El Comunismo Libertario


Concepto confederal del Comunismo Libertario

1910 2010 cien años de lucha
 E
s del dominio de todas las delegaciones que asisten a este Congreso que en el seno de orgánico de la CNT se agitan, con dinamismo bien marcado, dos maneras de interpretar el sentido de la vida y la base de estructuración de la Economía post-revolucionaria. Esta múltiple concepción de tendencia obedece,  a no dudar,  a razones doctrinarias y filosóficas que, al abrir huella en las en la psicologías de los militantes, crean dos formas inconclusas de pensamiento, cuyas energías en potencia hoy se esfuerzan por imprimir directrices dando cauce a las dos tendencias.

     Ahora bien: si en esta doble movilidad de energías confederales no mediara el afán de hegemonía, no habría problema. Pero esta aspiración espiritual, tenaz y constante, habrá de manifestarse con forma nueva en el plano interno de nuestros cuadros abriendo, con el litigio, peligros serios a la unidad que acabamos de concertar en esta Ponencia, con la serenidad y conciencia necesarias para aquilatar y asumir la responsabilidad histórica y trascendental de esta hora,  ha debido buscar la fórmula que recoja el espíritu y pensamiento de las dos corrientes,  articulando en el los cimientos de la vida nueva

     Así pues declaramos:

Ø Primero. Que al poner la piedra angular de la arquitectura del dictamen hemos procurado construir con austero sentido de armonía sobre estos pilares: individuo y sindicato, dando margen al desenvolvimiento paralelo a las dos corrientes y concepciones.

Ø Segundo. Consignamos como referendo a la expresa garantía de la armonía, el reconocimiento implícito de la soberanía individual. Con la potestad, que vindica la libertad por encima de todas las disciplinas atentatorias, habremos de articular las distintas instituciones que en la vida han de determinar la necesidad, poniendo cauces a la relación.

Una organización para la sociedad. 
     Y es así como, socializado el cúmulo de toda la riqueza social y garantizada la posesión, en uso, de los instrumentos de trabajo, haciendo igual para toda la facultad de producir, facultad convertida en deber, para tener opción al derecho de consumir, que el instinto por ley natural vindica en todos los imperativos de la conservación de la vida, surge el principio anárquico del libre acuerdo del libre acuerdo, para concertar entre todos los hombres el alcance transacción  y duración del pacto. Es así como el individuo, cedula con personalidad jurídica, y entidad angular de las articulaciones sucesivas, que la libertad y la potestad de la Federación habrán de crear,  ha de constituir el engarce y la nomenclatura de la nueva sociedad por venir.

     Hemos de pensar todos que estructurar con precisión matemática la sociedad del porvenir sería absurdo, ya que muchas veces entre la teoría y la practica existe un verdadero abismo. Por ello no caeremos en el error de los Políticos que presentan soluciones definitivas para todos los problemas, soluciones que en la practica fallan ruidosamente. Y es porque pretenden imponer un método para todos los tiempos sin tener en cuenta la propia evolución de la vida humana.

     No haremos esto nosotros que tenemos una visión más elevada de los problemas sociales. Al esbozar las normas del Comunismo Libertario, no lo presentamos como un programa único, que no permita trasformaciones. Estas vendrán, lógicamente, y serán las propias necesidades y experiencias quienes  las indiquen.

