La obra que construyeron nuestros
progenitores sigue intacta en el tiempo, un tiempo que arrastra unos cuantos
años. Ell@s, nuestros abuelos entendían las cosas de manera muy diferente a
como se entiende en nuestros días. El
sentido que emplearon para algo por lo que hoy la mayoría de familias está a la
greña, la propiedad de la tierra.
Puedo imaginar la felicidad de aquellas
gentes que lo tenían todo al mismo tiempo que nada era suyo, porque todo era de
todo@s.
Está claro que lo que menos conflicto
genera hoy es la herramienta, si dejamos aparte las motorizadas que valen una
pasta y que en algunas zonas ya han llegado a acuerdos para mancomunarlas.
Entre otras cosas porque se han dado cuenta que una máquina no se amortiza en
una pequeña huerta y sí, si es utilizada por el conjunto de labradores que
forman una asociación.
Lo que ya es más difícil es hacer con las
tierras lo mismo que con la máquina, de manera que todo sería de todos, claro
está, mientras lo trabajan y el rendimiento sería mucho mayor.
Algo así es lo que hacían nuestros abuelos.
Ellos tenían un buen conocimiento de astrología, por la que se guiaban para la
siembra y la recolección, y además se agruparon para que sus oportunidades en
la lucha con el medio fueran mayores, de manera que cuando alguien perdía la
cosecha era ayudado por el resto del
grupo y en el peor de los casos, siempre conseguían los mínimos de producción
para poder se alimentar.
Como todo grupo que pretende la
cooperación del conjunto de l@s asociad@s utilizaron la asamblea como
herramienta de discusión y acuerdo, para lo cual construyeron sus centros de
reuniones como el ejemplo que aparece a continuación:
La reproducción de este artículo es fiel cien x cien de lo publicado en el diario El Día en su edición del jueves 22 de agosto de 2013 |
Pero, por qué no echar a volar nuestra imaginación: En el pueblo nos enteramos que las cosas en la ciudad estaban yendo muy mal… una gran crisis estaba acabando con todo y con los excedentes de las cosechas se estaba prestando una gran ayuda a las gentes que se quedaron sin trabajo.
Las asambleas se están reuniendo más a menudo
que de costumbre y aunque no se puede socorrer a todos, el apoyo que se está
prestando está aliviando un poco la situación. En la última asamblea se acordó
que todas las tierras que quedaban disponibles se van a preparar para la próxima
campaña de siembra. La propuesta partió del grupo de jubilad@s que se
comprometieron a echar una mano, Sin duda, con su experiencia las cosas
caminarán mejor.
Hace tiempo que a los mayores se les perdió en respeto. No me refiero a ese respeto que infunde cariño, que también en algunos casos por suerte lo menos, si no a ese otro que a las personas nos despoja de la tan necesaria auto estima, proliferando frase como: ¿pa qué vale, si ya es viejo?... dejamos de valorar lo más valioso y por el camino vamos perdiendo conocimientos que no hemos dejado que se nos trasmitan, que no hemos dejado a la experiencia y sabiduría de ¡esos viejos! no pudieran trasmitir... porque... ¿Qué sabemos nosotros de astrología!
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