domingo, 18 de agosto de 2013

KappaRougeEtNoir: Los derechos y los deberes


¡Qué lástima

 que yo no pueda cantar a la usanza de

 ese tiempo lo mismo que los poetas de hoy cantan!

¡Qué lástima

que yo no pueda entonar con esa voz engolada

esas brillantes romanzas

a las glorias de la patria!

¡Qué lástima

que yo no tenga una patria!

Sé que la historia es la misma, la misma siempre, que pasa

desde una tierra a otra tierra, desde una raza a otra raza,

como pasan esas tormentas de estío desde esta a aquella comarca.

¡Qué lástima

Que yo no tenga comarca,

patria chica, tierra provinciana!

Debí nacer en la entraña

 de la estepa castellana

y fui a nacer en un pueblo del que no recuerdo nada;

pasé los días azules de mi infancia en Salamanca,

y mi juventud, una juventud sombría, en la Montaña.

Después… ya no he vuelto a echar el ancla,

Y ninguna de estas tierras me levanta.

ni me exalta

para poder cantar siempre en la misma tonada

al mismo río que pasa

rodando las mismas aguas,

al mismo cielo,al mismo campo,  a las misma casa,

al mismo rio que pasa

¡Que lástima

que yo no tengo!,

 una casa solariega y blasonada,

una casa en que guardara,

a más de otras cosas raras,

un sillón viejo de cuero, una mesa apolillada,

y el retrato de un mi abuelo que ganara

una batalla.

retratado con una mano cruzada

En el pecho, y la otra mano en el puño de la espada!

Y. ¡Qué lástima

que yo no tenga siquiera una espada!

Porque… ¿Qué voy a cantar si no tengo ni una patria,

ni una tierra provinciana

ni una casa

solariega y blasonada,

ni el retrato de un mi abuelo que ganara

una batalla,

ni un sillón viejo de cuero, ni una mesa, ni una espada?

¡Que voy a cantar si soy un paria

que apenas tiene una capa!

sin embargo… en esta tierra de España

y en un pueblo de la Alcarria

hay una casa

en la que estoy de posada

y donde tengo prestada

una mesa de pino y una silla de paja.

Un libro tengo también. Y todo mi ajuar se halla

En una sala

Muy amplia

Y muy blanca

Que está en la parte más baja

y  más fresca de la casa

Tiene una luz muy clara

esta sala

tan amplia

y tan blanca…

Una luz muy clara

que entra por la ventana

que da a una calle muy ancha.

Y a la luz de esta ventana

vengo todas las mañanas.

Aquí me siento sobre mi silla de paja

y venzo las horas largas

leyendo en mi libro y viendo como pasa

la gente a través de la ventana.

Cosas de poca importancia

parecen un libro y el cristal de una ventana

en un pueblo de la Alcarria,

Y sin embargo, le basta

para sentir todo el ritmo de de la vida a mi alma.

Que todo el ritmo del mundo por estos cristales pasa

cuando pasan

ese pastor que va detrás de las cabras

con una enorme callada,

esa mujer agobiada

con una carga

de leña a la espalda,

esos mendigos que vienen arrastrando sus miserias de Pastrana

y esa niña que va a la escuela de tan mala gana´

¡Oh, esa niña! Hace un alto en mi ventana

 siempre y se queda a los cristales pegada

como si fuera una estampa.

¡Que gracia

tiene su cara

en el cristal aplastada

con la barbilla sumida y la naricilla chata!

Yo me rio mucho mirándola

y le digo que es una niña muy guapa…

Ella, entonces, me llama ¡tonto!, y se marcha.

¡Pobre niña! Ya no pasa

por esa calle tan ancha

caminando hacia la escuela de muy mala gana

ni se para

en mi ventana

ni se queda a los cristales pegada

como si fuera una estampa.

Que un día se puso mala,

muy mala

y otro día doblaron por ella a muerto las campanas.

Y en una tarde muy clara,

por esa calle tan ancha,

a través de esa ventana,

vi como se la llevaban

en una caja

muy blanca

que tenía un cristalito en la tapa,

por aquel cristal se le veía la cara

lo mismo que cuando estaba

pegadita al cristal de mi ventana…

Al cristal de esta ventana

que ahora me recuerda siempre el cristalito de aquella

caja              

tan blanca.

Todo el ritmo de la vida pasa

por ese cristal de mi ventana…

¡Y la muerte también pasa!

¡Qué lástima

que no pudiendo cantar otras hazañas

porque no tengo una patria

ni una tierra provinciana

ni una casa

solariega y blasonada

ni un sillón viejo de cuero, ni una mesa, ni una espada,

y soy un paria

que  apenas tiene una capa

venga, forzado, a cantar cosas de poca importancia!

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario