La mayoría de las
personas entienden, como pudiera ser lógico, de lo utópico como algo tan difícil
que como si de regresar de la misma muerte se tratara y ponen cara de: ¡venga
coño, no me jodas… cuando se les habla de cosas como: ¡otro mundo es posible! O
cosas parecidas.
Esta semana leí en un diario, concretamente
en El Día de Tenerife, que el SCE (Servicio Canario de Empleo) despedirá a 300
empleados. (Seguramente será verdad eso de que a más trabajo, 6 millones de
parad@s, se necesitan menos empleados, como es costumbre escuchar de boca de
Rajoy.
Estos
acontecimientos nos parecerían normales, normales dentro del enorme manojo de
putadas que loe políticos, mercados o quien diablo sea, nos gastan a diario, si
no fuera por la similitud que tienen con el siguiente hecho:
En estos días, mi
compañera y yo nos hemos mudado de domicilio, por lo que nos dirigimos a la
compañía telefónica para que nos hiciera el traslado del teléfono y la señal de
internet, que como todos conocemos es un paquete ¡bien! Parece ser que la
compañía con la que tenemos contratados estos servicios no tiene señal en la
zona en que está ubicado el nuevo domicilio. Nuestra situación económica, como
la de millones de ciudadan@s, no es nada boyante si no todo lo contrario por lo
que a menudo nos encontramos en la obligación de aceptar condiciones como esa estafa
que llaman permanencia, pues bien. Por ese motivo, por la jodida permanencia,
la compañía de telefonía Jaztel se niega a darnos la baja de la línea aún comprometiéndonos
a pagar la sanción que, dicen, tienen estipulada para casos como el que
tratamos.
Después de que
pasaron más de dos horas pegados al teléfono hablando con l@s agentes con los
que no iban pasando; después de más de dos horas al teléfono, rodando de agente en agente, en la búsqueda de
una solución nos dicen: “hablen con el nuevo propietario para venderle la línea”.
Ahí mismo se terminó la conferencia. No porque nosotros la diéramos por
terminada, nuestro interés era y es buscar una solución, si no porque la señora
que nos estaba atendiendo, de la que no tomamos nombre, nos trancó la llamada.
En ese momento nos
sentimos completamente discapacitados… ¡estábamos indefensos! Queríamos
continuar con los servicios que ya teníamos y nos negaban la posibilidad. ¡No
era una ley que nos privaba de un derecho! Se trata de una compañía de
telefonía que saltándose la ley nos condenaba a mantener un servicio Y en una
vivienda de la que nos tenemos que marchar, servicio y que no podemos disfrutar
y que teníamos que seguir pagando.
He contado esta
historia, que es una historia que se repite constantemente, para ponernos en
situación y darnos cuenta de lo que está pasando. Si una empresa de telefonía nos
puede dejar kao a la primera, ya que continuamente nos remiten a las maquinas
cada vez que necesitamos hacer alguna gestión, mientras que cuando nos buscan
para vendernos sus mierdas dejan las maquinas a un lado y nos llaman directamente,
no importa la hora… estemos comiendo o durmiendo. No es así cuando somos
nosotros quienes necesitamos hablar con ellos para, como en mi caso, dar de
baja la línea. Ahí es donde establecen las barreras, las máquinas con las que
nos privan del derecho a decidir, en
este caso anular la contratación
privándonos del ejercicio de nuestros derechos a decidir cómo, que y
cuando, o con quién no tomaremos el siguiente café.
Ahora pensemos: si
una empresa puede controlarnos con sus maquinitas, que no podrá hacer el sistema
gubernativo. Imaginemos que el mismo modelo de gestión de las empresas de
telefonía lo adoptan en el SCE. Ahora, en la actualidad y desde hace años, no
hace falta aparecer por las oficinas del INEM para nada, solo si ellos nos
llaman tenemos la obligación de acudir. Sellamos por teléfono o por internet.
No os parece raro que nos dejen tanta libertad cuando siempre nos han tenido
haciendo colas, cuando siempre nos han tenido de allá para acá… que si a
sellar, que si esto, que si lo otro…
Se imaginan que
como está pasando en las empresas de telefonía, en el INEM nos atiendan desde
una maquinita y para hacer todas las gestiones y nos tengamos que pegar más de
dos horas pegados al ¡maldito teléfono! Y que al final una señora nos diga que
hace media hora que cambiaron la norma y que ahora es distinto y que su
reclamación no vale para nada porque la prestación que hasta el mes pasado le correspondía
está anulada por la reciente Orden Ministerial, y que le tranquen el teléfono,
y que como en la empresa de telefonía no habrá oficinas de atención al público… ¿Cuando llegue ese momento que haremos? ¡No podremos
hacer nada!... o casi nada.
La solución será
unirnos para derribar tanta injusticia, pero ya a la cola de los
acontecimientos.
Y ahora la última pregunta: ¿Por qué esperar
a que llegue lo irreparable? ¡Aún estamos a tiempo de evitar lo peor! ¡La calle
es nuestra!
¡TOMEMOS LA CALLE POR QUE AÚN NADA ESTÁ BAJO CONTROL!
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