domingo, 2 de febrero de 2014



    El lupanar de los mediocres

     Mientras 25 señores en calzoncillo corren de tras de una pelota, una jauría humana grita enfebrecida mientras descarga la adrenalina acumulada durante largas y aburridas jornadas de trabajo.
     En las butacas de preferencia se sitúan las élites sociales y desde las gradas más cercanas, al escenario o terreno de juego, hasta las más alejadas, situadas más allá de los 100 metros de distancia, se van reagrupando las diferentes clases sociales que conforman las manadas de la gran pirámide futbolera.
     La razón, abandonada por unos y por los otros, (ya que se trata de dos grandes grupos que rivalizan por la posesión de un título cuya finalidad principal es el dinero, el dinero que se llevan unos pocos claro está) va de dueño en dueño (de grupo en grupo) durante la hora y media que dura la competición.
     Tanto en un grupo como en el otro, ambas aficiones permanecen unidas,  en la pasión de victoria sobre el oponente. Así tod@s , en comunión, lanzan sus gritos, cuando entienden que el jugador nº 23 les perjudica en sus decisiones de arbitraje, jueces que de forma permanente reciben los insultos, cuando no los golpes, de la enfervorecida masa (···). Aquí, todos se creen grandes gladiadores… unos más que otros ¡claro!¡el bolsillo manda!
      Nadie se acuerda de la crisis, unos porque los problemas no les pasan ni por el barrio de al lado, y los otros porque la fiebre del atontamiento, que padecen a causa del engaño de los que se sitúan en las gradas preferentes, que con un comportamiento que en nada se diferencia de la más indeseable conducta de la chusma que habita el arroyo, no les deja ver más allá de sus narices, perdiendo las formas y composturas de forma repugnante e indeseable: mientras un jefe de gobierno se revolcaba por los suelos el Bobon hacía lo propio, entre tanto la reina, que se salía del cuadro, mostraba su reconocimiento y contrariedad hacia lo que se estaba desarrollando en el tapiz. ¡Qué vergüenza! ¡Son un@s auténtic@s leguley@s!
     En este escenario no más hay diferencias sociales que la que apuntamos al principio: ¡tod@s son iguales! ¡Tod@s gritan e insultan!... Demostrando con sus ademanes, gestos y demás expresiones en todos los estilos lo que realmente son: ¡chusma!
     Desde esta, improvisada, grada (grada encontrada por el azar)  se puede ver a toda esta jauría de títeres conformada por  tod@s y cada un@.  Y de nuevo nos da que pensar, y  la conclusión es sencilla:
¡Esta chusma es la que nos gobierna! 

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