Soria no descarta una subida
de la factura de la luz en el mes de abril
El ministro de
Industria señala que la medida dependerá de la evolución del precio del
petróleo
El ministro
de Industria, Energía y Turismo, José Manuel Soria, no descarta subidas de la
luz y advierte de que la reforma energética que prepara el Gobierno pasa por un
“aumento significativo por el lado de los ingresos y también por una
disminución en los costes”, así como por la aplicación de “medidas de
eficiencia” para racionalizar el consumo. “No descarto subidas en el segundo
trimestre”, afirmó el ministro este martes durante un desayuno organizado por
Intereconomía Confe
Las
declaraciones de Soria se producen a una semana de que se celebre la subasta
trimestral de energía (Cesur) que determina la mitad del recibo que pagan 22
millones de usuarios acogidos a la llamada tarifa de último recurso (TUR). La
otra mitad de la factura, constituida por los denominados peajes, depende de la
decisión del Gobierno. Sobre todo el proceso de revisión presiona la deuda
eléctrica, un agujero de 22.000 millones de euros, que el Ejecutivo debe
taponar por ley.
Para
solucionar el problema, Soria ha adelantado que deberán repartirse los
esfuerzos, lo que ha inquietado a las empresas eléctricas. Temen una quita al
estilo griego de la deuda que se les reconoce. Soria tranquilizó al respecto en
su intervención: esa posibilidad, dijo, “no se ha planteado en ningún momento”.
Para hacer
frente al problema, la Comisión Nacional de la Energía (CNE) propuso
la semana pasada una batería de medidas que incluyen desde la subida de las
tarifas a la revisión de las tarifas de las centrales termosolares, pasando por
la revisión de los conceptos que se incluyen en el recibo que pagan los
usuarios. La propuesta, cuya publicación causó gran malestar en Industria, ha
sido rechazada por la patronal eléctrica
(La CNE pide poner freno a las centrales termosolares para atajar el
déficit
El
desequilibrio entre ingresos y costes en el sistema eléctrico, que sumará este
año 23.312 millones de euros, es "insostenible". Así lo sostiene el
informe elaborado por la Comisión Nacional de la Energía (CNE) a requerimiento
del Ministerio de Industria. El documento, no vinculante y que cuenta con el
voto particular del presidente del organismo, Alberto Lafuente, propone adoptar
medidas a corto plazo "tanto sobre los costes de las actividades reguladas
como sobre el aplazamiento de inversiones previstas en la planificación
actual". Entre todas las medidas, destacan las referidas a las renovables
y en especial a las centrales termosolares.
La CNE,
aparentemente, ha aceptado los argumentos críticos de las empresas eléctricas
tradicionales que advertían del próximo estallido de la llamada "burbuja
termosolar". Así, el organismo propone revisar las primas que cobran este
tipo de centrales, laminándolas en el tiempo, así como limitar al 5% "de
la energía primaria" el uso de combustibles fósiles de apoyo al
funcionamiento de sus instalaciones.
Las medidas
de limitación de las centrales termosolares afectan, sobre todo, a un puñado de
empresas que acumulan 2.525 Megavatios autorizados para instalción. Se trata de
Abengoa, ACS, Acciona, Grupo Solar Milenium, Samca, Elecnor y Torresol. Las
empresas tradicionales acusan a la energía termosolar de ser la más cara entre
las renovables (320 euros MWh), con un coste anual de 2.000 millones anuales
que se prolongaría durante 25 años si nada cambiara y no se adoptaran medidas.
Las empresas termosolares, por supuesto, han rechazado las críticas.
Además de
recortar las primas en renovables, la CNE propone limpiar la tarifa, que en los
últimos años ha ido recogiendo y reconociendo costes en un contexto de aumento
de la demanda que se ha acabado. Entre otras cosas, el organismo propone que
los llamados costes extrapeninsulares, que compensan de alguna forma (sobre
todo a Endesa) la prestación del suministro en las islas, se atiendan desde los
presupuestos generales del Estado.
El informe,
según se apresuraron a destacar fuentes del sector eléctrico, no menciona para
nada posibles quitas en la deuda reconocida a las eléctricas ni la imposción de
nuevas tasas a las centrales nucleares o hidreoléctricas al estilo de lo
aprobado en otros países europeos, como Italia.
