El
lupanar de los mediocres
Mientras 25 señores en calzoncillo corren
de tras de una pelota, una jauría humana grita enfebrecida mientras descarga la
adrenalina acumulada durante largas y aburridas jornadas de trabajo.
En las butacas de preferencia se sitúan
las élites sociales y desde las gradas más cercanas, al escenario o terreno de
juego, hasta las más alejadas, situadas más allá de los 100 metros de distancia,
se van reagrupando las diferentes clases sociales que conforman las manadas de la
gran pirámide futbolera.
La razón, abandonada por unos y por los
otros, (ya que se trata de dos grandes grupos que rivalizan por la posesión de
un título cuya finalidad principal es el dinero, el dinero que se llevan unos
pocos claro está) va de dueño en dueño (de grupo en grupo) durante la hora y
media que dura la competición.
Tanto en un grupo como en el otro, ambas
aficiones permanecen unidas, en la
pasión de victoria sobre el oponente. Así tod@s , en comunión, lanzan sus
gritos, cuando entienden que el jugador nº 23 les perjudica en sus decisiones
de arbitraje, jueces que de forma permanente reciben los insultos, cuando no
los golpes, de la enfervorecida masa (···). Aquí, todos se creen grandes
gladiadores… unos más que otros ¡claro!¡el bolsillo manda!
Nadie se acuerda de la crisis, unos porque los
problemas no les pasan ni por el barrio de al lado, y los otros porque la
fiebre del atontamiento, que padecen a causa del engaño de los que se sitúan en
las gradas preferentes, que con un comportamiento que en nada se diferencia de
la más indeseable conducta de la chusma que habita el arroyo, no les deja ver
más allá de sus narices, perdiendo las formas y composturas de forma repugnante
e indeseable: mientras un jefe de gobierno se revolcaba por los suelos el Bobon
hacía lo propio, entre tanto la reina, que se salía del cuadro, mostraba su
reconocimiento y contrariedad hacia lo que se estaba desarrollando en el tapiz.
¡Qué vergüenza! ¡Son un@s auténtic@s leguley@s!
En este escenario no más hay diferencias sociales
que la que apuntamos al principio: ¡tod@s son iguales! ¡Tod@s gritan e insultan!...
Demostrando con sus ademanes, gestos y demás expresiones en todos los estilos
lo que realmente son: ¡chusma!
Desde esta, improvisada, grada (grada
encontrada por el azar) se puede ver a toda
esta jauría de títeres conformada por tod@s
y cada un@. Y de nuevo nos da que pensar,
y la conclusión es sencilla:
¡Esta chusma es la que nos gobierna!
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