”,
tenemos las siguientes medidas principales:
• Legalización de las agencias privadas de colocación con ánimo
de lucro y extensión desmedida del ámbito de actuación de
las ETTs, que a partir de ahora podrán actuar en casi todos
los ámbitos de actividad, incluyendo la construcción o las
administraciones públicas (en éste último caso, respecto de
los puestos de trabajo que no se encuentren reservados por
ley para su cobertura por funcionarios).
• Incorporación de algunas modifi caciones menores en las
formas de contratación temporal, que se querían progresistas
(como la determinación de una duración máxima de 3
años para el contrato por obra o servicio determinado; la
explicitación de que cabe el pase a fi jo por el encadenamiento
de dos o más contratos temporales con la misma empresa,
en diferente puesto de trabajo, que totalicen 24 meses en un
período de 30 meses; o el aumento progresivo a 12 días por
año trabajado, de la indemnización por fi nalización de los
contratos por obra y eventuales); junto a una modifi cación
esencial en el marco del contrato indefi nido de fomento:
la expansión absoluta (hasta el punto de que resulta difícil
pensar excepciones a esta regla) de las situaciones en las que
se puede utilizar este tipo de contratación, que implica una
indemnización por despido objetivo improcedente menor
que el contrato indefi nido ordinario (33 días por año con
un límite de 24 mensualidades, frente a los 45 días por año
con límite de 42 mensualidades).
Esto supone, de hecho, convertir en algo a extinguir el contrato
fi jo ordinario y, por tanto, la indemnización por despido improcedente
de los 45 días. Constituye, en defi nitiva, una rebaja
generalizada de las indemnizaciones por despido pagaderas por
el empresariado.
En cuanto a la “fl exibilidad externa de salida”, junto a la medida
antedicha de extensión del contrato de fomento, encontramos
muchas más:
• La determinación de que se puede proceder a un despido
económico, mediante ERE o no, en los casos de pérdidas
actuales o previstas, o de disminución persistente de ingresos
(lo que no implica necesariamente pérdidas). Además, el
período de preaviso (que no solía llevarse a cabo en la práctica
y que, por tanto, se cambiaba por dinero), en estos casos, pasa
a ser de 15 días y no de 30.
• La facilitación del despido objetivo por faltas justifi cadas del
trabajador, que pasa a poder realizarse si el nivel de absentismo
de la empresa es del 2,5% de las horas anuales, en lugar
del 5% anterior.
• La nueva regulación de los casos en que el despido pasa a ser
procedente, improcedente y nulo, de manera que se cercenan
derechos admitidos por la jurisprudencia anterior.
• La indicación de que será el propio Estado el que pagará
8 días de la indemnización debida por el empresario en
el caso de despido improcedente colectivo, objetivo o en
concurso de trabajador con contrato indefi nido ordinario
o de fomento, siempre que el mismo haya durado más de
un año. El pago se realizará con los recursos del FOGASA,
lo que implica utilizar fondos públicos para fi nanciar un
ilícito (ya que el despido improcedente, en puridad, lo es)
empresarial.
En cuanto a las medidas relativas a la llamada “fl exibilidad
interna”, es decir, a la referida a las condiciones de trabajo en el
seno de la relación laboral ya existente, se facilita enormemente
la movilidad geográfi ca de los trabajadores, las modifi caciones
sustanciales de las condiciones de trabajo, el descuelgue
salarial (es decir, que las empresas paguen salarios por debajo
de lo indicado en su convenio de referencia), la suspensión
del contrato de trabajo y la reducción de jornada por causas
económicas (sin llegar, ni de lejos, al llamado “modelo alemán”
La reforma recién aprobada representaba
una agresión contundente contra la clase
trabajadora, incorporando modifi caciones
legislativas de enorme profundidad, centradas
principalmente en la llamada “fl exibilidad
de salida” de la relación laboral.
Análisis 25
La crisis económica en el estado español: análisis desde una perspectiva libertaria
o Kuzarbeit, que implica mecanismos de cogestión sindical y
un fuerte gasto público).
Finalmente, la reforma incluye la previsión de nuevas modifi caciones
de las que hablaremos más adelante, como la puesta en
marcha de un Fondo de Capitalización de las indemnizaciones
por despido (el llamado “modelo austriaco”), o la reforma de las
políticas activas de empleo, o de la Ley de Procedimiento Laboral.
La reforma laboral (Ley 35/2010) viene a consolidar y ampliar
las tendencias citadas en los mercados de trabajo en España.
En resumen, esta reforma laboral seguramente conseguirá los
objetivos que persigue realmente la patronal y el Estado (según
las propias declaraciones del gobierno respecto a la reducción de
los costes laborales). Por un lado, al extender la precariedad de
la contratación y facilitar el despido ayudará a incrementar la
segmentación laboral y por lo tanto el poder de los empresarios
sobre los trabajadores en el mercado de trabajo, aumentando
su disciplina y debilitando el sindicalismo de clase. Por otro
lado supone aplicar una política de rentas por vía indirecta
bajando los salarios en todas sus dimensiones: tanto el salario
directo (real), el indirecto (sanidad, educación, etc.), como el
diferido (pensiones) de los empleados de la empresa privada.