Por supuesto, el documento habla de
tarifas. En este apartado sostiene que, sin adoptar medidas como las que
propone, ni aumentando los llamados peajes (que suponen la mitad del recibo
eléctrico) de forma moderada (2% anual hasta 2016 o 10% anual hasta 2015), ni
de forma brusca (35,5% este año) se podría arreglar el problema. La apuesta es,
por lo tanto, una combinación de revisión de tarifas, limpieza de costes y
recortes en la actividad de renovables más costosa. En el caso de que se
aceptara el conjunto de medidas para arreglar el déficit, el incremento de los
peajes debería ser del 3% anual hasta 2014, con lo que quedaría resuelto en ese
año. En cualquier caso, precisa la CNE, el sistema que registra un exceso de
capacidad de generación (10%) que se mantendrá, al menos, hasta 2016).
Por otra parte, la Asociación de
Productores de Energías Renovables (APPA) pidió ayer que el Gobierno esclarezca
cuál es la cuantía real de los costes que se reconocen a las eléctricas al
prestar sus servicios para saber hasta qué punto coincide con las cantidades
que reclaman.
Las cuentas pendientes de la
energía
El Gobierno prepara la
reforma de un sector estratégico atenazado por la deuda
Es un asunto delicado
en un país con un sistema solo nominalmente liberalizado
Hay una dependencia
exterior brutal y un consumo de energía superior a la media europea
La cirugía sin anestesia, de combate, que está
practicando el Gobierno en la economía ha tocado hueso y se acerca al nervio.
Tras la reforma financiera y la del mercado de trabajo, toca reformar el
sistema energético. Es un asunto delicado en un país con un sistema solo
nominalmente liberalizado, con una dependencia exterior brutal (80%) y un
consumo de energía que es un 20% superior a la media europea por unidad de PIB.
La reforma es crucial. No solo porque afecta a uno
de los núcleos de poder e influencia más importantes del país, sino por la
delicada situación que atraviesa, con una fuerte caída de la demanda de
electricidad (2,1% en 2011, hasta el mismo nivel que 2006), un exceso evidente
de potencia instalada (100.576 MW) y una fuerte competencia —forzada, según las
empresas tradicionales— de las energías renovables, que el pasado año cubrieron
el 33% de la demanda.
Con todo, el gran problema a resolver se llama
déficit tarifario, una deuda contraída —por todos— con las grandes compañías
eléctricas, que supera los 24.000 millones de euros acumulados en poco más de
una década y que nadie sabe muy bien cómo resolver sin conflictos. Esa deuda convierte
a España en una excepción. Es “el único país del mundo en el que los clientes
mantienen una deuda con el conjunto del sector eléctrico, que se acumula
creciendo de forma crónica año a año”. La descripción es de la consultora PwC en su
informe
La deuda contraída y reconocida a las eléctricas es la
mitad del saneamiento impuesto a la banca (52.000 millones de euros)
Pero hay que aclarar qué es el déficit tarifario. Y
nadie mejor para contestar que la Comisión Nacional de la Energía (CNE): “Es la
diferencia entre el coste real de la electricidad y el precio que los usuarios
están pagando por ella”. Bien. Y ¿por qué se produce? “Hasta 2007”, explican
los expertos de PwC, “porque la tarifa eléctrica vigente en esos años no
recogía adecuadamente el coste de adquisición de la energía”. A partir de julio
de 2008, por la diferencia entre los ingresos que se obtienen de los peajes que
pagan los clientes y los costes reconocidos a las actividades reguladas del
sector eléctrico (transporte, distribución y primas a las renovables,
fundamentalmente).
La dimensión del nudo que debe desatar el nuevo
ministro de Industria, José Manuel Soria, se comprende mejor si se comparan los
números. La deuda contraída y reconocida a las eléctricas es la mitad del
saneamiento impuesto a la banca (52.000 millones de euros) y casi el doble de
la deuda del sistema sanitario público (15.000 millones). En números redondos,
casi un 3% del producto interior bruto español.
