80 Años de Prensa Libertaria

La larga travesía en el desierto                                                           Periódico CNT


 


80 ANIVERSARIO DEL PERIÓDICO CNT
La fuerza de la CNT se vio mermada por las divisiones internas y por una sociedad cada vez más desmovilizada, imbuida por el llamado Estado del Bienestar.




Ilustración: Carlos Azagra

Un quiero y no puedo. De esta forma se puede calificar la actitud de la CNT durante las décadas de 1980 y 1990. A pesar de las circunstancias propias que provocaron esta situación, la sociedad de forma progresiva se vio envuelta en una dinámica individualista y consumista, que sumada en el ámbito socio-laboral a los pactos sociales entre las diferentes fuerzas políticas y sindicales provocaron un aumento de la desmovilización, allanando el camino para que el statu quo no se viera alterado.
Aun así todavía se podían observar los últimos coletazos de aquella fuerte oposición social a nivel laboral y social que caracterizó a la Península tras la muerte del dictador. De esta forma el periódico fue testigo de sucesos como el 23F o los GAL, las movilizaciones en Lemoniz o Almaraz, las luchas en los astilleros de Gijón, Puerto Real y Euskalduna tras el Plan de Reconversión Naval, las movilizaciones del campo en Arahal o Pedrera, los sucesos de Reinosa, las movilizaciones contra la OTAN o la mili, las huelgas generales del 85 y el 88, la oposición al Quinto Centenario y a la expo del 92… así como haciéndose eco de sucesos a nivel mundial como el accidente de Chernóbil, las luchas populares en el Sáhara, Kurdistán o Chechenia, la situación en la Europa del Este tras la caída del muro de Berlín, la masacre de Tian´anmen, el ascenso del narcotráfico, la Guerra del Golfo, la guerra de Yugoslavia, el conflicto israelí-palestino… todo ello con amplios y documentados reportajes.
Asimismo en las páginas del CNT se tocaban muchos temas de carácter contracultural, haciendo hincapié en cuestiones como el ecologismo y movimiento antinuclear, antimilitarismo, feminismo, pedagogía libertaria, el movimiento anticarcelario o el movimiento okupa.
A nivel Confederal son tiempos de numerosas movilizaciones como las mencionadas anteriormente o las de Domecq e Inagsa. Si bien la CNT continuaba teniendo una importante implantación sindical, los problemas internos que se sucederían tras el VI Congreso en octubre de 1982 con una nueva escisión y la posterior batalla por las siglas, mermó aún más las filas anarcosindicalistas. Mientras que la lucha por el patrimonio histórico y acumulado se convierte en la punta de lanza, en el plano cultural el sindicato impulsaría nuestra querida Fundación Anselmo Lorenzo. Y a los ecos represivos tras los asesinatos de Agustín Rueda o Valentín González -en el 78 y 79 respectivamente-, había que sumar una nueva víctima, en esta ocasión por la fuerza bruta del fascismo con el asesinato de Jorge Caballero en 1980.
Son tiempos de consolidación del sistema capitalista bajo el manto de la democracia parlamentaria y representativa. De la política y el mamoneo, del robo e impunidad del PSOE, de la crisis económica del 93, de la reforma de la Seguridad Social, de la Ley Corcuera y la Ley Antiterrorista, de nuevas reformas laborales, la introducción de las ETT´s, del despido libre, del reforzamiento de las elecciones sindicales y los comités de empresa, de las traiciones de CCOO y UGT, de la corrupción política campando a sus anchas... En definitiva, de aquellos polvos estos lodos.
Y realmente los tiempos no cambian tanto como parece. Los conflictos en Iberia o Correos ya se sucedían por entonces, la militancia confederal respondía a la crisis con la creación de colectividades o cooperativas libertarias, y los compañeros de los Sindicatos de Jubilados y Pensionistas de la CNT eran los yayoflautas de hoy.

1 comentario:

  1. Y QUE ES LA JUSTICIA


    Los personajes se escapan de los libros y van a buscar al autor.