Esto es así por varios motivos. La extensión de las ETT20 y de la
contratación temporal signifi ca que no se acumula antigüedad
y otros complementos salariales, fomenta la intermitencia de
las cotizaciones para las pensiones reduciendo su cuantía, y
promueve la debilidad de una posible acción sindical para revertir
estos abusos y luchar también por incrementos salariales que
compensen la pérdida de poder adquisitivo por la infl ación (por
tanto, también a salarios menores, menores cotizaciones para
las pensiones). Así mismo, con menores salarios los ingresos
fi scales también bajan y eso hace vulnerable la continuidad y
mejora de los servicios públicos como la sanidad y la educación,
servicios que se pagan fundamentalmente con impuestos de los
trabajadores y trabajadoras, por este motivo se puede hablar de
salario indirecto, en este caso gestionado por el Estado.
Llevamos muchos años en que el Estado y la patronal (con la
aceptación del sindicalismo ofi cial) han promovido la contención
salarial con la excusa de “controlar la infl ación” en época
20 Conviene recordar que con el control de la oferta laboral por parte de las
ETT’s,, se profundiza en la precarización contractual, en la división de
los trabajadores entre los de la empresa y los de la ETT, se reducen los
salarios (no computan horas extra, antigüedad, títulos, idiomas, los que
mejoren el convenio colectivo...) y complementos (pagas de benefi cio,
dietas, desplazamientos, ropa de trabajo) así como las vacaciones, permisos,
licencias..., por no hablar de que ahora se traslada a la patronal la selección
del empleo público.
de crecimiento o bien “favorecer la recuperación económica”
en épocas de crisis. Además, llevamos muchos años sufriendo
diferentes reformas laborales que tienen impactos como los
anteriormente comentados, también en la distribución entre
salarios y benefi cios empresariales. No es de extrañar por ello
que los procesos regresivos para los salarios hayan sido tan
importantes en el estado español, pasando de representar los
salarios en 1996 un 48’6% de la renta nacional a un 44’2 en
2008 (Recio, 2010).
El Acuerdo Social y Económico de 2011
Dada la débil respuesta social a la reforma laboral y el acoso inmisericorde
de unos mercados fi nancieros llevados al paroxismo
por la crisis capitalista, el Gobierno no dudaría, meses después,
en lanzar otra gravísima agresión contra los derechos de la clase
trabajadora: la modifi cación del sistema de pensiones.
Antes de entrar a analizar el Acuerdo Social y Económico,
trataremos de argumentar lo injustifi cado de los recortes aplicados
para sostener el sistema de pensiones. Los recortes en los
sistemas de protección social como las pensiones, tienen una
conexión directa con los ataques a los mercados de trabajo como
la reforma laboral anteriormente comentada. Estos recortes se
enmarcan dentro de la estrategia de reducción salarial general,
en este caso de los salarios diferidos, depositados en la seguridad
social y que se cobrarían en la fecha de la jubilación. Precisamente
si se refuerzan los recortes en los mercados de trabajo se
va a difi cultar la posibilidad de fi nanciar las pensiones por la
vía de las cotizaciones.
Gran parte del discurso sobre la necesidad del recorte de pensiones
se ha basado en las previsiones demográfi cas que implicarían
menor capacidad de fi nanciación y mayor numero de jubilados
en las próximas décadas. Sin embargo dichas previsiones
pueden tener al menos tres objeciones: por un lado son previsiones
que algunos autores apuntan como no absolutamente fi ables
si exceden de una década, González Calvet lo apunta en varios
de sus trabajos, así como Antón (2010: 116): “solo son relativamente
fi ables las proyecciones a medio plazo (diez años), ya que se
basan en la extrapolación de las tendencias actuales (INE, 2010)
que, evidentemente, se pueden modifi car”; una segunda objeción
sobre el argumento del incremento del número de jubilados es
que existen factores de diferenciación entre jubilados que son
importantes a tener en cuenta si queremos hablar realmente de
equidad, quién aporta y cómo se distribuye el gasto en pensiones
(Esping-Andersen y Palier, 2010: 115): “en Francia, de
media, un directivo de sexo masculino vivirá más de cinco años
que un trabajador manual. Igual que un año suplementario de
26 Análisis
José Luis Carretero, Gaspar Fuster, Lluís Rodríguez, Endika Alabort y José Manuel Ortiz
jubilación supone una ganancia proporcional más elevada para
alguien con una esperanza de vida de siete años que para alguien
con una esperanza de vida de doce años, un año suplementario
de trabajo representa una pérdida proporcionalmente mayor para
quienes tienen una esperanza de vida corta”. En esta misma linea
se manifi esta Vicenç Navarro (et. al 2010: 46-47): “en general,
un burgués vive dos años más que un pequeño burgués que vive
dos años más que un profesional de clase media alta, que vive dos
años más que un trabajador no cualifi cado con mas de cinco años
de paro. La diferencia entre el primero y el último son 10 años,
una de las mortalidades diferenciales por clase social mas altas
de la Unión Europea”. Así mismo, tal y como apunta Antón
(2010: 122): “aunque la media de jubilados cobran la prestación
unos veinte años, algunos lo hacen menos de un año y otros hasta
treinta años” precisamente por los factores de clase social citados.