Más como manifestación de voluntad que como medida
efectiva, Soria aprobó a las pocas semanas de hacerse cargo del ministerio una
moratoria temporal de las primas que reciben y que este año se situarán en
7.200 millones de euros. Pero la moratoria, que no afecta a los proyectos
termosolares ya registrados, apenas supondrá un ahorro anual de 160 millones de
euros. Una gota en el mar. Aunque sí lanza un mensaje claro: las cosas van a
cambiar, y mientras cambian, la cartera estará más cerrada.
Soria repite la misma idea: la solución a los
problemas no recaerá solo sobre los consumidores

Así pues, son dos los problemas inmediatos a
resolver: el déficit de tarifa —que no deja de ser una factura aplazada a 15
años— y el desarrollo de las energías renovables. Los dos problemas están
relacionados. Para las grandes compañías energéticas agrupadas en la asociación
patronal Unesa, las renovables son la causa principal de la deuda que oprime el
sector por una doble vía: reciben primas en una cuantía que no está justificada
y se benefician de una regulación que expulsa del mercado a unas tecnologías
tradicionales que, en cualquier caso, son necesarias para respaldar el
funcionamiento de sistemas todavía inmaduros.
Hasta el momento, Soria y su equipo para el área
energética, dirigido por el exvicepresidente de la CNE, Fernando Martí, han
encarado los problemas sin concretar medidas. “No nos ha recibido”, se quejaba esta
misma semana el consejero delegado de una de las grandes compañías. Por parte
de Soria, silencio y una idea repetida de varias formas y maneras allí donde ha
habido ocasión: la solución a los problemas no recaerá solo sobre los
consumidores. La idea no es original de Soria; el primero que la manejó fue el
presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, en su discurso de investidura.
El ministro ha deslizado
que reformará el mercado gasista para evitar que se reproduzca la situación
creada en el sector eléctrico
Mientras Soria y Martí estudian cómo tratar la
delicada y cara vajilla energética sin romper piezas, el ministro ha deslizado
algunas líneas de lo que piensa aplicar: reformar el mercado gasista para
evitar que se reproduzca la situación creada en el sector eléctrico; mantener
las ayudas al carbón —un asunto que cuesta más de 500 millones al año y con
evidente impacto político en las zonas mineras del país— y aprovechar al máximo
todas las tecnologías de generación disponibles, lo que incluye las centrales
nucleares y la anunciada renovación del permiso de funcionamiento de Garoña.
Son pinceladas gruesas, aún por afinar, pero que
han bastado para inquietar a las grandes compañías energéticas, que temen, con
fundamento, que tras la moratoria “temporal” a las renovables, les haya llegado
la hora del sacrificio. Si Economía (Luis de Guindos) logró imponer el gesto de
recortar el salario de los banqueros apoyados con fondos públicos, no hay
razón, admiten en el sector, para que el Ejecutivo no tenga otro gesto con
fácil rédito de imagen al imponer supuestos sacrificios a las grandes empresas.
Una puerta abierta
a la quita
El ministro Soria, sin despejar la incógnita, ha
dejado la puerta abierta a lo que más temen los grandes empresarios del sector
eléctrico: alguna forma de quita en la deuda reconocida a las empresas. Lo
hizo, sin ir más lejos, la pasada semana en el transcurso de un almuerzo en el
Foro Nueva Economía: “No se puede admitir que el déficit tarifario se convierta
en un problema de déficit público”, argumentó. De alguna forma, sostiene el
exconsejero de la CNE Jorge Fabra, ya lo es. Porque en su opinión, “el déficit
tarifario a través de la titulización [colocación en los mercados con aval del
Estado], compite con el Tesoro en la colocación de la deuda soberana”. Fabra
considera que no puede haber quita en la deuda reconocida “porque ese dinero,
incorporado al balance de las empresas, ya se ha repartido, entre otras cosas,
en forma de dividendo”. Sí se puede actuar, asegura, en el proceso de colocación
de la deuda, que debería, en su opinión, correr a cuenta de las empresas.