    El clown se escapa de la pista y va a buscar al empresario; el hombre se escapa de la vida y va a buscar a los dioses. Porque hay un momento en que es preciso determinar bien nuestra posición en el mundo, como el marinero en el mar, y conocer a donde vamos. Tal vez nos hemos perdido. Sabemos que los dioses duermen. Que a veces es necesario despertarles… y blasfemar si no responden.


    Porque esto no puede ser eterno. Y hay que preguntar una vez… El clown, el hombre, tiene que preguntar una vez: Esta pantomima sangrienta y desgarrada, este truco monstruoso y despiadado que está aquí y ahora en la picota del escarnio… ¿Para qué? ¿Qué significa? ¿A dónde vamos? ¿Adónde nos lleva todo esto? ¿A la justicia? Pero ¿Qué es la justicia? ¿Existe la justicia? Si no existe ¿Par que está aquí Don Quijote? Y si existe ¿La justicia es esto? ¿Un truco de pista? ¿Un número de circo? ¿Un pin pan pun de feria? ¿Un vocablo perfecto para distraer a los hombres y a los dioses? Respondedme… Respondedme. Que me conteste alguien… ¿Qué es la justicia? Silencio… Silencio. ¡Otra vez silencio!


    Una última pregunta: ¿No hay estrellas lejanas? ¿El hombre no camina más allá de sus gusanos? Yo me como a la gallina, y mi carne es la vianda del gusano? ¿La justicia no es más que este mecanismo? ¿No es más que este engranaje de noria? ¿Voracidad. Voracidad organizada en una cadena sinfín? ¿Un puesto fijo en este carrusel de mandíbulas abiertas?... ¿Qué es la justicia? … ¿Nadie responde? ¿Ni una voz? ¿Ni un signo? ¿Qué es la justicia?


    Cuando Don Quijote pronunció por primera vez la palabra justicia en el campo de Montiel… sonó en la llanura manchega una carcajada estrepitosa que ha venido rodando de siglo en siglo por la tierra, por el mar y por el viento hasta clavarse en la garganta de todos los hombres con una mueca cínica y metálica. ¡Ja, ja, ja! ¡Reíos!... ¡Reíos todos! Que la justicia no es más que una risa grotesca. ¡Ja, ja, ja!


    Pero el payaso se yergue y se vuelve contra el empresario, contra los hombres y los dioses gritando: ¡Basta!


    ¡Basta ya! ¡Basta de risas!


    ¡Que no se ria nadie! ¡Que no se ría nadie! Mi sangre de clown vale tanto como la sangre de todos los cristos. ¡Yo no soy un payaso! ¡Yo soy Prometeo! Vengo de casta de los viejos redentores del mundo, y he dado mi sangre no para hacer reír a los hombres y a los dioses sino para fecundar el yermo.


    ¿Entendéis ahora? Don Quijote es el poeta prometeico que se escapa de la su crónica y entra en la Historia hecho símbolo y carne, vestido de payaso y gritando por todos los caminos: ¡Justicia! ¡Justicia!... Solo la risa del mundo, abierta y rota como un trueno, le responde.


    ¡Oh, paradoja monstruosa! Todas las voces de la Tierra, zumbando en coro, haciendo rueda en los oídos de ese pobre payaso, del gran defensor de la justicia, con este estribillo de matraca:


    ¡No hay justicia!... ¡No hay justicia… no hay justicia!... ¡Ja, ja, ja!


    Yo no sé si esta es la hora de hablar de dioses… pero el momento actual de la Historia es tan dramático, el sarcasmo tan grande, la broma tan sangrienta… y el hombre tan vil… que el Poeta prometeico… el payaso de las bofetadas… se yergue… rompe sus andrajos grotescos de farándula, se escapa de la pista, se mete por la puerta falsa de la gran asamblea donde los raposos y los mercaderes del Mundo dirigen los destinos del hombre… y pide la palabra.


    León Felipe

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