Por último, la tercera objeción se refi ere a que la relevancia del
incremento de la esperanza de vida se puede minimizar si se
tiene posibilidad de cubrir con nuevos cotizantes más pensiones
en un futuro, reduciendo la tasas de dependencia (activos
respecto a jubilados), incrementando la tasa de fecundidad o
permitiendo la inmigración. Según Antón (2010: 139): “La
relación mínima -cuando se aprobó el Pacto de Toledo- en el año
1995 era de 1’8 (12’6 millones de ocupados por 7 millones de
pensionistas). Se considera que una relación de dos a uno puede
permitir, sin otras modifi caciones, la sostenibilidad del sistema
público sólo con sus cotizaciones sociales (…) con una población
ocupada en torno a 20 millones se pueden fi nanciar los 10 millones
de pensionistas del año 2020, y con pequeñas modifi caciones hasta
los 12’5 millones del año 2030”.
El equilibrio fi nanciero del sistema pues depende de todos estos
factores citados, añadiendo el hecho de que el fondo de reserva
pudiera ser más amplio a largo plazo puesto que: “el mayor riesgo
demográfi co se sitúa para esa generación nacida en los años sesenta,
precisamente, la que cuando nació se estaba produciendo un gran
superávit de la Seguridad Social, que el Estado franquista utilizó
para fi nanciar la sanidad pública y los planes de desarrollo económico”
(…) “El gran superávit de la Seguridad Social, producido en
los años 60, fruto de la gran expansión de la población asalariada
y cotizante y el escaso gasto en pensiones -que no llegaba al 2% del
PIB-, fue absorbido por el Estado (…) hasta los años ochenta se
ha fi nanciado la sanidad pública con cotizaciones sociales, en vez
de con impuestos generales, como en la actualidad” según plantea
Antón (2010: 139-140 y 131).
También es necesario evidenciar que los factores coyunturales
de crisis económica, implican hoy una disminución de
ingresos que sin embargo se ha visto compensado con el volumen
de ingresos en las épocas de crecimiento. Así pues, desde
una perspectiva de muy largo plazo, el sistema de pensiones
público sustenta su equilibrio fi nanciero con los fondos que
se acumulan en las épocas de crecimiento. Si fuera necesario
compensar los défi cits, se podrían buscar vías alternativas de
fi nanciación tales como incremento de impuestos, sobretodo a
quienes más acumulan como es el sistema fi nanciero y paraísos
fi scales españoles como las SICAV y las SCIMI, o recorte de
gastos en partidas inútiles socialmente (políticos, familia real,
militares, etc) para destinar ese dinero a fi nanciar pensiones u
otras partidas de utilidad social.
Por otra parte no está de más utilizar algún trabajo completo
de previsiones económicas y demográfi cas para evaluar la viabilidad
o no del sistema de pensiones español. Concretamente,
una crítica reciente a las posiciones adoptadas por el gobierno
y los sindicatos ofi ciales respecto a las pensiones, se evidencia
con la publicación por parte del propio Ministerio de Trabajo
e Inmigración de un estudio del economista Josep González
Calvet (2011), el pasado 10 de febrero de 2011 (unos pocos
días después de la firma del acuerdo sobre las pensiones).
En este estudio, donde se analizan las posibles proyecciones
demográfi cas y de la propia economía española a largo plazo,
se plantea que es factible equilibrar el sistema de protección
social incrementando las cotizaciones cuando sea necesario. Así
pues, como dice el autor, para la hipótesis más probable de
evolución demográfi ca y fase del ciclo económico en la década
crítica (2050), el tipo de cotización “solo” debería aumentar
hasta el 66% en esa década. Para la hipótesis más optimista
bastaría con que aumentara hasta el 45%. Con posterioridad,
Carlos Martín Hommer.
Análisis 27
La crisis económica en el estado español: análisis desde una perspectiva libertaria
estos tipos descenderían en los dos últimos casos al 57% y al
37% respectivamente21. En este sentido, dentro de las hipótesis
del estudio de este economista se contempla mantener constante
la distribución de la renta (salarios/benefi cios empresariales)
que si variara a favor de los salarios, es decir que estos
incrementaran respecto a los benefi cios, no sería necesario un
incremento tan grande de las cotizaciones sociales. En todo caso
un incremento gradual de las cotizaciones se vería compensado
por el incremento de la productividad estimada, siendo plenamente
asumible por la propia economía española. Así mismo,
González Calvet apunta que una política laboral que propicie
la precariedad, los bajos salarios y un crecimiento de la remuneración
salarial real menor que la productividad es incompatible
con la viabilidad del sistema público de pensiones. Por último
concluye que otros modos de reequilibrio del sistema de protección
social que supongan la reducción de las prestaciones o de
la tasa de sustitución prestación/salario incrementarán de forma
drástica el nivel de pobreza. Según este economista si se reduce
la pensión entre el 40% y 50%, necesario para equilibrar el
sistema, la pobreza entre la gente mayor aumentaría hasta un
intolerable 50%, es decir, una de cada dos personas mayores
sería pobre. Ésta es precisamente la opción que han escogido
los fi rmantes del reciente “pacto social”, olvidándose de todos
los demás factores citados, que no son pocos, en benefi cio de
los capitalistas22.
Así, a fi nales de enero de 2011, el Ejecutivo fi rmaba, junto
a empresarios y sindicatos mayoritarios, el llamado “Acuerdo
Social y Económico”, que daba el pistoletazo de salida para
la reforma en profundidad del régimen de Seguridad Social.
El ASE incluye medidas de enorme calado, que van a ir fi ltrándose
a la legislación española, en la mayoría de los casos, tras
los correspondientes períodos transitorios. Estas son algunas
de ellas:
• El aumento de la edad de jubilación ordinaria a los 67 años,
permitiéndose el acceso a la jubilación con el 100 % de la
Base Reguladora si se tienen 65 años cumplidos y 38 años
y medio cotizados. Esto implica una injusticia social indiscutible,
pues serán los trabajadores manuales, con vidas más
cortas, los que fi nancien las pensiones de los intelectuales,
con vidas más largas y mejor nivel de salud y renta. Además,
hay que tener en cuenta que, dado el vuelco hacia la preca-
21 Siendo el tipo de cotización medio actual del 36’5%, según dicho estudio.
22 Seria interesante analizar hasta que punto ha podido infl uir el hecho de
que los sindicatos fi rmantes gestionen fondos de pensiones privados (Ortiz,
2011: 36-38), puesto que, por otra parte, ya son evidentes los intereses e
intenciones del Estado y la patronal con una reforma de este tipo.
riedad que ha experimentado nuestro mercado de trabajo,
es difícil que los jóvenes, sometidos a una continua rotación
entre puestos de trabajo y paro, consigan cotizar plazos tan
prolongados. Analizando el incremento de la esperanza de
vida, según Antón (2010: 117): “el incremento de dos años de
la edad obligatoria de jubilación supone una reducción en torno
al 10% del importe global a percibir por los futuros pensionistas
respecto de sus derechos actuales (de veinte anualidades se
cobrarían dieciocho) (…) por otro lado, se pretende que continúen
dos años en el empleo -cotizando y sin recibir pensión- o,
mayoritariamente, en el paro y la jubilación anticipada con la
correspondiente penalización”, como ya hemos apuntado, esta
opción es especialmente regresiva, ya que afecta más a las
clases populares, que viven menos. Por ello: “para las capas
altas supondría un recorte medio de un 8% y para las capas
bajas de un 13% (un 62% más)”. La opción que se ofrece
de jubilarse a los 65 con penalización podría suponer, de
aplicarse el mismo baremo actual, perder hasta 8 puntos por
año, 16% en dos años (Antón, 2010: 119-120).
• Se establece la posibilidad de jubilarse anticipadamente, a
partir de los 63 años, con pérdida de un 7,5% de la pensión
por cada año de adelanto sobre la edad ordinaria (que, recordamos,
ahora se establece a los 67 años). También se prevé la
posibilidad de un retiro anticipado en casos de crisis empresarial,
a partir de los 61 años.
• El período de referencia de las bases se cotización se alarga, de
los últimos 15 a los últimos 25 años de cotización antes de la
edad de jubilación. Esto signifi ca una rebaja sustancial de las
prestaciones, ya que es usual que los trabajadores obtengan
mayores retribuciones según va avanzando su vida laboral,
por lo que, mayoritariamente, establecer un período más
largo disminuye la media de los salarios computables. Con
dicha propuestas (Antón 2010: 120): “rápidamente la opinión
pública lo interpreta como otro recorte, a pesar de que el argumento
ofi cial aducido es el de la mejora de la pensión de los para-
Si fuera necesario compensar los défi cits, se
podrían buscar vías alternativas de fi nanciación
tales como incremento de impuestos, sobretodo
a quienes más acumulan como es el sistema
fi nanciero y paraísos fi scales españoles, o recorte de
gastos en partidas inútiles socialmente (políticos,
familia real, militares, etc) para destinar ese
dinero a fi nanciar partidas de utilidad social.