     Aunque tal vez parezca que se encuentre un poco fuera del mandato que nos ha sido encomendado por el Congreso, creemos posible puntualizar algún tanto nuestro concepto de la revolución y las penurias más acusadas que a nuestro juicio pueden y deben presidirla.
     Se ha tolerado demasiado el tópico según el cual la revolución no es otra cosa que el episodio violento mediante el que se da el traste con el régimen capitalista. Aquella en realidad, no es otra cosa el fenómeno que da paso de hecho a un estado de cosas que desde mucho antes ha tomado cuerpo en la conciencia colectiva.
     Tiene la revolución, por lo tanto, su iniciación en el momento mismo en que, comprobando la diferencia existente entre el estado social y la conciencia individual, esta por instinto o por análisis, se ve forzada a reaccionar contra aquel.
Los Sindicato con los acuerdos de su asamblea
Por ello, dicho en pocas palabras, conceptuamos que la revolución se inicia:
Ø Primero. Como fenómeno psicológico de un estado de cosas que pugna con las aspiraciones y necesidades individuales.
Ø Segundo. Como manifestación social cuando, por tomar aquella reacción cuerpo en colectividad, choca con los estamentos del régimen capitalista.
Ø Tercero. Como organización, cuando sienta la necesidad de crear una fuerza capaz de imponer la finalidad de su necesidad biológica.
     En  orden externo,  merecen destacarse estos factores:
Ø a) Hundimiento de la ética que sirve de base al régimen capitalista.
Ø B) Bancarrota de este en su aspecto económico.
Ø C) Fracaso de su expresión política, tanto en  orden al régimen democrático, como a la ultima expresión, el capitalismo de Estado, que no es otra cosa que el comunismo.
     El conjunto de esos factores, convergentes en un punto y momento dado, es el llamado a determinar la aparición del hecho violento que ha de dar paso al periodo verdaderamente evolutivo de la revolución.
     Considerando que vivimos el momento preciso en que la convergencia de todos estos factores engendra esa posibilidad prometedora, hemos creído necesaria la confección de un dictamen que, en sus líneas generales, siente los primeros pilares del edificio social que habrá de cobijarnos en el futuro.
    