En un sector tan especializado los números se examinan
al céntimo para armar las críticas. Sobre el termosolar, los números caen de
punta
La cuestión es que, con el ajuste a la vista, cada
cual defiende sus intereses lo mejor que puede y sabe. Iberdrola, Gas Natural
Fenosa y Endesa, los grandes, apuntan sin disimulo a una tecnología, la
termosolar (centrales que utilizan espejos durante el día para calentar
fluidos, generar vapor y producir electricidad) como la principal responsable
de los desequilibrios que amenazan al sistema en el futuro. El hecho de que en
la moratoria para las renovables recién aprobada se haya respetado el plan de
instalación de plantas termosolares preregistradas (2.525 megavatios) no ha
hecho más que aumentar las críticas. “Nueva burbuja”; “una locura”; “un agujero
imposible de financiar”. Las descalificaciones vuelan como cuchillos.
Los destinatarios de tanta crítica son un puñado de
empresas que acumulan 2.525 megavatios autorizados en preregistro. Se trata de
Abengoa, ACS, Acciona, Grupo Solar Milenium, Samca, Elecnor y Torresol. Los
tres primeros grupos controlan más del 50% de los megavatios autorizados.
En el modelo ideal, con sobrecapacidad de generación y
demanda a la baja, los precios deberían tender también al descenso. Y sin
embargo, no es así
En un sector tan especializado como el eléctrico,
los números, para bien y para mal, se examinan al céntimo para armar las
críticas. Y sobre el sector termosolar, los números caen de punta. Como chuzos.
Según las cuentas que circulan por las grandes empresas, la termosolar es la
más cara de las renovables (320 euros MWh) y tendrá un coste para el sistema de
2.000 millones de euros al año si se cumplen las previsiones y se instalan los
2,5 GW autorizados. Un coste que se extendería durante al menos 25 años. En
2011 las empresas cobraron en torno a 400 millones de euros y en 2012 la
previsión apunta a 553 millones.
Por supuesto, las empresas agrupadas en la
asociación Protermosolar también manejan números. Favorables, faltaría más.
Según las cuentas elaboradas por la consultora Deloitte, en 2020 los proyectos
termosolares contribuirán al PIB con 3.516 millones al año, ahorrarán la
importación de 140.692 toneladas equivalentes de petróleo (tep) y en 2015 su
actividad habrá ahorrado la emisión a la atmósfera de 3,1 millones de toneladas
de gases.
Visiones absolutamente divergentes en un sector, el
energético, que ha registrado un importante proceso especulativo con los
huertos solares y que tiene poco que ver con lo que, en numerosas ocasiones, se
ha publicitado para el sector eléctrico: una actividad teóricamente en
competencia, liberalizada y moderna.
Escasa competencia y fiscalidad elevada
Aunque la teoría se quiebra. En el modelo ideal,
con sobrecapacidad de generación —las centrales de ciclo combinado, que suman
más de 25.000 megavatios, solo funcionan una cuarta parte de las horas
posibles— y demanda a la baja, los precios deberían tender también al descenso.
Y sin embargo, no es así. Las razones son múltiples. La escasa competencia y la
fiscalidad de la electricidad explican en parte el problema. Hasta un 28% de la
factura son impuestos. Y de los costes totales del sistema (en torno a 31.000
millones), más de un tercio tienen que ver con decisiones de política
energética o lo que es lo mismo, con decisiones que toma el Gobierno de turno.
Un error, como sucedió con la estimación del negocio solar fotovoltaico, o una
decisión política arriesgada —contener artificialmente las tarifas eléctricas,
como se hizo en 1998— puede hipotecar el futuro.
Y luego toca enmendar errores. El consejero
delegado de Gas Natural Fenosa, Rafael Villaseca, es uno de los representantes
del sector eléctrico y gasista que ha solicitado “limpiar” la tarifa eléctrica
de todo aquello que, estrictamente, no es electricidad. Desde el coste de
mantener el sistema en Baleares y Canarias, los llamados extrapeninsulares,
hasta las subvenciones al carbón, pasando por la llamada interrumpibilidad
(descuentos a las grandes industrias por admitir restricciones de suministro en
caso necesario), que suman, según sus números, 600 millones por año.