28 Análisis
José Luis Carretero, Gaspar Fuster, Lluís Rodríguez, Endika Alabort y José Manuel Ortiz
dos mayores”. Debido a la inclusión de salarios reales menores,
la ampliación del cómputo en esos diez años produciría una
reducción para el conjunto de las pensiones en torno al 5%
(4'83%) (Antón 2010: 121). Asimismo según el autor: “con
este aumento del tiempo de cómputo podría benefi ciarse hasta un
10% de personas con las carreras laborales precarias (…) y ser
neutral para un 20% (…) para el 70% restante la rebaja seria
en torno al 7%”. Asimismo, según Antón (2010: 123): “El
objetivo de “ampliar la contributividad” no es la equidad sino
la reducción de las pensiones. Además, está la experiencia de
las anteriores reformas basadas, precisamente, en la ampliación
del tiempo para el cómputo de la base reguladora (de dos a ocho
años la de 1985, y de ocho a quince años la de 1996). Según la
mayoría de analistas y sumadas ambas, el recorte acumulado de
las pensiones estaría entre el 15% y el 20% (…) no ha sido solo
un problema de comunicación, la voluntad gubernamental de
recorte global del gasto público era clara”. Muñoz de Bustillo
(2010: 169-171) calcula que ampliar el período de cálculo
de la base reguladora a más de 15 años, para los trabajadores
que se tienen que jubilar, supondría una reducción de un
punto porcentual por cada año de ampliación del período
de cálculo. Es decir pasar de 15 a 25 años sería perder un
10% de pensión. En una línea parecida se expresa Zubiri
(2011). Por otra parte, Antón en un trabajo más reciente
apunta (Antón, 2011): “Existe otro dato clave expuesto por el
Gobierno y que también desautoriza la versión embellecida de
los negociadores sindicales”, según la Vicepresidenta económica,
el impacto reductor de la ampliación del periodo de
cómputo de 15 a 25 años signifi cará un recorte en torno al
7% de la pensión.
• La escala para determinar el porcentaje de la Base Reguladora
al que se tiene derecho, según los años cotizados en el
momento de la jubilación, se modifi ca. Si anteriormente con
15 años cotizados se tenía derecho al 50% de la pensión, y
con 35 al 100%, la nueva escala que parte del 50% a los
15 años, y llega al 100% a los 37 implica un aumento de
porcentaje menor por cada año adicional sobre los 15, lo que
genera una rebaja sustancial de la mayoría de las prestaciones,
que no llegan a los 37. Concretamente en la reforma que se
plantea en España supone que con 25 años cotizados se pase
de cobrar el 80% de pensión al 72'8%, debido al cambio en
el incremento de porcentaje de pensión según años cotizados,
de un 3% anual hasta los 25 años a un 0'19% mensual.
• La fórmula para completar las lagunas de cotización (períodos
no cotizados dentro del período de cómputo antedicho)
cambia, de manera que las mismas se integran con el 50% de
la Base Mínima en los primeros 24 meses computados, y con
la totalidad de dicha base, más allá de esos 24 meses. Hasta
la actualidad se computaban en su totalidad en la cuantía del
100% de la Base Mínima de cotización.
• Se indica que todas estas determinaciones legales se revisarán
cada cinco años, en función de las previsiones de
esperanza de vida del momento, lo que augura nuevas modifi
caciones adicionales.
• Se realizan una serie de afi rmaciones preocupantes, como
que el Gobierno y los interlocutores sociales examinarán
“la conveniencia de establecer posibles escenarios de fi nanciación
complementaria de nuestro sistema de Seguridad
Social en el medio y largo plazo”, lo que puede dar entrada
a formas de privatización directa del sistema; o que todas
las partes implicadas “asumen plenamente (…) la separación
y clarifi cación de las fuentes de fi nanciación”, lo que
impediría utilizar los impuestos generales para fi nanciar el
sistema público de Seguridad Social. Como apunta Miren
Etxezarreta (2004): “a principios de los noventa, el principal
argumento utilizado para la disminución de las pensiones fue
el peligro inmediato de bancarrota fi nanciera de los sistemas de
pensiones o un incremento muy fuerte de apoyo público necesario
para evitarla, el cual podría acarrear un défi cit en el presupuesto
público”. Siguiendo pues este planteamiento, reducir el gasto
social es una vía para reducir el gasto público directamente o
indirectamente evitando que impuestos generales se tengan
que dedicar en un futuro no muy lejano a fi nanciar gasto
social y/o pensiones. Es evidente que uno de los temas que
están al orden del día de las agendas políticas y económicas
europeas, es la cuestión de reducir los défi cit publicos para
“calmar a los mercados fi nancieros”. Un bajo défi cit le interesa
al capital fi nanciero para poder asegurarse el cobro de
los intereses de la deuda y que ésta, en todo caso, no resultara
impagada debido a la bancarrota de los Estados.
La reforma de pensiones en curso en España, según diferentes
investigadores, el propio gobierno “socialista” y la OCDE
va a suponer un recorte importante del salario diferido. Para
empezar la OCDE (2011) estima que se reducirá el gasto en
Es evidente que uno de los temas que
están al orden del día de las agendas
políticas y económicas europeas, es la
cuestión de reducir los défi cit publicos para
“calmar a los mercados fi nancieros”.
Análisis 29
La crisis económica en el estado español: análisis desde una perspectiva libertaria
pensiones a largo plazo, en el equivalente del 3'5% del PIB.
España gastó un 9% del PIB en pensiones en 2007 mientras que
gastó un 10'3% en 1993, por debajo de la media de la UE-15
(12% en 2007 y 12'9% en 1993) (Antón, 2010: 132). Es decir,
según calculos de la propia OCDE en 2050 (la década crítica)
sin la reforma, el gasto social en pensiones en España sería del
15% del PIB aproximadamente, mientras que con la reforma
el gasto caería al 11'5%. Ello signifi ca la friolera de un recorte
del 22'5% del gasto en pensiones y por lo tanto sería el recorte a
los pensionistas de entonces (puesto que dichos cálculos se han
realizado con las tasas esperadas de crecimiento de la economía,
productividad, pensionistas, cotizantes, etc). Esta cifra se eleva
a un 25% en un trabajo más reciente (Antón, 2011): “con la
aplicación del conjunto de las medidas aprobadas en esta reforma,
se recorta un 25% el gasto en pensiones públicas que cobrarán los
trabajadores actuales respecto de lo que hubieran percibido de haber
mantenido los derechos anteriores a este pacto”. En conclusión, en
sintonía con Antón (2010: 131): “esta propuesta gubernamental,
de llevarse a cabo, es una reforma regresiva: trata de imponer un
recorte entre el 15% y el 20% de las pensiones futuras, afecta más a
las capas trabajadoras, intermedias y bajas, y no tiene justifi cación”.
El hecho de que se promueva concretamente la reducción del
salario diferido (vía recorte de gasto social del Estado pero
apuntando también a la reducción de las cotizaciones sociales)
responde a un doble interés para el capital fi nanciero: reducir
défi cit del Estado y promover la privatización del sistema. Es
decir, por un lado el capital fi nanciero se asegura cobrar los
prestamos a los Estados reduciendo el riesgo de no cobro por
excesivo défi cit y deuda, y por otro se le abren nuevas vías
de valorización del capital pudiendo explotar más fondos de
pensiones privados y con más benefi cios. Añade Miren Etxezarreta
(2010: 63): “La pensiones privadas pueden ser muy favorables
al capital fi nanciero (…) en primer lugar, porque los fondos
privados de pensiones proporcionan fl ujos regulares y abundantes
de recursos fi nancieros al capital privado, mientras que los sistemas
públicos tienen un sistema de reparto que no permite el benefi cio
privado. Por ello interesa aumentar las pensiones privadas. Pero
esto es más difícil de lograr si se esperan unas pensiones públicas
decentes”. Este interés por la privatización también parte de la
Unión Europea como institución, apunta Miren Etxezarreta
(2010: 64-72): “los sistemas privados de pensiones son una de las
fuentes principales de los grandes fondos fi nancieros que pueden
facilitar el establecimiento de un mercado europeo de capitales
integrado y poderoso (…) la moneda única debería facilitar la
construcción de un mercado de capitales integrado en la UE, capaz
de competir con Wall Street y Tokio. Pero este tipo de mercado
necesita permanentemente grandes fl ujos de capital para negociar
con ellos, y los fondos privados de pensiones son una fuente muy
sustancial de estos capitales”.
Todo ello conforma una gravísima ofensiva contra las pensiones,
encaminada al establecimiento de un régimen de tres pilares
(público mínimo para casos de urgente necesidad, privado
profesional y privado complementario) que ponga en manos de
los Fondos de Inversiones y las entidades fi nancieras las enormes
sumas de las cotizaciones de los trabajadores que puedan
permitírselo, ante la crisis y quiebra de un sistema público que
se ayuda a desbaratar con medidas como la fi nanciación de los
complementos a mínimos con los fondos de la Seguridad Social
(contra la dicción del propio Pacto de Toledo) o la expansión
incontrolada de las bonifi caciones y reducciones de cuotas
empresariales, entendidas como única medida de fomento del
empleo asumible.
Parece evidente que dejar en manos del Estado el futuro de
nuestras pensiones puede suponer nuevas pérdidas y recortes
colectivos. Solamente un sistema de pensiones autogestionado,
con un férreo control obrero y social, puede garantizar que la
protección colectiva frente a la vejez no sea objeto de la especulación
y el robo de nuestros salarios diferidos por parte de la
patronal y el Estado a su servicio.
La reforma de la negociación colectiva
Más allá de todas estas medidas, y ante el descrédito y pasividad
de los sindicatos mayoritarios, que habían fi rmado la reforma
de las pensiones, el Gobierno realizará una ulterior agresión a
los derechos de los trabajadores: la modifi cación del sistema de
negociación colectiva.
Carlos Martín Hommer.
30 Análisis
José Luis Carretero, Gaspar Fuster, Lluís Rodríguez, Endika Alabort y José Manuel Ortiz
En esta norma legal se llevan a cabo una serie de mutaciones
legislativas que dibujan un nuevo escenario entorno al derecho
constitucional concernido (artículo 37 de la Constitución):
• En primer lugar, se establece todo un conjunto de materias,
entre las que se encuentran las principales o más importantes,
en el seno de la relación laboral, en las que el convenio de
empresa, a partir de ahora, tendrá “prioridad aplicativa” sobre
el sectorial. Se trata, sin duda, de inaugurar la posibilidad de
que el convenio inferior pueda empeorar las condiciones del
superior y que, por tanto, se pueda “hacer competir” (es decir,
enfrentar) entre ellos a los trabajadores de un mismo sector,
empujando las condiciones laborales a la baja.