     Concepto constructivo de la revolución. Entendemos que nuestra revolución debe organizarse sobre una base estrictamente equitativa.
     La revolución no puede cimentarse ni sobre el apoyo mutuo, ni sobre la solidaridad, ni sobre el arcaico tópico de la caridad. En todo caso estas tres fórmulas, que a través de los tiempos han parecido querer  llenar las deficiencias de tipos de sociedad rudimentarios en los que el individuo aparece abandonado frente a una concepción del derecho arbitrario e impuesto,  deben refundirse y puntualizarse en nuevas formas de convivencia social que encuentren su más clara interpretación en el Comunismo Libertario: dar a cada ser humano lo que exijan sus necesidades, sin que en la satisfacción de las mismas tenga otras limitaciones que las impuestas por las necesidades de la nueva economía creada.
     Si todos los caminos que se orientan hacia Roma conducen  a la Ciudad Eterna, todas las formas de trabajo y distribución que se dirijan hacia la concepción de una sociedad igualitaria conducirán a la realización de la justicia y la armonía social.
     En consecuencia, creemos que la revolución debe cimentarse sobre los principios morales y éticos del Comunismo Libertario. Que son:
Ø Primero. Dar a cada ser humano lo que exijan sus necesidades, sin que en la satisfacción de las mismas tenga otras limitaciones que las impuestas por las necesidades de la economía.
Ø Segundo. Solicitar de cada ser humano la aportación máxima de sus esfuerzos a tenor de las necesidades de la sociedad, teniendo en cuenta las condiciones físicas y morales de cada individuo.
acuden al Congreso
     Organización de la nueva sociedad después del hacho revolucionario.- Las primeras medidas de la revolución. Terminado el aspecto violento de la revolución, se declaran abolidos: la propiedad privada, el Estado, el principio de autoridad y, por consiguiente las clases que dividen a los hombres en explotadores y explotados, en oprimidos y opresores.
     Socializada la riqueza, las organizaciones de los productores, ya libres, se encargarán de la administración directa de la producción y del consumo.
     Establecida en cada localidad la Comuna Libertaria, pondremos en marcha el nuevo mecanismo social. Los productores de cada ramo u oficio, reunidos en sus sindicatos y en los lugares de trabajo, determinarán libremente la forma en que este deberá ser organizado.
     La comuna libre se incautará de cuanto antes detentaba la burguesía, tal como víveres, ropas, calzados y materias primas, herramientas de trabajo,  ect. Estos utiles de trabajo y materias primas deberán pasar a manos de los productores para que estos los administren directamente en beneficio de la comunidad.
     En primer término las Comunas cuidarán de alojar con el máximo de comodidades a todos los habitantes de cada localidad, asegurando asistencia a los enfermos y educación a los niños.
     De acuerdo con el principio fundamental del Comunismo Libertario, como hemos dicho antes, todos los hombres es apostarán a cumplir en deber voluntario – que se convertirá en verdadero derecho cuando el hombre trabaje libre- de prestar su concurso a la colectividad, en relación con sus fuerzas y sus capacidades, y la comuna cumplirá la función de cubrir sus necesidades.
     Desde luego, es preciso crear ya, desde ahora, la idea de que los primeros tiempos de la revolución no resultarán fáciles y de que cada hombre aporte el máximo de su esfuerzo y que consuma solamente lo que permitan las posibilidades de la producción. Todo periodo constructivo exige sacrificio y aceptación individual y colectiva y a no crear dificultades a la obra reconstructora de la sociedad que de común acuerdo todos realizaremos.
     Plan de organización de los productores. El plan económico de organización, en cuantas manifestaciones tenga la producción nacional. Se ajustará a los más estrictos principios de la economía social, administrados directamente por los productores através de sus diversos órganos de producción, designados por las asambleas generales de las variadas organizaciones y por ellas controlados en todo momento.
Como base (en el lugar de trabajo, en el Sindicato, en la Comuna, en todos los órganos reguladores de la nueva sociedad), el productor, el individuo como célula, como piedra angular de todas las creaciones sociales, económicas y morales.
Como órgano de relación dentro de la Comuna y en el lugar de trabajo, el consejo de taller y de fábrica, pactando con los demás centros de trabajo.
Como órgano de relación de Sindicato a Sindicato (asociación de productores), los consejos de Estadística y de Producción, que se seguirán relacionando entre si hasta formar una red de relación constante y estrecha entre todos los productores de la Confederación Ibérica.
En el campo: como base, el productor en la Comuna que usufructuaría todas las riquezas naturales de una demarcación política y geográfica.
Como órgano de relación, el Consejo de Cultivo, del que formarán parte elementos técnicos y trabajadores integrantes de las asociaciones de productos agrícolas, encargados de intensificar la orientación de la producción, señalando las tierras más apropiadas a la misma, según su composición química.
Estos consejos de cultivo establecerán la misma red de relaciones que los Consejos de Taller ,  de Fábrica y de Producción y Estadística, complementando la libre federación que representa la Comuna como demarcación política y subdivisión geográfica.
Máximo Órgano decisión del Sindicato CNT
Tanto las asociaciones de productores industriales como las asociaciones de productores agrícolas se federarán nacionalmente –mientras sea únicamente España la que haya realizado su trasformación social- si, llevados a esa misma disyuntiva por ese mismo proceso del trabajo a que se eduquen, lo estiman conveniente para el más fructífero desarrollo de la Economía; e idénticamente se federará en el mismo sentido aquellos servicios cuya característica propenda a ello por facilitar las  relaciones  lógicas y necesarias entre todas las Comunas Libertarias de la península.

Estimamos que con el tiempo la nueva sociedad conseguirá dotar a cada Comuna de todos los elementos agrícolas e industriales precisos a su autonomía, de acuerdo con el principio biológico que afirma que es más libre el hombre –en este caso la Comuna- que menos necesita de los demás.

Las Comunas Libertarias y su funcionamiento. La expresión política de nuestra revolución hemos de asentarla sobre la trilogía: El individuo, la Comuna Y la Federación.

Dentro de un plan de actividades estructurado en todos los órdenes desde un punto de vista peninsular, la administración será de manera absoluta de carácter comunal.