En el descontrol de los
huertos solares, que en 2010 ya sobrepasaban en un 800% el objetivo fijado,
tuvo que ver la duplicidad de competencias
Pero en un contexto de crisis, el responsable de
Industria lo tiene difícil para taponar agujeros sin soliviantar ánimos. Y no
se trata solo de empresas. En el descontrol de los huertos solares, que en 2010
ya sobrepasaban en un 800% el objetivo fijado en 2005 para su desarrollo,
además de la favorable retribución, tuvo mucho que ver la duplicidad de
competencias entre el Estado central y las comunidades autónomas. Es algo a
solucionar. Pendiente.
Como pendiente está una apuesta decidida por el
ahorro energético. Es una cuestión económica fundamental, mal resuelta hasta
ahora y que ha hecho perder competitividad al conjunto de la economía.
Y aunque con las dificultades económicas las
cuestiones medioambientales parecen haber pasado a un segundo plano, no
conviene perderlas de vista. Lo recuerda en sus documentos la Agencia
Internacional de la Energía (AIE), que, para frenar el cambio climático,
considera que el 60% de las medidas a adoptar deberían ser acciones
relacionadas con la eficiencia energética; el 20% relacionadas con las energías
renovables; en un 10%, con la energía nuclear, y en otro 10%, con el secuestro
de carbono
Soria se apoya en el Supremo
para subir el recibo de la luz en abril
El ministro Soria
matiza que el aumento no puede ir todo a cargo del consumidor
Las eléctricas
presionan para evitar tasas o quitas voluntarias de la deuda

El alto tribunal dice que no afecta a la regulación
del bono ni a sus beneficiarios
Declara en una sentencia que el mecanismo es
“discriminatorio” y “no transparente”
Obliga a reintegrar a Iberdrola lo abonado
La Sala de lo Contencioso del Tribunal Supremo ha
declarado inaplicable la obligación de las empresas de generación de energía
eléctrica de financiar el bono social y ha reconocido a Iberdrola el derecho a
que le sean reintegradas las cantidades que haya abonado por ese concepto. La
sentencia declara que no queda afectada la regulación del bono social y de sus
beneficiarios (pensionistas mínimos, familias numerosas y familias con todos
sus miembros en paro), pero deja en el aire a quién corresponde financiarlo, al
eximir a las eléctricas de dicha obligación.
La sentencia cuenta con el voto particular del
magistrado Juan Manuel Bandrés Sánchez-Cruzat que asegura que la obligación de
las eléctricas de financiar un bono destinado a los clientes más vulnerables
constituye una medida de política social que no es discriminatoria ni
arbitraria y se justifica en el interés económico general. El bono social,
según los cálculos hechos en su día por el Ministro de Industria, iba a
beneficiar aproximadamente a cinco millones de hogares y unos 11 millones de
ciudadanos para garantizar la congelación del precio de la luz hasta el año
2012.
La sentencia, de la que ha sido ponente el
magistrado Eduardo Espín, estima un recurso de Iberdrola, que consideró
“discriminatorio” que la financiación del bono social recayese sobre las
empresas “de generación eléctrica” en vez de sobre otras del sector, así como
“arbitraria” la selección de empresas que debían financiarlo y en la media que debían
hacerlo.
Según el Supremo, no cabe duda de que el bono
social debe considerarse como “una media de protección a los clientes finales
socialmente vulnerables” destinada a los usuarios de la tarifa de último
recurso que tengan potencia contratada inferior a 3 kilovatios, pensionistas
que perciben la pensión mínima, familias numerosas o con todos sus miembros en
paro. Se trata de colectivos de una “situación económica y social de
vulnerabilidad”, pese a “determinadas insuficiencias” del Real Decreto-ley 6/2009
que regula el bono social, como “la falta de fijación de un indicador de renta
per cápita familiar”.
Sin embargo, “un examen detenido de la regulación”
revela, según el Supremo, que “el mecanismo de financiación del bono social —no
el propio bono social—, supone una obligación para las empresas generadoras
obligadas a participar que debe calificarse de discriminatoria y no
transparente”.
El Supremo considera la regulación
“discriminatoria” porque carga toda la financiación del bono social en unas
empresas concretas de un sector, el de “generación de energía eléctrica” y no
se justifica porque no han de ser todos los sectores empresariales
intervinientes de ese sector (generación, transporte, distribución), o “la
generalidad de los usuarios o unos y otros, o simplemente, con cargo al
presupuesto estatal, dado que en definitiva se trata de la financiación de una
ayuda social”.