• Además, se introducen toda una serie de mecanismos semiobligatorios
(y que pasarán a ser obligatorios cuando los sindicatos
mayoritarios lo acuerden, lo que sin duda harán) para
resolver las controversias sin acudir a los tribunales sociales.
Se fomenta, en este marco, el arbitraje entre las partes negociadoras,
en multitud de ocasiones y, en todo caso, cuando no
se pueda llegar a un acuerdo, vencido un determinado plazo.
Al fi n y al cabo, el arbitraje ha demostrado, en el ámbito del
Derecho Internacional de Inversiones, ser una efi caz “justicia
de clase”, que sustituye el acceso a los tribunales por una semijurisdicción
conformada por hombres de negocios y académicos
prestos a ser sensibles a las necesidades empresariales, y
cuya independencia no puede, en modo alguno, garantizarse.
• También, se establecen entre el contenido mínimo del convenio
que ha de negociarse las “medidas para contribuir a la
fl exibilidad interna en la empresa”, y entre ellas un porcentaje
máximo y mínimo de la jornada que podrá distribuirse irregularmente
(que será, salvo pacto en contrario, de un 5%)
y “los procedimientos y periodos temporales y de referencia
para la movilidad funcional”. Además, en esta norma se facilitan,
dando entrada al arbitraje, tanto el descuelgue salarial
como la modifi cación sustancial de las condiciones de trabajo.
• La ultra-actividad, fi nalmente, no desaparece, pero se establece
un plazo máximo para la negociación del convenio (20
meses desde su denuncia), tras el que deberá recurrirse a los
sistemas de solución extrajudicial pactados en los acuerdos
interprofesionales estatales o autonómicos, incluido el arbitraje
vinculante, como ya veíamos.
• Además, se introducen los llamados “convenios dinámicos”,
al preverse que la comisión paritaria de interpretación del
acuerdo pueda “adaptar o, en su caso, modifi car el convenio
durante su vigencia”, imposibilitando que la fuerza vinculante
del convenio pueda constituirse en un freno duradero
a las exigencias patronales.
• Por último, se establecen nuevas normas respecto a quienes
están legitimados para constituir la mesa negociadora laboral,
que buscan apuntalar la exclusividad al respecto de los sindicatos
mayoritarios y excluir al sindicalismo alternativo y profesional.
Todo ello conlleva una modifi cación global de la arquitectura
negocial española, que la pone en clara crisis, abriendo un escenario
totalmente distinto en el que se busca enfrentar a unos
trabajadores con otros, e individualizar al máximo las relaciones
laborales, fragmentando y debilitando la capacidad normativa
de los convenios, en la seguridad de que la actual correlación de
fuerzas es francamente favorable al empresariado. Y, entonces,
¿será esto ya bastante?
Y lo que viene
Hay que recordar que, como afi rmara Cristóbal Molina Navarrete,
la reforma laboral llevada a cabo es, realmente, como una
muñeca rusa: repleta de otras muñecas cada vez más pequeñas
que se van descubriendo según se va abriendo la anterior.
Así, la Ley 35/2010 incluía en su articulado la iniciación del
impulso normativo encaminado a la aprobación de muchas
otras regulaciones. Entre ellas podemos citar la reglamentación
de las agencias privadas de colocación; de las políticas activas de
empleo; de la modifi cación de la legislación procesal laboral; de
la legislación concursal en lo relativo a la situación de los trabajadores
en la misma; de la reglamentación de los procedimientos
relativos a los Expedientes de Regulación de Empleo, etc.
Entre las variaciones de mayor calado que se pretendían poner
en marcha a raíz de esta reforma estaba una que puede modifi car
enormemente la anatomía de la institución del despido en nuestro
país: la articulación de un Fondo de Capitalización de las
indemnizaciones por despido, el llamado “modelo austriaco”.
Este modelo, que habrá de ponerse en marcha para enero de
2012, implica que en vez de cobrarse la indemnización por
despido en cada ocasión que el mismo se produce, el empresario
vaya cotizando una cantidad mensual a un Fondo manejado por
una entidad fi nanciera. Cuando el despido (u otras circunstancias,
como la jubilación) acontece, las cantidades del Fondo son
accesibles para el trabajador, que puede elegir entre cobrarlas o
guardarlas para una situación posterior.
Se dice que este mecanismo fomenta la movilidad de los trabajadores,
ya que los mismos pueden no perder los derechos a
indemnización asociados a la antigüedad al cambiar de trabajo.
Sin embargo, lo cierto es que en Austria (modelo que, se supone,
se pretende imitar) la cantidad cotizada por el empresario es
Análisis 31
La crisis económica en el estado español: análisis desde una perspectiva libertaria
del 1,53% del sueldo bruto, lo que implica una cuantía muy
inferior a las indemnizaciones por despido tipo (los 20, 33 o 45
días por año). La diferencia se supone que ha de cubrirse por la
rentabilidad del Fondo en Bolsa. Cálculos realizados en el país
centroeuropeo indican que sería necesario un 6% de rentabilidad
anual del Fondo para que los trabajadores obtuviesen prestaciones,
aún así, claramente inferiores a las actuales. Además, el
Fondo se está invirtiendo principalmente en renta variable, con
mayor riesgo, por las necesidades de liquidez del mecanismo.
Pero la cosa no termina ahí. Lo cierto es que una nueva reforma
laboral (la reforma de la reforma) se reclama cada vez con mayor
insistencia desde los cenáculos fi nancieros y los voceros de la
patronal. Se habla de realizar una modifi cación en profundidad
del régimen del trabajo a tiempo parcial; de una nueva disminución
de las indemnizaciones por despido; e, incluso, de la
puesta en marcha de un contrato para menores de 35 años, en el
que se cobraría únicamente el SMI, y que tendría una duración
máxima de 3 años. También se apuesta, en reuniones que ya
están teniendo lugar, por el llamado “contrato único”, en el
que los derechos se irían adquiriendo según la antigüedad del
trabajador fuese avanzando.
Alguna conclusión
Nos encontramos, pues, en un escenario móvil y en continúa
mutación. Es posible que cuando este artículo vea la luz muchas
cosas hayan ya cambiado. Las agresiones a la clase trabajadora, con
la excusa de la crisis económica, se suceden a un ritmo paroxístico.
Las tendencias previas a la descentralización productiva y la
fl exibilización de la relación laboral avanzan de maneras que nos
resultaban impracticables hace muy poco tiempo. Además, esta
dinámica de cambios a peor no parece que vaya a detenerse por
sí misma. La propia lógica del sistema capitalista fundamentada
en la maximización del benefi cio económico resulta crucial para
entender no sólo la propia crisis económica sino las respuestas
que se están dando desde las propias Administraciones Públicas.
La propia Administración Pública como hemos visto no es ajena
ni independiente del propio funcionar del sistema económico.
De hecho al propio Estado le interesa y por ello impulsa el que
ha sido para él hasta el momento el sistema económico que
le ha permitido aumentar sobremanera su poder. La propia
deslegitimación que a marchas forzadas está realizando el propio
Estado, tanto para recuperar sus mecanismos presentes y futuros
de fi nanciación reduciendo su gasto público a la vez que empieza
a ser cuestionado aunque sea de forma parcial aunque creciente
su propia legitimidad. Un ejemplo clarísimo de ello empieza a
ser el cuestionamiento (si bien por motivos relacionados con
la disminución de las prestaciones relacionadas con el Estado
del Bienestar) de los diferentes Parlamentos. Los mismos, ejes
centrales de legitimación de la dictadura liberal empiezan pues
a ser cuestionados y junto con ello las fuerzas de seguridad del
Estado, la judicatura, los medios de control informativo y ciertos
sectores empresariales. El futuro en este sentido es prometedor si
se realizan paralelamente alternativas populares reales y revolucionarias
que generen dinámicas antiestatales y anticapitalistas.
A pesar de ello las respuestas són débiles en el campo sindical y
laboral. El modelo sindical mayoritario, con más implantación en
los centros de trabajo, supone trasladar la dictadura parlamentaria
a las empresas. Con este modelo, sustentado por las subvenciones
estatales y por los liberados sindicales, se convierte en una
herramienta de control del grueso de la clase trabajadora del país.
Sin embargo como han analizado autoras como Beverly Silver,
muchas veces cuando el poder técnico de negociación dentro
de las empresas disminuye (como está sucediendo en la que ha
sido la industria líder del siglo XX: el automóvil) los sindicatos
usan mecanismos fundamentados en el poder de asociación,
donde la fuerza recae no tanto en trabajadores estratégicos en
un centro de trabajo de un sector a la vez estratégico para la
economía sino en el ataque externo que el sindicato pueda
realizar a la empresa, al ser la misma a la vez muchas veces más
débil. Ejemplos históricos los encontramos en el textil, cuando
durante los primeros años del pasado siglo XX sindicatos como
CNT supieron marcar a través de diferentes mecanismos la
justicia popular a aquellos que tanto daño hicieron al pueblo.
Vuelven seguramente tiempos de guerra, de confl icto social,
donde organizaciones y sindicatos revolucionarios pueden tener
un papel determinante o al menos creciente en la realidad social.
El empeño, las luchas obreras, la creciente seriedad, militancia
y afi liación en la CNT de los últimos años son un buen refl ejo
de ello, para unos años donde como decía García Oliver en el
famoso mitin del cementerio de Monjuïch de 1937, quizás sea
necesario hacerse de nuevo “... con la pistola obrera de mando”.
Vuelven tiempos de guerra, de confl icto social.
El empeño, las luchas obreras, la creciente
seriedad, militancia y afi liación en la CNT de
los últimos años son un buen refl ejo de ello.
32 Análisis
José Luis Carretero, Gaspar Fuster, Lluís Rodríguez, Endika Alabort y José Manuel Ortiz
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