La base de esta administración será, por consiguiente, la Comuna. Estas Comunas serán autónomas y estarán federadas regional y nacionalmente, para la realización de los objetivos de carácter general. El derecho de autonomía no excluirá el deber de cumplir los acuerdos de convivencia colectiva, no compartidos por simples apreciaciones y que sean aceptados en el fondo. Así, pues, una Comuna de consumidores sin limitación voluntaria, se comprometerá a acatar aquellas normas de carácter general que después de libre discusión hayan sido acordadas por la mayoría.

En cambio, aquellas Comunas que, refractarias a la industrialización, acuerden otras clases de convivencia, como por ejemplo las naturistas y desnudistas, tendrán derecho a una administración autónoma, desligada de los compromisos generales. Como estas Comunas naturistas desnudistas, u otra clase  de Comunas, no podrán satisfacer todas las necesidades, por limitadas que estas sean, sus delegados a los congresos de la Confederación Ibérica de Comunas Autónomas Libertarias podrán concertar convenios económicos con las demás Comunas Agrícolas e Industriales.

En conclusión proponemos:

La creación de la Comuna como identidad política y administrativa.

La Comuna será autónoma y confederada al resto de las Comunas.

Vocero portavoz del Sindicato
Las Comunas se federarán comarcal y regionalmente, fijando a voluntad sus límites geográficos, cuando sea conveniente unir a una sola Comuna pueblos pequeños, aldeas y lugares. El conjunto de estas Comunas constituirá una Confederación Ibérica de Comunas Autónomas Libertarias.

Para la función distributiva de la producción, y para que puedan nutrirse mejor las Comunas, podrán crearse aquellos órganos suplementarios encaminados a conseguirlo. Por ejemplo: un Consejo Confederal de Producción y Distribución, con representaciones directas de Federaciones nacionales de Producción y Distribución, con representaciones directas de las Federaciones nacionales de Producción y del Congreso anual de Comunas.

Misión y funcionamiento interno de la Comuna. La Comuna deberá ocuparse de lo que interesa al individuo.

Deberá cuidar de todos los trabajos de ordenación arreglo y embellecimiento de la población.

Del alojamiento de sus habitantes; de los artículos y productos puestos a su servicio por los Sindicatos y Asociaciones de productores.
 Se ocupará, así mismo, de la higiene, de la estadística comunal y de las necesidades colectivas. De la enseñanza. De los establecimientos sanitarios y de la conservación y perfeccionamiento de los medios locales de comunicación.
Organizará las relaciones con las demás Comunas, y cuidará de estimular todas las actividades artísticas y culturales.
Para el buen cumplimiento de esta misión, se nombrará un Consejo Comunal, al cual serán agregados representantes del Consejo de Cultivo, de Sanidad, de Cultura, de Distribución y de Producción y Estadística.
Por el derecho a una vida digna
El procedimiento de elección de los Consejos Comunales se determinará con arreglo a un sistema en el que se establezcan las diferencias que aconsejen la densidad de población, teniendo en cuenta que tendrá que descentralizar políticamente la metrópolis, construyendo con ellas Federaciones de Comunas.
Todos esos cargos no tendrán ningún carácter ejecutivo ni burocrático. Aparte los que desempeñen funciones técnicas, o simplemente de estadística, los demás cumplirán asimismo sus tereas de productores, reuniéndose en sesiones al terminar las jornadas de trabajo para discutir las cuestiones de detalle que no necesiten el referendo de la asambleas comunales.

Se celebrarán asambleas tantas veces como lo necesiten los intereses de la Comuna, a petición de los miembros del Consejo Comunal, o por la voluntad de los habitantes de cada una.

Relaciones e intercambio de productos. Como ya hemos dicho, nuestra organización es de tipo federalista y asegura la libertad del individuo dentro de la agrupación y de la Comuna, la de las Comunas dentro de las Federaciones, y la de estas en las Confederaciones.

Vamos, pues, el individuo a la colectividad, asegurando sus derechos  para conservar intangible el principio de libertad.

Los habitantes de la Comuna discutirán entre sí sus problemas internos, producción, consumo, instrucción, higiene y cuanto sea necesario para el desenvolvimiento moral y económico de la misma. Cuando se trate de problemas que afecten a una misma comarca o provincia, han de ser las Federaciones las que deliberen, y en las asambleas y reuniones que estas celebren estarán representadas todas las Comunas, cuyos delegados aportarán puntos de vista previamente aprobados en ellas.