“Seguramente el Gobierno español pueda optar” dice
la sentencia, “porque sea el propio sector eléctrico en que se haga cargo e incluso
una parte de dicho sector”. Pero en tales casos “resulta imprescindibles que se
aduzcan razones suficientes y razonables para ello, que en el presente caso no
se expresan”.
"Discriminatoria y carente de
transparencia"
La Sala ve igualmente “discriminatoria y carente de
transparencia” la carga de la financiación a una “lista nominativa de
empresas”, entre ellas Endesa, Iberdrola, Gas Natural, Unión Fenosa, etcétera…
y en unos porcentajes “cuya razón última se desconoce”, lo que impide verificar
y controlar a cada una de ellas la exactitud o corrección de dichos
porcentajes.
En definitiva, la sentencia declara que no queda
afectada la regulación del bono social y de sus beneficiarios, sino tan solo el
mecanismo de financiación. El fallo declara inaplicables el mecanismo de
liquidación del bono social y las tarifas de referencia para su aplicación, al
quedar sin cobertura legal.
El magistrado José Manuel Bandrés disiente de la
sentencia por entender que el gobierno estableció el bono social como
legislador de urgencia para proteger a los clientes más vulnerables en un
contexto de liberalización del sector eléctrico. El Gobierno aprueba nuevas
medidas para la liberalización "ordenada" del sector eléctrico
La nueva norma tiene en cuenta el futuro mercado
ibérico de la electricidad de España y Portugal para refinir la nueva
estructura del sector
El Real Decreto aprobado hoy es un desarrollo
reglamentario del Real Decreto-Ley 5/2005 de Medidas Urgentes para el Impulso
de la Productividad en relación con el Sector Eléctrico.
En su contenido figuran la reorganización de la
estructura del mercado de producción de energía eléctrica, la racionalización
de las instalaciones de distribución y la homogeneización de las condiciones de
contratación en los mercados libre y regulado.
El Gobierno ha tenido en cuenta el Mercado Ibérico
de la electricidad para definir la nueva estructura del mercado de producción
de energía eléctrica en esta nueva norma.
Objetivo: que el mercado libre y el regulado tengan
las mismas condiciones
La finalidad de esta nueva estructura es la
homogeneización de las condiciones para el mercado libre y el regulado. A
juicio del Gobierno, esto debería redundar en "en un incremento de
consumidores que pasarán a comprar su energía en el mercado liberalizado".
Las medidas concretas se refieren a la instalación
de equipos de control de potencia, a la unificación del tratamiento del consumo
de energía reactiva y del pago de garantía de potencia de consumidores tanto en
el mercado libre como en el regulado.
La primera medida habla sobre igualar las
obligaciones, en ambos mercados, de control de la potencia contratada por los
consumidores domésticos, que antes era opcional en el regulado, mediante planes
anuales de las empresas distribuidoras.
Se elimina, además, la posibilidad de que, para las
mismas características de consumo, un usuario tenga la posibilidad de elección
entre varias tarifas, de tal forma que con ello se asegure que cada tipo de
consumidor cubra los costes que provoca al sistema.
Por último, se recogen una serie de requisitos
acerca de la información que se debe suministrar al consumidor sobre el origen
de la electricidad consumida y su impacto en el medio ambiente, a la vez que se
regulan los requisitos mínimos a que deben ajustarse los contratos suscritos
con los clientes domésticos.
Bandrés mantiene que debería haberse desestimado en
su integridad el recurso de Iberdrola en cuanto a que la aprobación del bono
social no es contrario al Derecho Comunitario europeo ni infringe la
Constitución, como sostiene la Sala.