Por ejemplo, si han de construir carreteras, ligando entre si los pueblos de una comarca o asuntos de transporte e intercambio de productos entre las comarcas agrícolas e industriales, es natural que todas las Comunas expongan su criterio, ya que también prestarán su concurso.

Medio millón de muertos y desaparecidos, por
las represalias franquistas.
En los asuntos de carácter regional, será la Federación regional quien ponga en práctica los acuerdos, y estos representarán la voluntad soberana de todos los habitantes de la región. Pues empezó en el individuo, pasó después a la Comuna, de esta a la Federación y por último a la Confederación.

De igual forma llegaremos a la discusión de todos los problemas de tipo nacional, ya que nuestros organismos se irán complementando entre sí. La organización nacional regulará las relaciones de carácter internacional, estando en contacto directo con los proletariados de los demás  países, por intermedio de sus respectivos organismos, ligados como el nuestro a la Asociación Internacional de los Trabajadores.

Para el intercambio de productos de Comuna a Comuna, los consejos comunales se pondrán en relación con las Federaciones Regionales de Comunas y con el Consejo Confederal de producción y distribución, reclamando lo que les haga falta y ofreciendo lo que les sobre.

Por medio de la red de relaciones establecidas entre las Comunas y los Consejos de Producción y Estadística, constituidos por las Federaciones Nacionales de productores, queda resuelto y simplificado ese problema.

En lo que se refiere al aspecto comunal del mismo, bastarán las cartas de productor, extraídas por los Consejos de Taller y de Fábrica, dando derecho a que aquellos puedan adquirir todo lo necesario para cubrir todas sus necesidades. La carta de productor constituye el principio un signo de cambio, el cual quedará junto a estos dos elementos reguladores: Primero, que sea intransferible; segundo, que se adopte un procedimiento mediante el cual en la carta se registre el valor del trabajo por unidades de jornada y ese valor tenga el máximo de un año de validez para la adquisición de productos.
A los elementos de la población pasiva serán los Consejos Comunales los que les facilitarán las cartas de consumo.
Desde luego, no podemos sentar una norma absoluta. Debe respetarse la autonomía de las Comunas, las cuales, si lo creen conveniente, podrán establecer otro sistema de intercambio interior, siempre que estos nuevos sistemas no puedan lesionar, en ningún caso, los intereses de otras Comunas.
Deberes del individuo para con la colectividad y concepto de la justicia distributiva. El Comunismo Libertario es incompatible con todo régimen de corrección, hecho que implica la desaparición del actual sistema de justicia correccional, y por lo tanto lo instrumentos de castigo (cárceles, presidios etc.)  
Conocer nuestra historia nos hará más fuertes.
Conceptúa esta Ponencia el determinismo social en la causa principal de los llamados delitos en el presente estado de cosas y, en consecuencia, desaparecidas las causas que originaban el delito, en la generalidad de los casos esta dejará de existir.
Así, pues, consideramos:
Ø Primero. Que el hombre no es malo por naturaleza, y que la delincuencia es el resultado lógico del estado de injusticia social en que vivimos.
Ø Segundo. Que al cubrir sus necesidades, dándole también margen a una educación racional y humana, aquellas causas habrán de desaparecer.
     Por ello, entendemos que cuando el individuo falte al cumplimiento de sus deberes, tanta en el orden moral como en el cumplimiento de sus deberes, serán las asambleas populares quienes, con un sentido armónico, den solución justa al caso.
     El Comunismo Libertario sentará, pues, su “acción correccional” sobre la Medicina y la Pedagogía, únicos preventivos  a los cuales la ciencia moderna reconoce tal derecho. Cuando algún individuo, víctima de fenómenos patológicos, atente contra la armonía que ha de regir entre los hombres, la terapéutica pedagógica cuidará de curar su desequilibrio y estimular en el sentido ético de responsabilidad que una herencia insana le negó naturalmente.
     La familia y las relaciones sexuales. Conviene no olvidar que la familia fue el primer núcleo civilizador de la especie humana, que ha llenado funciones admirabilísimas de cultura moral y solidaridad. Que ha sustituido dentro de la propia evolución de la familia con el clan, la tribu, el pueblo y la nación, y que es de suponer que aun durante mucho tiempo subsistirá.
     La revolución no deberá operar violentamente sobre la familia, excepto en aquellas familias mal avenidas, en las que reconocerá y apoyará el derecho a la disgregación.
     Como la primera medida de la revolución Libertaria consiste en asegurar la independencia económica de los seres, sin distinción de sexos, la interdependencia creada por razones de inferioridad económica, en el régimen capitalista, entre el hombre y la mujer, desaparecerá con él. Se entiende, por lo tanto, que los dos sexos serán iguales tanto en derechos como en deberes.
     El Comunismo Libertario proclama el amor libre, sin más regulación que la voluntad del hombre y de la mujer, garantizando a los hijos la salvaguarda de la colectividad y salvando a esta de las aberraciones humanas por la aplicación de los principios biológicos-eugénicos.
     Así mismo, por medio de una buena educación sexual, empezada en la escuela, tenderá a la selección de la especie, de acuerdo con las finalidades de la eugenesia, de de manera que las parejas humanas procrearán conscientemente, pensando en producir hijos sanos y hermosos.
Tod@s contra el fascismo.
     Sobre los problemas de índole moral que puede plantear el amos en la sociedad  comunista libertaria, como son los que hallen su origen en las contrariedades amorosas, la comunidad y la libertad no tienen más que dos caminos para que las relaciones humanas y sexuales se desarrollen normalmente, si no basta el consejo ni el respeto al derecho individual, habrá que recurrir a la ausencia. Para muchas enfermedades se recomienda el cambio de agua y de aire. Para la enfermedad del amor que es enfermedad al convertirse en tenacidad y ceguera, habrá de recomendar el cambio de Comuna, sacando al enfermo del medio en el que le ciega y enloquece, aunque no es presumible que estas exasperaciones se produzcan en un ambiente de libertad sexual.
     La cuestión religiosa. La religión, una cuestión puramente subjetiva del ser humano, será reconocida en cuanto permanezca al sagrario de la conciencia individual, pero en ningún caso podrá ser considerada como forma de ostentación pública ni de coacción moral ni intelectual.

     Los individuos serán libres para concebir cuantas ideas morales tengan por conveniente, desapareciendo todos los ritos.
     De la Pedagogía, del Arte, de la Ciencia, de la libre Experimentación.
     El problema de la enseñanza habrá que abordarlos con procedimientos radicales. En primer lugar el analfabetismo deberá ser combatido enérgica y sistemáticamente. Se restituirá la cultura a los que fueron desposeídos de ella, como un deber de reparadora justicia social que la revolución debe acometer, considerando que, así como el capitalismo ha sido el acaparador y detentador de la riqueza social, las ciudades han sido las detentadoras y acaparadoras de la cultura y de la instrucción.
     Restituir la riqueza material y la cultura son los objetivos básicos de nuestra revolución. ¿Cómo? Expropiando al capitalismo en lo material, repartiendo la cultura a los carentes en lo moral.
Estas han sido y siguen siendo
nuestras armas.
      Nuestra labor pedagógica deberá dividirse, por lo tanto, en dos tiempos. Tenemos una obra ideológica a realizar inmediatamente después de la revolución social, y una obra general humana dentro ya de la nueva sociedad. Lo inmediato será organizar entre la población analfabeta,  una cultura elemental, consistente, por ejemplo, en enseñar a leer, escribir, contabilidad, fiscicultura, higiene, proceso histórico de la evolución y de la revolución, teoría de la inexistencia de Dios,  etc. Esta obra pueden hacerla un gran número de jóvenes cultivados, los cuales la llevarán a cabo,  prestando con ello un servicio voluntario a la cultura, durante uno o dos años, debidamente controlados y orientados por la Federación Nacional de la Enseñanza, la cual, inmediatamente después de proclamarse el Comunismo Libertario, se hará cargo de todos los centros docentes, aquilatando el valor del profesorado profesional y del voluntario. La Federación Nacional de l Enseñanza apartará de esta a los que intelectual y sobre todo moralmente sean incapaces de adaptarse a las exigencias de una pedagogía libre. Lo mismo que para elcción del profesorado de primera que de segunda enseñanza se atenderá únicamente a la capacidad demostrada en ejercicios prácticos.

     La enseñanza como misión pedagógica dispuesta a educar a una Humanidad nueva, será libre, científica e igual para los dos sexos dotada de todos los elementos para ejercitarse en no importa que ramo de la actividad productora y del saber humano. A la higiene y la puericultura se le acordará un lugar preferente, educando a la mujer para ser madre desde la escuela.

     Así mismo se le dedicará especial atención a la educación exual, base de la superación de la especie.

     Estimamos como función primordial  de la pedagogía la de ayudar a la formación de hombres con criterio propio  –y  conste que al hablar de hombres lo hacemos con un sentido genérico-, para lo cual será preciso que el maestro cultive todas las cualidades del niño, con el fin de que este logre el desarrollo completo de todas sus posibilidades.

     Dentro del sistema pedagógico que pondrá en práctica el Comunismo Libertario quedará definitivamente excluido el sistema de sanciones y recompensas, ya que en estos dos principios radica el fenómeno de todas las desigualdades.

     El cine, la radio, las misiones pedagógicas –libros, dibujos, proyecciones- serán excelentes y eficaces auxiliares para una rápida transformación intelectual y moral de las generaciones presentes y para desarrollar la personalidad de los niños y adolescentes que nazcan y se desarrollen en la sociedad Comunista Libertaria.

     A parte el aspecto simplemente educativo, en los primeros días de la sociedad Comunista Libertaria asegurará a todos los hombres, a lo largo de su existencia, el acceso y el derecho a la ciencia, al arte, a la investigación de todo orden compatible con las actividades productoras de lo indispensable, cuyo ejercicio garantizará el equilibrio y la salud a la naturaleza humana.

     Porque los productores en la sociedad comunista libertaria, no se dividirán en
Una tribuna para la libertad.

manuales e intelectuales, sino que todos serán manuales e intelectuales a la vez. Y el acceso a la ciencia y a las artes será libre, porque el tiempo que se empleará  en ellas pertenecerá al individuo y no a la comunidad, de la cual se emancipará el primero, si así lo quiere, una vez haya concluido la jornada de trabajo, la misión del productor.

     Hay necesidades de orden espiritual, paralelas a las necesidades materiales, que se manifestarán con más fuerza en una sociedad que haya satisfecho las primeras y que deje emancipado moralmente al hombre.

     Como la evolución de una línea continúa, aunque algunas veces no sea recta, el individuo siempre tendrá aspiraciones, ganas de gozar más, de separar a sus padres, de superar a sus semejantes, de superarse a sí mismo.

     Todas estas ansias de superación, de creación –artística, científica, literaria-, de experimentación, una sociedad basada en el libre examen y en la libertad de todas las manifestaciones de la vida humana, no podrá ahogarla bajo ninguna conveniencia de orden material ni general; no las hará fracasar como ahora sucede, si no que, por el contrario, las alentará y las cultivará, pensando que no solo de pan vive el hombre, y que desgraciada humanidad que de pan solo viviera.

     No es lógico suponer que los hombres, en nuestra nueva sociedad, carezcan del deseo de esparcimiento. Al efecto, en las Comunas autónomas Libertarias se destinarán días de recreo general, que señalarán las asambleas eligiendo y destinando fechas simbólicas de la Historia y de la Naturaleza. Así mismo se dedicarán horas diarias a las exposiciones teatrales, al cinema, a las conferencias culturales, que proporcionarán alegría y diversión en común.