Por el contrario, el magistrado discrepante
entiende que una medida que promueve y facilita el acceso al servicio público
de suministro eléctrico a las personas mas desfavorecidas, “no se revela ni
contraria al mantenimiento de la unidad del mercado común en el sector
eléctrico, ni a la libertad de establecimiento, ni a la libertad de empresas,
ni es discriminatoria o arbitraria, en cuanto que dicha obligación es
necesaria, está justificada por perseguir el interés económico general y es,
asimismo, proporcionada”.)
que dan la
razón a las eléctricas al cuestionar los manejos técnicos del recibo —pactados
entre PSOE y PP en 2011— para mantener congelado el recibo de la luz desde
junio del pasado año mientras el déficit del sistema se disparaba camino de los
24.000 millones de euros. Los autos del Supremo, que eximen a las compañías hasta de financiar el llamado bono social para
pensionistas de bajos ingresos, familias numerosas y parados, apuntalan una
subida tarifaria que hasta la Comisión Nacional de la Energía (CNE) considera
necesaria.

Por partes. Para cumplir con los autos del Supremo,
reconsiderando las subidas de la parte regulada del recibo (los llamados
peajes) de los últimos seis meses y el bono social, los peajes, debería subir
más del 30%, sostienen las empresas. Puesto que esos peajes suponen en torno a
la mitad de la factura, la subida en el recibo debería rondar el 15%. Como tal
aumento, en un contexto de crisis profunda, parece improbable: Soria repitió
este jueves que “se equivoca radicalmente quien piense que el cumplimiento de
los dictámentes del Supremo recaerá en la espalda de los consumidores”. Lo más
sensato es pensar en una subida más moderada, de en torno al 5% en los peajes,
lo que limitaría la subida final del recibo entre el 2,5% y el 3%. A la
contención debe contribuir el hecho de que el segundo trimestre, en términos de
precio de energía —que supone la mitad del recibo— suele ser favorable. La subida
irá acompañada de un decreto para elevar el techo de déficit previsto por ley
para este año (1.500 millones) y evitar incumplir la normativa en vigor —la
base de los autos del Supremo— que obliga a eliminar el déficit de tarifa en el
año 2013. Para más tarde quedará la consideración de medidas tendentes a acabar
de una vez con la deuda —en línea con las recomendaciones de la CNE— y dotar al
sector de una nueva regulación que sustituya a la vigente desde el año 1996.
Desde las empresas, y especialmente desde la patronal que las agrupa, Unesa, la
presión para evitar medidas indeseadas, ya sea la imposición de tasas a
centrales nucleares o hidroeléctricas o quitas más o menos voluntarias de la
deuda reconocida, es continua.
Los mensajes llegan al secretario de Estado de Energía,
Fernando Martí, antiguo vicepresidente de la CNE, que mantiene contactos con
las empresas para “escuchar”, aseguran fuentes de las compañías, no para
adelantar medidas. Se trata, sobre todo, de cartografiar un problema que tiene
muchas caras: desde una tarifa convertida en cajón de sastre —en ella cabe
desde un IVA del 18% hasta las ayudas al carbón—, pasando por las competencias
de las comunidades o los bandazos en las renovables
Me parece que el problema no es, nuclear o termo solar. ¿Porqué, no pensar en que se trata de impuestos que nos están imponiendo a los ciudadanos por medio de los precio? Me pregunto... ¿Porqué se quejan tanto... "que si termo solar, que si nuclean... que si patatín, que si p... Se habla mucho, o todo, de la reforma laborar y de que hay que hacer una Huelga General, que no digo que no, pero que es lo que está pasando entre tanto (Huelga si, Huelga no) : pues, sencillamente que nos están friendo con las continuas subidas de precios. La última subida de luz ha sido del 10%. ¿A cuánto asciende el 10% de total de los bolsillos de los consumidores... hagan la cuenta, hagan las cuentas y verán el fraude del que somos objeto los ciudadanos/as españoles, españoles palabra que tengo excluida de mi diccionario y que me ha salido de puritita rabia. Claro que hace falta una Huelga, ¡una Huelga General Revolucionaria es lo que tenemos que hacer! Que la crisis ha reducido las escalas sociales, a mi no me cabe ninguna duda. Pongámonos de acuerdo ahora que todos/as tenemos, o deberíamos tener claro que nuestros intereses son los mismos. No se trata de una subida más de precios, es una estafa que se está cometiendo contra todos/as nosotros/as es, LA GRAN ESTAFA!!!
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