     Defensa de la Revolución. Admitimos la necesidad de la defensa de las conquistas realizadas por medio de la revolución, porque suponemos que en España hay más posibilidades revolucionarias que en cualquiera de los países que la circundan.  Es de suponer que el capitalismo de estos no se resigne a verse desposeído de los intereses que que en el curso del tiempo haya adquirido en España.

     Por lo tanto, mientras la Revolución Social no haya triunfado internacionalmente, se adoptarán las medidas necesarias para defender el nuevo régimen, ya sea contra el peligro de una invasión extranjera capitalista, antes señalado, ya para evitar la contrarrevolución dentro del país. Un ejército permanente constituye el mayor peligro para la revolución, pues bajo su influencia se forjaría la dictadura que habría de darle el fatal golpe de muerte.


Lla justicia social nos hará más humanos.
     En los momentos de lucha, cuando las fuerzas del Estado en su totalidad, o parte, se unan al Pueblo, estas fuerzas organizadas prestarán su concurso en las calles para vencer a la burguesía. Dominada esta, habrá terminado su labor.
     El pueblo armado será la garantía contra todo intento de restauración del régimen destruido por esfuerzo del interior o del exterior. Existen millares de trabajadores que han desfilado por los cuarteles y conocen la técnica militar moderna.

     Que cada Comuna tenga sur armamentos y sus elementos de defensa, ya que hasta consolidar definitivamente la revolución estos no serán destruidos para convertirlos en instrumentos de trabajo. Recomendamos la necesidad de conservación de aviones, tanques, camiones blindados, ametralladoras y camiones antiaéreos, pues es en el aire donde reside el verdadero peligro de invasión extranjera.

     Si llega ese momento, el pueblo se movilizará rápidamente para hacer frente al enemigo, volviendo los productores a los sitios de trabajo tan pronto hayan cumplido la misión defensiva. En esta movilización general se comprenderá  a todas las  persona de ambos sexos aptas para la lucha y que se aprestan a ella desempeñando las múltiples funciones defensivas necesarias para el combate.

     Los cuadros de defensa confederal, extendidos hasta los centros de producción, serán los auxiliares más valiosos para consolidar las conquistas de la revolución y capacitar a los componentes de ellos para las luchas que en defensa de la misma debamos sostener en grandes planos.

     Por tanto declaramos:

La prensa sin recortes, la
que nada calla 
Primero. El desarme del capitalismo implica la entrega de las armas a las Comunas, que quedarán encargadas de su conservación y que cuidarán, en el plano nacional de organizar eficazmente los medios defensivos.
Segundo. En el marco internacional, debemos hacer intensa propaganda entre el proletariado de todos los países para que estos eleven su protesta  enérgica, declarando movimientos de carácter solidario frete a cualquier tipo de invasión frente a cualquier intento de invasión por parte de sus respectivos Gobiernos. Al mismo tiempo, nuestra Confederación Autónoma de Comunas Libertarias ayudará, moral y materialmente, a todos los explotados del mundo, a liberarse para siempre de la monstruosa tutela del capitalismo y del Estado.

Palabras finales. He aquí terminado nuestro trabajo, más antes de llegar al punto final, estimamos que debemos insistir, en esta hora histórica, sobre el hecho de no suponer que ese dictamen deba ser algo definitivo que sirva de norma cerrada a las tareas constructivas del proletariado revolucionario.

La pretensión de esta ponencia es algo mucho más modesta. Se conforma con que el congreso viera en el las líneas generales del plan inicial que el mundo productor habrá de llevar a cabo, el punto de partida de la Humanidad hacia su libertad integral.

Que todo el que se sienta con inteligencia, arrestos  y capacidad mejore nuestra obra.
 



¡¡A nosotros no nos da miedo las ruinas  porque llevamos un mundo nuevo en nuestros corazones!!
Buenaventura Durruti
                                                                                                                                         
 



 



















 

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